Bienvenido al Territorio Kawesqar. Aquí encontrarán información relevante sobre este pueblo originario.
El Territorio contiene cuatro temas principales: Pueblo (Historia, Gente, Lugar, Costumbres), Lengua (Uso, Palabras) y Mundo Espiritual (Rituales, Cosmovisión). También hay un Mapa Interactivo que hace un recorrido por el Territorio en forma animada. Los profesores y alumnos encontrarán estos contenidos (textos e imágenes) en página única que podrán imprimir y leer con calma.
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Cuando retornó a Puerto Edén motivó a sus hermanos de raza y los entrenó militarmente, haciéndolos trabajar para mejorar sus condiciones de vida. Después de una corta estadía de un mes regresó a Santiago y permaneció dos años más en la capital, allí se casó con una enfermera chilena y, en 1949, regresó solo a su tierra natal.
En Puerto Edén se incorporó como subalterno a la Radio Estación que pertenecía a la Aviación y estaba a cargo de don Carlos Gaymer Gomez.
Un día sucedió lo insólito: Lautaro desapareció en compañía de una mujer de su pueblo. Se había fugado de la civilización en una canoa para regresar a la vida nómade. Detrás de él se fueron los kawésqar y, bajo su dirección instalaron una nueva comunidad indígena en San Pedro. Allí se dedicaron a la caza de lobos y nutrias y a la venta de pieles finas.
Durante tres años los kawésqar regresaron a su antigua vida de cazadores nómades organizados y con un jefe.
A comienzos de 1953 Lautaro junto a otros kawésqar, se ahogó en Puerto Calatur, en el estuario del río Baker. Fue una desgracia para este pueblo. Los integrantes de este grupo, tras este hecho, regresaron a Puerto Edén.
Fuentes: Islas de Chile. San Martín. Ed. Quimantú.
Nota corregida con aportes de Carlos Eden-Maidel, miembro de la comunidad kawésqar que vive en Nueva York.
Al sur del Golfo de Penas, en el canal Messier, se ubican las islas Wellington, Serrano y Gueyeneco.
Después de atravesar el paso llamado Angostura Inglesa, aparece la isla Wellington, un conjunto de islotes que ocultan la pequeña ensenada donde se enclava Puerto Edén. Esta es una caleta rodeada de altas montañas en cuyas faldas crece abundante vegetación. En ella existe una estación meteorológica de la Armada de Chile, una misión salesiana y un grupo de cabañas donde viven los kawésqar.
En 1940, en tiempos de don Pedro Aguirre Cerda, un joven kawésqar de Puerto Edén, de unos diez años de edad y muy inteligente, fue llevado a estudiar primero al Colegio Saleciano de Punta Arenas y luego ingresó a la escuela de Especialidades de la Fach.
La idea era civilizarlo y luego devolverlo a su lugar de origen para que ayudara al progreso de su comunidad.
Se le llamó Lautaro Edén Wellington.
Las canoas eran denominadas Kájef estaban hechas de corteza de árbol, extraída con herramientas de hueso y piedra.
La técnica para construirlas era la siguiente: aplanaban las cortezas bajo el agua, poniéndole grandes piedras encima.
Para darles la forma requerida, las ablandaban con fuego.
Las cortezas eran cosidas en espiral, con tiras vegetales que permitían el ensamblaje de las piezas.
Una mezcla compacta, hecha con raíces y barro, servía para calafatear la canoa.
Tenían varios tipos de arpones y lanzas, algunos con puntas móviles que se desprendían del arma luego de impactar al animal. Piedras de mano, garrotes y una boleadora pequeña, eran sus principales armas de caza marina.
Entre las herramientas, destaca la fisga de pesca, que mediante una abertura a modo de mano obtenía productos del mar. Para cortar carne y hasta leña, usaban grandes y afiladas conchas de choro.
Los cronistas dejaron la huella de este pueblo nómade marino en sus relatos y testimonios:
«No tienen casas ni poblaciones, tienen canoas de cáscaras de cipreses y de otros árboles. En ellas traen a sus mujeres e hijos, y con unas varas delgadas y cáscaras de árboles que traen en sus canoas, donde quiera que llegan hacen un rancho pequeño donde se abrigan del agua y la nieve. No les vimos armas...»
