Historias De Mujeres
Esa
señora que me matroneaba último esa era curiosa esa señora,
ahora no hay ninguna de esas que sepa de
eso.
(Elena
Quinillao)
Las
mamás antiguas no le decían nada a uno, no le daban saber a uno,
casi lo hacían todo escondía, casi no sepa
uno.
(Inés
Panguilef)
Un Cuento
Oye
viejita por qué no nos acordamos de los tiempos de antes
Eran
dos viejitos que no tenían hijos, entonces es que el viejito se
aburrió de trabajar tanto solo, y un día es que le dijo a su
viejita:
- Oye viejita por
qué no nos acordamos de los tiempos de antes - es que le dijo- ya pues
viejito, es que le dijo ella. Y como es que lo vamos hacer, es que le dijo. Vas
al lago y yo voy a estar pescando, es que le dijo. Cuando llegues tú
allá haces sonar el balde, es que le dijo.
Llegó la hora en que iba a
juntarse con el cabro, llegó y hizo sonar el balde y apareció el
viejito:
- Hola señorita,
es que le dijo el viejito. Hola mi buen joven, es que le dijo
ella.
Y ligerito empezaron y
hicieron un chicuelito. Llegó el tiempo en que el chico fue grande
inteligente y salió a trabajar y fue pescador, y así es que los
viejitos fueron igual que el chasco de nosotros. Así es que era
antes.
Secretos
Me
lavaba el pelo y me lo cortaba en Luna Nueva
Ella
[su madre], me acuerdo, me lavaba el pelo y me lo cortaba en Luna Nueva, me
acuerdo. Para que crezca bonito en luna nueva y para lavarse dicen que hay
algunas yerbas para que el pelo no se ponga enredoso. Este se llamaba cardillo,
ese sale en la pampa.
Mi
mamá se lavaba el pelo con una cáscara de palo de tineo, ella lo
hervía y con eso se lavaba, decía que con eso no aparecían
las canas. Yo siempre la solía ver que andaba buscando las cascaritas de
ese palo de tineo y se lavaba, se peinaba y se mojaba el pelo, lo usaba largo,
después se le anduvo cayendo el pelo, le quedó bien poquitito
pelo.
Mi
mamá me lo hacía dos trenzas
Uno
se lavaba el pelo con pura lejía [ceniza], esa lejía de
leña ceniza, y eso se echaba en una artesa o en una olla y después
se revolvía y después el agüita clarita, se lavaba el pelo, y
después se enjuagaba al rato si tenía jabón de olor, se
lavaba con el jabón, mi mami me solía en veces, cuando no
había jabón, lavar con orín [orina] que sea muy fuerte,
quedaba pasado.
Había otro
también secreto que antes se hacía cuando se lavaban la cabeza y
se iban los antiguos, los más antiguos que esos se lavaban, iban a peinar
sus niños en unos esteros, en donde hay una quincallas , unas plantas
grandes y de la raíz le sale un mechón como un manojo de pelo
así [muestra con el puño en forma abierta semi-redondeada] para
abajo largo y ahí que iban a peinar sus niñitas cuando
tenían trenzas, junto con ese para que sea de bonita trenza, larga,
negrita, pero mi mami nunca me lo hizo, porque decía que no podía
ser bueno. Porque ella ya estaba más esto [awinkada, aculturada] ... ya
pensaba que era algún arte de hechicería que se iban a peinar
así nomás o sería con algún secreto eso y así
me solían conversar, yo me alcancé a lavar con orín, pero
el orín y la lejía decían que eran para que afirme
más el pelo, y no caía tanto el pelo. Yo tenía más
bonita trenza, yo me hacía dos trenzas, aquí una y acá otra
[a ambos lados de la cabeza].
Mi
mami me lo hacía dos trenzas y me mandaba a la escuela y nunca me lo
cortaba, me recortaba aquí nomás la punta y me hacía dos
torzales(2) de hilado, de hilado negro. Me lo trenzaba junto con el hilado y
aquí dos torzales grandes me hacía así y me lo trenzaba
junto, porque el hilado de color o cualquier otro color, dicen que apesta el
pelo y el hilado negro así de oveja, de esas ovejas negras, con ese
nomás me amarraba el pelo. Después ya empezaron a llegar esos
negociantes, esos ambulantes que le llaman, con cinta y ahí me compraron
cinta.
Me lavaba la cabeza y me lo
cortaba para los días de San Juan. Me lavaba en el estero en la
mañana, lo más antiguo es que se lavaban en el lago, pero el agua
para el día de San Juan salía tibia, el agua de cualquier estero
no es tan helada como cualquier otra mañana, porque hay una diferencia
ahí en San Juan. Ahora no se hace casi eso, uno ya no quiere perder el
sueño para lavarse la cabeza, se lo lava pero ya como las doce, en la
tarde. También se corta cuando está la luna nueva, cuando
está nuevecita la luna se puede cortar el pelo para que le crezca
más bonito mas rápido. Cuando al pelo lo lavan todo los
días crece rápido, para que no se florezca el pelo es bueno el
matico, hervirlo y dejarlo preparado.
