Los antepasados de los aónikenk les legaron un rico patrimonio en laderas de los cerros, cuevas y farellones, donde dejaron grabadas las concepciones de un mundo preterito.
El arte rupestre de la Patagonia, cuya expresión más rica y conocida es la Cueva de las Manos en el norte de Santa Cruz, se caracteriza por el predominio de manos, contorneadas de pintura, o estampadas. Este estilo de manos resulta ser el mas antiguo (10.000 años). En la misma región de la Patagonia Centro-Sur, caracterizada por la proliferación de las manos, se puede observar el desarrollo del estilo de escenas con predominio de figuras de guanacos, realistas primero y después crecientemente deformadas. En menor grado se encuentran representaciones de avestruces y otras especies animales, y también del mismo hombre. En relación probable con el desarrollo de la cultura que desembocaría en la de los tehuelches historicos, floreció en tiempos posteriores (inicios de la era cristiana) un tercer estilo de grabados, esta vez elaborados con preferencia en farallones rocosos (bardas) y de difusión en toda la Patagonia, conocido como estilo de pisada, pues ilustra motivos que re presentan o imitan rastros de animales y humanos junto a motivos geométricos. Algunos de estos motivos, tipo laberinto, tienen relación con la idea central del Mas Allá, es decir, del bien, del mal y de la vida en el más allá.