Ladrillero, 1880,
Por otra parte el cronista Diego de Rosales, (1877) describe así las canoas kawésqar:
«Son de cortezas de árboles, cosidas con nervios de ballena, unas sobre otras y a modo de concha.»
Las capas de piel eran la única vestimenta que usaban los kawésqar.
Habían dos tipos de capas: una rígida de piel de foca, de una sola pieza, y otra más suelta y envolvente, elaborada con varias pieles cosidas.
Collares de conchitas y moluscos o cuentas de hueso pulido, eran el adorno de las mujeres. Además trenzaban finas cuerdas a mano.
Los kawésqar se pintaban el cuerpo con una mezcla de tierra de color y grasa de foca, y se dibujaban líneas negras, rojas y blancas.
Con esta pintura, además de adornarse, los canoeros protegían su piel del frío y el viento helado.
Los canoeros de los canales australes, Kawésqar y Yagan, eran bajos, de tronco y brazos gruesos, largos y fuertes. Las piernas, en cambio, eran más cortas y débiles.
Los cuerpos de estos canoeros fueguinos, se habían adaptado a la caza y recolección de los productos marinos.
Para sus actividades: remar, cazar, o bucear, los kawésqar necesitaban mayor fuerza en los brazos y el tronco que en las piernas.
Los hombres medían en promedio 1.60 mt, mientras que las mujeres alcanzaban el 1,47 mt.
Esto los diferencia de los altos cazadores terrestres de la Patagonia: los Aonikenk (tewelches) y de los Selk'nam (onas), que podían medir hasta dos metros de altura.
El clima frío y seco actual de la Patagonia Austral, no siempre fue tan duro. Según estudios paleo-ambientales, el mismo territorio habría sido más cálido y húmedo durante un largo período de tiempo (entre el 6.000 y 1.000 a.C).
Desde el 3.000, el clima habría comenzado a cambiar de más cálido a frío y de húmedo a mayor sequedad ambiental, hasta llegar a las actuales condiciones de la zona.
Guanacos, zorros colorados, cururos y una gran diversidad de aves, conforman la fauna autóctona del territorio.
Los cazadores fueguinos aprovecharon las raíces, diversos hongos y frutos silvestres que les proporcionaba el bosque y la estepa de su ecosistema.
Los primeros habitantes de Tierra del Fuego llegaron desde el norte del continente americano y gracias al fin de la última glaciación pasaron, siguiendo los pasos terrestres, hasta el extremo sur del continente y que en el presente corresponde al Estrecho de Magallanes.
El más antiguo lugar de ocupación de Tierra del Fuego es el sitio arqueológico de Marazzi, descubierto en 1960, que posee dos fechas de asentamientos: una que data de 7.640 a C. y otra más reciente situada en el 3.600 a C.
Según los hallazgos más antiguos de este importante sitio, en una primera etapa los habitantes habrían sido cazadores de tierra firme, ya que se encontraron boleadoras y restos óseos de animales terrestres cuya antigüedad fue determinada por el método de Carbono 14.
Al igual que el yagan, el Kawésqar es sensible a su medioambiente, lo que se refleja en palabras específicas para cada especie marina.
Por ejemplo, los distintos tipos de patos marinos en español se distinguen por el apellido que llevan, mientras que el kawésqar los individualiza con una sola palabra para cada especie:
Pato anteojillo: qarqáyes
Pato barrero: wasána/ qaltalk
Pato lile: ayyárak
Pato quetro: qárwes
Pato volador: yérye
Cuando alguien en la comunidad enfermaba gravemente, después de los cuidados de los curanderos, entre los que se contaban remedios como quebrarle una lanza en la espalda del enfermo, apretar el lugar del cuerpo enfermo, luego chupar y por fin soplarlo hacia el cielo, era abandonado a sus últimos momentos. Allí permanecía solo y por varias horas hasta que exhalaba su último respiro.
Luego el cuerpo era depositado en posición flectada y lateral. sobre un paño blanco, entre cuatro vigas.
Después se los introducía en el mar dentro de una canoa con piedras para que el cuerpo volviera a las profundidades marinas. También se podían depositar los cuerpos en algún roquerío o dentro de una caverna.