Menstruación,
Embarazo y Parto
Mi
mamá nos retaba nomás nunca me pegaba, a ella le gustaba que uno
aprenda hacerlo
Las
responsabilidades de la mujer eran la huerta, trabajos de casa. Hacer el pan uno
debía aprender hacerlo, sino nos retaban. Todas esas cosas, trabajo de
casa igual hay que aprender hacerlas. Mi mamá nos retaba nomás,
nunca me pegaba, a ella le gustaba que uno aprenda hacerlo. Yo por eso les
enseño [a sus hijas], porque si no van hacer unas flojas que no saben
hacer nada. El pan porque no se compra hay que hacerlo. Mi hija ya me amasa a
veces, pero a veces nomás.
Mi mamá tenía como
sentimiento, porque su mamá verdadera la había dado donde su
mamá, ella se acordaba siempre de eso. Mi mamá era de Chollinco de
esa comunidad y llegó aquí, conoció a mi papá
viajando, cuando mi papá viajaba, no es que antes aquí no
había locomoción y viajaba a caballo y pasaba por ahí es
que, y por ahí la conoció. Ella era bien del campo, se juntaron
bien, ella sabía tejer, era muy buena para tejer, tejía telares,
sabía de siembra, de criar animales, criada en eso.
Lo que no le gustaba era el
terreno donde se vino a vivir, reclamaba por eso, siempre reclamó por eso
porque había puras cuestas, pura ladera, no le gustaba. "Está feo
tu campo, es que le decía. "Adonde vino a hacer mi casa éste", es
que le decía a su marido, mientras que allá es todo planito, es
bonito, es que no hay laderas, es una planada inmensa.
Mi papi nunca se quiso ir para
allá, es que nunca le entregaron el terreno allá. No es que su
mamá fue bien... es que nunca hizo buenos arreglos, y ahora de viejitos
es que la empezaron a repartir y que si ella ni la puede aprovechar ahora. Al
final, después de tanta, él se enojaba y no seguía hablando
cuando ella lo corregía, cuando hablaban en lengua; ella aprendió
con sus padres todos sabían, hablaban antes en lengua nomás, si
ahora se han olvidado
tanto.
Cuando llegó a vivir
aquí, era puro bosque decía ella, tenía que limpiar, puro
roce, tenía muchas culebras, legiones, y ella que cuidaba y cuidaba a sus
niñitos, daba miedo las culebras, salían de repente uno
salía andar y se encontraba rollos de culebras calentándose al
sol, después esas empezaron a desaparecer, en la medida que iban
limpiando. Cuando había temporal ella le hablaba al abuelito Wuentrellao,
así dicen que hay que hablarle, ellos saben, para que lleven sus vientos,
para que no pasen percance, porque los temporales y las lluvias esos
están hechos por él, así que le hablaba y le echaba pura
cementera al fuego, legumbre, hay que hablarle y decirle que lleve su
viento.
Mi mamá era
delicada no nos dejaba ni conversar con hombres, se pensaba mal altiro. A lo
mejor nos echaban miedo. No sé es que yo era muy así, muy loca y
andaba con los muchachos. Sí, por eso que hay que decirles a las chicas
que se cuiden.
Mi mamá
también me decía de la regla, pero nunca me dijo bien. Entonces
cuando me llegó como a los once años, me dio vergüenza y lo
encontré una cosa tan desagradable y me lavaba con agua al estero, yo
sabía que era natural.
Cuando uno anda con la regla no
se puede lavar con agua fría, ni ducharse, ni lavarse el pelo, porque
después uno se enferma por hacer desarreglos. Porque cuando yo me lavo o
me mojo se me corta altiro o me dura varios días más. Tampoco
puede uno ir a las huertas porque se secan las verduras, ni peinar a las
niñitas porque se les quema el pelo.
Cuando uno esta embarazada uno no
puede recibir ñachi porque se le corta, queda hecho agua. También
no se puede matar aves, ni comer el cogote, ni la cabeza, no darles comida a los
perros porque los niños sales muy buenos para comer, muy golosos. Tampoco
uno puede mirar la luna con círculos [eclipses]. Esas son creencias de
antes. Se puede comer muchos cereales para que el niño nazca
sanito.
