La economía diaguita se basaba en la agricultura y la crianza de ganado, complementadas con la caza de algunas aves y el intercambio con otros pueblos.
Cultivaban el maíz, la teca, los porotos y la calabaza. Domesticaron la llama y el guanaco, animales que les fueron muy útiles en el transporte y la carga.
Sus casas estaban construidas con materiales vegetales, y utilizaban las pircas, de influencia atacameña, para dividir los terrenos.
Los distintas formas de sepulturas muestran una evolución espiritual en cuanto a la creencia de una vida extraterrenal y divinidades.
Básicamente consisten en un recinto rectangular excavado bajo tierra, con dos bloques de piedra inclinados para proteger al difunto. También, algunas de ellas, sugieren que las esposas eran enterradas junto a sus maridos. Tal costumbre pudo tener como objetivo la mantención del equilibrio entre los sexos.
Hombres y mujeres eran de estatura más bien baja, de color aceitunado claro. La deformación craneana, práctica usual entre los diaguitas, no produce efectos tan llamativos o negativos.