Cuando alguien en la comunidad enfermaba gravemente, después de los cuidados de los curanderos, entre los que se contaban remedios como quebrarle una lanza en la espalda del enfermo, apretar el lugar del cuerpo enfermo, luego chupar y por fin soplarlo hacia el cielo, era abandonado a sus últimos momentos. Allí permanecía solo y por varias horas hasta que exhalaba su último respiro.
Luego el cuerpo era depositado en posición flectada y lateral. sobre un paño blanco, entre cuatro vigas.
Después se los introducía en el mar dentro de una canoa con piedras para que el cuerpo volviera a las profundidades marinas. También se podían depositar los cuerpos en algún roquerío o dentro de una caverna.