Mis partos fueron de
hospital, pero yo nací en la casa, dicen que les daban yerbas naturales
para que corra y después también les daban agüitas,
también tenían que descansar como cuarenta días sin mojarse
sólo con remedios de yerbas, son hojas, es un remedio cálido. No
vi nunca un parto, todo era callado. Lo que recuerdo es que le daban remeditos
como orégano y huella, porque esa es muy rápida porque apura el
embarazo, a las vacas también les dan huellas. Yo tomé agüita
de orégano y me hizo bien en el último mes y todos los días
incluso hace bien hasta para los ovarios.
Las
antiguas eran muy cuidadosas con su cuerpo no se dejaban ver
Antiguamente
las mamás tenían a todos sus hijos en la casa. Mi mamá los
tuvo a todos en la casa. Se buscaba una matrona(3) , la Sra. Eloísa, a
nosotros nos botaban para fuera, los niños no tenían que saber,
eran ignorantes. No se les pasaban por sus mentes esas cosas. Las antiguas eran
muy cuidadosas con su cuerpo no se dejaban ver.
En cuanto al lavado uno no
podía lavar mucho, como uno paleteaba la ropa antes y también uno
no podía andar mucho agachada. Mi embarazo fue muy sufrido, yo
trabajé hasta el último momento, cuando iba a tener a mi hijo, ese
día lave veinticuatro sábanas en mi trabajo, en el baño
nomás las colgué y de repente se me rompió la bolsa. Mis
últimos partos fueron un regalo del cielo, sufrí para criarlos
nomás.
Algunas hablan de
los antojos, yo no, una sola vez si yo tuve una pérdida, cuando estabamos
recién casados, por deseo de comer cerezas. Aquí teníamos
cerezas, pero yo quería comerme unas que habían al lado y de esa
vez no pude después quedar esperando, hasta que una meica(4) me
mandó remedio. Son peligrosos los antojos, se enferma uno pierde la
guagua, empieza a sangrar y dicen que cuando es un antojo muy rápido que
no se puede cumplir, dicen que hay que hacer un almíbar. Una taza de
azúcar con agua, ese es remedio casero, muy
conveniente.
Mi mamá nos
retó cuando nos enfermamos. Ella pensaba que uno andaba teniendo
relaciones por ahí, por eso que le llegaba. A algunas les hace mal
bañarse. Mi mamá nos decía que uno no se podía lavar
con agua de estero, nos encargaba que no nos mojemos, la mamá
también decía que no comamos limón porque si no se corta la
regla.
Yo
le conté y ahí ella me contó que todas las mujeres se
enfermaban
Antes
las mamás decían que tenía que ser gente de acá, por
que la gente de fuera lo iba a indiar a uno, lo iba a mirar mal. Con los primos
uno no se podía casar, porque la creencia de mi mamá era que
salían hijos enfermos, cuando uno es de edad, también
decían que es malo casarse con una persona de mucha edad, lo mejor era
casarse con alguien de la misma edad. El novio tenía que tener casa,
así la novia se iba a la casa de los papás del novio. Antes se
pedía a la novia, se iba con una persona mayor. Mi marido fue con un
primo mío y él habló con mis papás. Acá las
mamás les decían que tiene que ser buena dueña de casa para
que el marido sea bueno, ser atenta, ser limpia, tener la comida a la
hora.
Cuando uno está
embarazada, uno sabe porque los niñitos se mueven harto y las
niñitas son tranquilitas. Antiguamente uno se cuidaba, el primer
niñito que tuve, lo tuve a los veinticinco años, madre soltera, es
el mayor y está en Santiago. Los papás se enojaban, pero a
mí no me pegaron, pero me retaron, antiguamente las echaban de la casa.
Ser madre soltera es común, los hombres después no se quieren
casar, el papá de mi niño se arrancó para la Argentina y no
volvió nunca más. ¡Por miedo se arrancaría!. Mi hijo
se crió con mis papás, ya cuando murió mi mamá se
vino conmigo para acá, ahora trabaja en
Santiago.
Antiguamente,
decían que cuando uno andaba enferma no debía mojarse los pies ni
lavarse con agua helada ni la cabeza ni los pies. Ni tomar el mate muy caliente,
por que hacía mal, porque decían que tomar las cosas muy calientes
se le cocía la sangre, no corría el cuerpo normal, decían
que uno tampoco podía recibir el ñachi cuando uno carnea porque el
ñachi se corta. No hacer cosas dulces, porque el huevo se corta o no se
bate bien, eso decían los antiguos, que las mujeres no podían
hacer eso cuando andaban enfermas, ni allegarse al fuego porque el calor les
hace mal para el cerebro, le sube la presión porque antes, antiguamente
había fogón, no había estufa. Dicen que no hay que subirse
a los árboles frutales enferma porque se secaban, tampoco había
que subirse a caballo, es malo decían cuando una chica mujer anda enferma
subirse al caballo, se echa a perder el caballo no corre, queda para carreta.
