El último Chiejaus se construyó en Assif, Isla Navarino, en abril de 1923. Allí, Masémikensh, profesor yagan, dirigió las enseñanzas a los jóvenes, antes de su casi total extinción.
El padre Martín Gusinde, etnólogo, fue el único hombre blanco invitado y como iniciado ushipin participó en la ceremonia.
Durante esta ceremonia, los yaganes cantaban para distraerse y ahuyentar al Yetahite, espíritu maligno enemigo de la realización del Chiejaus.
También golpeaban palos y ramas en las paredes del marma, para espantar al espíritu.
La danza era muy apreciada y se dejaba para el final de la noche. Cada baile recibía el nombre del animal al que imitaba.
«Los yaganes son verdaderos artistas en la representación de estos animales», dice Aureliano Oyarzún, quien presenció tal ceremonia.