Los antiguos Kawésqar o Alakalufes habitaron los fiordos y canales del extremo sur del continente sudamericano. En sus canoas, recorrían desde el Golfo de Penas y la península de Brecknock, hasta el estrecho de Magallanes y archipiélago sur de Tierra del Fuego.
Se alimentaban de lobos marinos, nutrias, focas y ballenas.
La familia kawésqar, cuando aún era nómade, necesitaba pocos y simples materiales para vivir: una canoa, una choza liviana de base ovalada, cubierta de pieles, cortezas y follajes, de rápido montaje y desmontaje, y utensilios de pesca, caza y recolección de alimentos.
Su vivienda era un toldo desmontable cubierto con cueros de lobo marino.
La visión que tuvieron los españoles de los kawésqar puede entenderse en las palabras de Ladrillero:
«La gente de esta bahía es bien dispuesta y de buen arte. Tienen barbas los hombres, no muy largas. Sus vestiduras son unos pellejos de lobos marinos. No tienen asiento en ninguna parte. Andan en canoa de cáscaras de árboles y de unas partes en otras. Comen marisco y carne cruda de lobos marinos, peces y animales...»