Eso nomás nos decían. Ahora ya uno no dice nada, ahora se lavan.
Las mamás antiguas no le decían nada a uno, no le daban saber a
uno, casi lo hacían todo escondida, casi no sepa uno. Cuando me
enfermé, yo me lavé, me asusté, yo siempre me lavaba,
después yo le conté y ahí ella me contó que todas
las mujeres se enfermaban.
Cuando
uno estaba embarazada, la mujer embarazada no debía ir a buscar agua a
los arroyos, porque antes se iba mucho a los esteros y arroyos a buscar agua, la
mujer embarazada tampoco tenía que irse a peinar a los esteros porque la
guagua iba a salir defectuosa, iba a mirar al dueño del lago [abuelito
Wentellao]. La juventud ya no cree en esas
cosas.
Después que uno
tenía al bebé uno tenía cuarentena, no tenía que
lavarse ni siquiera tomar agua cruda. Para amamantar le daban a uno harina de
maíz y mate, harto mate, para tener alimento. Antiguamente se ojeaban las
guaguas. Había abuelitas que sabían santiguar(5) , aquí
había una abuelita que se murió, ahora hay una allá en
Curriñe, parece que ella ahora santigua. Antes decían que era
empacho(6) nomás y no lo llevaban a la posta la llevaban a la meica y les
daban remedios de campo, más
yerbitas.
¡Antiguamente
habría gente con más poderes!. Pero yo no conocí
aquí en Maihue, yo no conocí machi, aquí había
matrona. Yo tuve tres hijos en la casa y me ayudaba la matrona y mi marido,
ellas nos daban yerbitas.
Me
pusieron un lazo para afirmarme, cuando venían los dolores de ahí
me afirmaba, la matrona me ayudaba, le cortó también el ombligo
con un hilo rojo, después cuando sale ese ombligito hay que tirarlo
arriba de un cerezo, que quede arriba de la planta. Ese era un secreto, para que
la guagua no se enferme, para que no sea enfermiza la guagua, con el menor lo
hice así y no es enfermizo hace lo que quiere y no le pasa nada. Antes
también las matronas arreglaban a esas guaguas que venían paradas,
las daban vueltas y las ponían normal. ¡Quizás como lo
harían!.
Los
antiguos eran más curiosos ahora no saben nada las mujeres
No
si es que ahora ya no es como antes, todas acá, hartas son
evangélicas. Cuando son evangélicas ya no creen en lo antiguo.
Hartas cosas han cambiado, ya por ejemplo ahora cuando, ya no se amarran a los
chicos, yo la primera guaguita que tuve ya me la amarraron(7) y esa la tuve
soltera, cuando estaba vivo mi papá, no mamá. Yo conocí mi
puro papá nomás. Mi mamá me dejó huérfana
chiquitita, murió mi mamá y después quedé esperando
mi chico hombre, se me murió mi cabro, murió mi primer hijo, ya
después me casé y seguí teniendo familia pero en la casa
nomás, ninguno fuimos a [ella hace referencia a que no fue al hospital]
que vivíamos en Rupumeica, Caicallén una parte que estabamos
aislados de los dos ríos, un río acá y el otro acá,
así que ahí se nos enfermaban los chicos, no teníamos por
donde salir, en fin ahora tienen pasarela siquiera la gente que están
aisladas ahí y aquí ya tienen la lancha ya salen para acá y
antes no, y en nada en esos ríos quedaba nomás
uno.
Y ahí había una
señora curiosa para eso, para cuando iba a tener guaguita, siempre la
buscábamos a esa, era curiosa vivía más o menos cerca ella,
aquí en Maihue, ayudaba a uno, y de allá a veces cuando pasaba la
lluvia venían a buscar remedio, ahí si que no sé que
remedio será, pero muy buen remedio, era curiosa la viejita, esa era
abuela de la Andrea [se refiere a una de las integrantes del grupo de mujeres],
mamá del papá de ella, esa era curiosa, curiosa esa viejita.
Es doloroso eso del parto. Si
todos los partos los tuve en la casa ninguno en el hospital yo no sé como
se trata a las mujeres en el hospital. Aquí a uno le ponían una
soga, correa para que se tire y abajo le ponían un cuero y el marido a
uno le ayuda claro para afirmarlo de aquí [con las manos se toma abajo de
los senos los brazos envuelven el cuerpo].
