Joven AymaraEl Aymara concibe su mundo como un espacio en el que el Este u oriente es lo que está «adelante». Los templos y casas deben mirar hacia él. Es el orígen del agua, de la vida, del sol y de las lluvias. También es sinónimo de dios cultivador. El Centro son los valles y quebradas, lo que está cerca o «acá». Y «abajo» o atrás es el occidente u Oeste. Allí es donde se pierden las aguas y termina la vegetación: es el desierto. Es también la dirección donde van los muertos. Allá fue Viracocha, el Dios creador y cultivador de Los Andes, quien partió hacia la «Gran Cocha» (Océano Pacífico) después de terminar su obra de creación.

Así como el Arajpacha simboliza la luz y la vida, y el Manquepacha simboliza la muerte y la oscuridad; el Akapacha es el espacio entre el cielo y el infierno o entre la vida y la muerte.

El Aymara persigue el Tinku entre el Arajpacha y el Manquepacha. El principio del Tinku es el equilibrio y la reciprocidad. (Tinku viene del verbo Tincuy: emparejar, equilibrar, adaptar). El Aymara persigue vivir en armonía, buscando ser sabio en el Akapacha sin caer en los extremos.

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