Ahí sufría uno
cuando venía parado, cuando estaba mal, pero esa señora los
arreglaba, murió también la viejita y yo también
dejé de parir. La señora recibía la guagua y si viene mal
ya ella la arregla, era curiosa sí la viejita que lo atendía, que
me atendía a mí, cuando los chicos venían mal ella los daba
vuelta. Me daba remeditos, quizás que le daban a uno con el dolor uno no
sabía nada, manzanilla. Me daban también una cosa bien ligosa que
se llama linaza, para que corra la guagua. Más doloroso ¡si uno
sufría antes!, Ya después quedaba bien uno, claro, ¡y que de
lavarse así como ahora!. Antes uno se lavaba con agua tibia tomaba
remedio también, me daban remedio para que le corra todo lo malo
adentro.
Mi suegra no me
admitió nunca que yo mate pollo, porque decía que cuando uno mata
pollo a los chicos no se les afirma la cabeza, así que no me
admitía matar pollo y tampoco comer cabeza de pollo porque decía
que iba a tener muy mala cabeza. Eso nomás no me dejaba hacer, pero del
trabajo no. De hilar tampoco me lo permitía porque los chicos van a salir
muy peludos, pero yo solía hilar igual.
Tiene que ser cierto porque
cuando yo ya me aparté de ella, yo le tejía a los cabros y
salían enredado, laceado con su cordón, ahí la matrona lo
arreglaba. Lo colgaban de los pies y lo zamarreaban a uno despacito. Cuando
venían mal. Esa señora que me matroneaba último, esa era
curiosa, ahora no hay ninguna de esas que sepa de eso.
Antes los viejitos amarraban el
cordón como una cuarta la tripita, y ahí le cortaban y lo
amarraban con hilo, bien apretado. Esa es la medida que dicen, ahora los
cabritos son tan chiquititas sus pichulitas, algunos son unas verrugitas, claro
dicen que es donde le cortan muy al tronco y antes le dejaban una cuarta para
que no tenga una pichulita corta y las mujeres igual para que no sufra por tener
sus hijos.
Yo tuve madrastra,
cuando uno no tiene su madre no tiene quien le dé un consejo, una
madrastra no es nunca como una madre. Una vez yo tuve, antes de que yo tenga mi
chico primero, se me cortó mi enfermedad [menstruación], porque
cuando me llegó la primera regla [menstruación] yo me iba a
bañar, me bañaba me lavaba el pelo; solía estar horas
sentada en el agua, en el río, en agua helada. Yo pensaba que yo
nomás era que andaba así, que nadie me decía, ¡y no se
cortó!. Pero es un dolor de cabeza que le da a uno y un dolor aquí
en las caderas y no aguantaba, me notaron cuando ya no comía, en vez de
comer uno toma pura agua nomás, pura agua, pura agua, a cada ratito, y
como que se va encogiendo queda media agachada así
uno.
Así que vino mi
papá aquí donde la abuelita de la Andrea, entonces que la viejita
le dijo, como ya tenía una prima y había tenido una guagua, y que
le dijo que: "No me vendrán a hacer lesa igual como el sobrino", que
dijo. Y mi papá me trajo los humores [orina] y vino a buscar remedio,
"pero sabe que si es esto -que le dijo- a los tres días le va a correr
-es que dijo- tienen que tener cuidado si".
Llegó mi papá y me
echó una retada primero, no es que los viejitos eran guapos antes. Me
retó y "si es guagua que tienes te voy plantar que la paliza", me dijo, y
yo le dije: "Pero entonces para que me buscas remedio si yo no lo obligué
que vaya". Me echaron a la cama y tomé mis remedios antes de los tres
días me corrió, pero me salían terrones de sangre y la
cabeza no me aguantaba, y cuando ya me corrió ya me
contenté.
Después de
los años ya me quedé esperando de mi hijo que se murió. Ese
se ahogó, se vino a morir aquí cuando llegamos, hombre de
veinticinco años. Después ya me casé ya con este demonio
[señala a su marido, quien escucha su relato], tuve varios hijos en
Rupumeica, murieron, tengo nueve cabros muertos de quince hijos(8) . Iba a tener
dieciséis, pero uno se me refaló antes [hace referencia a una
pérdida o aborto espontáneo]. Fue un antojo, deseé comer
algo y no lo encontré a tiempo, quería comer ñachi, lo
comí pero no hubo caso, y era hombrecito. Fue cuando de repente yo estaba
en la huerta y caí, yo me vine a dar cuenta cuando estaba en la cama, no
es que me vino de un viaje el
golpe.
Nosotros sufrimos mucho y
pobres, así vivíamos cuando llegamos en un galpón. La Mari
[su hija menor] también se me escapó de la muerte era enfermiza,
porque ésta fue ochomesina, ¡no sé por qué
sería!, parece que no recibí ni una cosa de esa [ni yerbas ni
antojos]. Se me descolgó de repente nomás de la guata y
después yo me fajé y eso le conocieron los médicos, no es
que la niñita había nacido antes de tiempo y yo no me fijé
nunca de las uñitas, en las uñas se fijaban, no las tenía,
si esa caía en una caja de fósforos, ¡si era chiquitita!, a
esa la tuve aquí; si él [su esposo] estaba tomando mate, cuando de
un repente vinieron los dolores, cuando estaba mi suegra y ella [la
ayudó]. ¡Que los antiguos eran más curiosos!
Ahora no saben nada las mujeres,
porque las practicantas, pero tampoco saben las practicantas porque le amarran
el ombligo con una cuestión. Aquí la chiquilla [su nieta
recién nacida] llegó con un perrito mordido en el ombligito, antes
no, antes le amarraban bien eso con pita, para que no sean con el ombligo para
afuera Antes tenían una pita especial para eso, de hilado rojo es buena
suerte. Nosotros así estamos criando a los hijos que tenemos, pobres, y
ahora no, ahora se ponen a trabajar, ya cambio la situación.
Mi
mamá siempre me aconsejaba a mí, me daba que ver
Mi
mamá siempre me aconsejaba a mí, me daba que ver. Desde chica me
decía que no sea peleadora que no tenga problema con los chicos en la
escuela, todo eso me aconsejaba y después de niña sigues igual, no
hay que estar hablando de otra niñas, usted llega hacer una señora
tiene que vivir con mucho más cuidado porque ya tiene sus niños,
porque en veces por ser copuchento, hablador, otra gente le toma mala y en veces
cae en los niños cualquier enfermedad(9) . Hay que tener cuidado para
vivir tener paciencia y voluntad con cualquier persona y Dios le da
entendimiento y Dios lo tiene en su templo, ella me solía decir, ella no
sabía leer, pero siempre se acordaba de Dios, porque una persona que hace
un buen ambiente es una buena persona, me decía.
Ser celosa la gente
también me contaba la finada, ella no era celosa. Ella me decía
preferible tener amigo ante tener pololo, el amigo está todo para las
consultas, ya uno se pasea por la calle nadie le dice ya nada. En cambio el
pololo, no uno ya mira para el lado, el pololo ya esta orejeando, uno ya mira
para el lado ya esta dudando.
Siempre me decía que los
niños colegiales, esos que estudiaban en la escuela, esos eran amigos,
porque en la escuela hay que hacer de cuenta que son todos hermanos, una sola
familia, o sea, que nunca me case con un niño que yo allá andado
en la escuela, porque eso es como un grupo de hermanos porque la profesora es
como la mamá, porque son como amigos y ahí aprende hacer amigo y
humilde.
Mi marido era de
Rupumeica, ahí lo conocí, siempre tenía su caída
donde los Panguilef. Era de allá, pero acá llegaba, éste no
me miraba, quien pensaba que iba a estar aquí en mi casa. Éste
llegó aquí con don Juan Santibañez, y así
será su destino de una cuando le toca quedarse.
Mi mami no era gustosa que yo me
case con gente de Rupumeica, porque ella había vivido allá cuando
era soltera niña. Pero ella para la gente de allí casi no era
gente, porque hablaba uno de ella, hablaban todos, esa niña es así
y asá, "son muy inventadores de cuento", me decía, ahí en
ese consejo no le llevé nada.
Supo ya última hora,
porque uno muchas cosas le podrá contar a sus viejos, pero eso no le
cuenta, supo cuando ya andaba esperando a mi hija. Me daba una enfermedad, dolor
de estómago, yo era bien enfermiza antes, pero a mí me
parecía que me tenían mal. Me caía mal hasta un poquito de
pan, ella que no hacía, pero era en las noches nomás, en el
día solía andar como cualquier persona, sin dolor ninguno, pero
llegaba la tarde un dolor de estómago me amanecía, de tanto me
calmó, me sacaron remedio en una y otra parte, ella también me
hacía remeditos, después se me pasó.
Tenía veinticinco cuando
me casé, mi mami me decía que viva soltera que no me case. Una
persona soltera tiene la salida libre, ya no tiene problema, hay veces que el
marido le da la salida y otras no, y es así porque ya tiene un chico no
va andar para arriba y para abajo con su chico, ya está en la casa. Mi
mami sacaba su ejemplo de ella, ya se casó no viajaba nunca, ni una
fiesta siquiera, el que salía era mi papá, yo no era fiestera,
él salía de arriba para abajo, tenía amigos. El
único paseo que tenía [la mamá] era en el Cementerio, para
el día de las ánimas [primero de noviembre], ese día
tenía su salida. Después cuando creció mi hermano, el
finado, le decía que: "Si mi papá quiere salir usted
también tiene sus días de salidas", y ahí solía
andar éste [su esposo] y no me miraba nada.
Después cuando tuve a mi
hija me dio dolor de estómago. Ella me iba a ir a sobar y yo no
quería, me dijo que acaso yo estaría embarazada, por eso y yo no
quise porque ya sabía la picardía en que andaba metida. Yo
sabía, porque mi mami siempre me contaba de la regla que tiene uno, ella
me lo contó de chiquita, una vez teniendo quince años me dijo: "Te
va a llegar una enfermedad, pero esa es una enfermedad buena", pero no me dijo
como era la enfermedad, y después me dijo que si yo llegaba a pololear y
estar con el pololo es señal que ya me había embarazado.
Uno por eso se asusta, y dije:
"Yo la embarré". Ya no me llegó un mes, el otro tampoco, era
chiquita la guagua, casi morimos las dos, porque la tuve en la casa y no
podía nacer, por suerte que mi papá sabía remedio de campo.
Mi mami le dijo que haga, mi
papá era matrón, mi mami nunca supo un secreto. Ella se
crió con su puro papá de niñita y su papá le
aconsejaba que si algún día ella llegaba a tener algún
pololo y si se llegaba a embarazarse, preferible que lo críen y no estar
haciendo cosas aunque te aconsejen, porque si llega a saber la autoridad la
vergüenza va hacer para mí, no va hacer la primera por ahí,
entonces ella le va a pasar igual, yo siquiera que andaba de huacha(10) nunca la
hice pero tú tampoco lo va hacer, nunca lo hagas porque tu tienes tu
casa, pero trata que no te pase.
[Mi hija] tenía cuatro
días y vino [su esposo] con su mamá a pedirme. Mi suegra
habló con mi mamá y mi papá. Yo no estaba nada presente.
Después me llamaron para confirmar que si la guagua era de él o
no. Yo dije que sí, después nos dejaron un plazo, porque no
tenía nada su carné, hasta que saque su carné. Había
pasado un año y él siguió quedándose aquí. Se
quedó como un año y después nos dejaron estar juntos. Nos
casamos primero por el Civil [se refiere al Registro Civil].
La
mamá de mi papá era matrona
Igual
cuando andaba enferma mi mami me decía que no me moje, que no lave, que
no me moje los pies, sino uno se moría, porque aquí vivía
una chica acá en Los Llolles, estaba que así enferma y se fue a
bañar y se le cortó de un viaje y se hinchó hasta que
murió, no hubo remedio.
La
mamá de mi papá era matrona, esa era buscada aquí en el
campo, esa señora, atendía y daba remedio y buen remedio y mi
papá como él le ayudaba, era el mayor, la ayudaba a buscarle los
remedios a la finada, si que había sabido, aprendió, sabía
cual remedio era, así que el hacía remedio y me daba.
Mi mami le solía pedir que
me haga remedio, yo también conozco algunos, pero es que me falta un
remedio que no lo puedo encontrar, no lo puedo conocer. Se busca en el monte, no
le sé el nombre tampoco, lo conozco pero no sé, tantos
años, pero son tres yerbas que se hierven, pero son escasas por
aquí, son remedios cálidos(11) , se han perdido. En Alelí
allá arriba, ahí había yerbas, todas se encontraban, pero
ahí llegó ya esa gente de la firma, el complejo(12) que le
decían, tiraron animales para arriba así que ahí ya talaron
todo, se secó los
remedios.
Y bueno después
aquí llegó también la posta, ya llegó el auxiliar,
así que ya tenía que controlarse, ya todos los meses viene
matrona, vienen y ya le echaban miedo que si uno no iba a la posta, si uno no
tenía control, ya si algo le pasaba la culpa la iba a tener uno y de
ahí ya mi papá no me quiso dar remedio después para los
últimos [sus hijos menores]. Dijo él que ya estabamos en la posta,
así que con los remedios que nos daban en la posta tenía que ser,
claro y uno no sabe.
Yo
conocí a mi abuelita si, pero no le aprendí sus remedios porque,
también solía acompañarla cuando andaba buscando sus
remedios, pero nunca me hablaba en castilla, así como uno sabe, ella me
hablaba en lengua así que quedaba igual nomás con el nombre de los
remedios, no es que era costumbre de uno de no hablar en lengua de chico,
después ya aprendí, siempre ya puse atención que era bueno
hablar en lengua, ¡quizás como aprendería!, su mamá
tiene que haberle enseñado.
Las
mamás antiguas lo hacían sólita, sin ayuda.
Estando
casada ya no importa que tenga o no tenga [hijos], pero si no llega a tener,
ahí habla la gente, dicen que se casó y no tiene hijo, "¿por
qué será?", dicen. Les echan la culpa a las mujeres, a veces por
la edad nomás no tienen hijo, hay remedio para tener hijo, que se lo dio
una meica matrona. Ahora ya no hay de esas señoras, en la posta
nomás. Hace quince años que llegó la Posta, es buena, antes
uno tenía que ir a Arquilhue, era trabajo ir a caballo para allá,
estábamos todo el día allá, llevábamos mate y nos
instalábamos.
A ésta
la vi nacer [su hermana], yo estaba en la casa, ayudó la mayor,
había un hombre que hizo fuego en la cocina fogón, ahí
calentó el agua, ahí mi misma mamá bañó a su
chiquita y ella misma le amarraba el cordón, era valiente, la
bañó y le puso ropa. Antes le ponían a la guaguita una
correa y una faja para las piernas, los chicos hombres se crían firme
para jugar a la pelota, no caen nada, la faja la ponían encima del
paño, era como un
tejido.
La placenta la enterraban
por ahí en la cocina fogón. La placenta la enterraban, para que no
se la coman los perros ¡sería!. Yo casi me morí por no
botarla. Tuve mi guaguita y lo demás no salía, casi me
morí, estaba helada yo, llegó la matrona y dijo esa señora
tiene otra guaguita y me comenzó a sobar y después me dio un
remedio secreto, de esos que saben ellas y con eso bajó. Tuve un tremendo
dolor.
Las mamás antiguas
lo hacían sólita, sin ayuda, mi mamá embarazada
tejía unos tremendos telares y en veces sembraba arvejas y habas y en la
noche se enfermaba. Así es que nací yo, a las once. Ella no
contaba nada, calladita nomás, nosotras la veíamos costurear sus
camisitas, no nos contaba nada ni siquiera que a las mujeres nos daba la regla.
Yo supe por mi hermana mayor, ella será muy vergonzosa. Mi hermana se fue
a bañar y ahí ella le contó y ella después me
contó a mí. Uno se asustaba, lloraba incluso.
Yo le pregunté a mi
hermana mayor que sintió cuando quedó embarazada. Ella andaba bien
y de repente la notaron. Yo me acuerdo bien, había una niñita
gorda igual que ella, andaban las dos en la huerta sacando verduras, mi
papá miró de la escala y dijo a mi mamá, yo escuché:
"Que feo cuerpo tiene esa chica, no como la otra niña que es gorda pero
su cuerpo bonito". Así la notaron, ya después cuando mi
papá dijo así mi mamá es que le preguntó, ella le
dijo a mi mamá, ella sabía que estaba embarazada, el hombre igual
iba para arriba. Después hubo otra amiga mala de ella que se metió
con el hombre y también quedó embarazada, con esa se corrió
y no volvió nunca más.
Mi papá no quería
verla, la echó para una cocina vieja, ya no era hija era una perra, yo
sufrí viendo a mi hermana mayor. Escondida yo le iba a dejar mate,
comida. Nosotros éramos chiquititos. La guagua fue mujercita, la
crió hasta los cuatro años y después ella se fue a trabajar
a Osorno. Se fue a trabajar con otra hermana y estuvo seis meses y de ahí
se fue a Santiago y no volvió nunca más.
La hija se crío en la
casa, regalona, demás regalona. Una vez le preguntaron a mi papá:
"¿Oiga quién el papá de esa guagua?. El buey", dijo y
llegó arriba a pegarle a todas para que le digamos, tres mazazos me dio y
nadie dijo nada, nosotras todas sabíamos. Después salió y
volvió en la tarde medio curado y le dijo: "Venga para dentro no ande
dando lástima ahí, total mi hija nomás será". De
ahí llamaron a mi hermana para dentro, a la cocina fogón y
él dijo: "Que le daba pena ver a su hija mayor con guagua, porque mi hija
es mi regalona". De ahí le hicimos una cunita de chivo que se cuelgan con
un lazo. Un día mi papá estaba haciendo chicha y la guaguita se
sonrío con él por eso se apiadó de la guagua y le
agarró buena, de ahí dijo: "Traigan esa guaguita para acá
dentro". Era de lo más regalona, andaba para arriba y para abajo con su
chica y le dio estudio.
Nos
aconsejaban harto para no tener guaguas solteras, porque a mi papá lo
humillaba mucho y le echaba la culpa a ella, que ella conocía todo. Mi
papá preguntaba cuando nacían las guaguas: "¿Qué
fue?", si era mujer decía: "Tírala al río". Mi papá
no quería a las mujeres, quería puros hombres, fue peor, porque
tuvo puras mujeres casi y dos hombres. Prefería hombres porque
decía que las mujeres eran buenas para hacer pasar rabia y decían
que iban hacer igual que las hermanas mayores, mi mamá nos quería
a todos. Las mujeres son mejores que los hombres si, porque nosotros cuidamos a
mi papá y mamá hasta el último, ahí los hijos
hombres iban un ratito a verlo
nomás.
Una niña
soltera no es bien vista, eso era antes, ahora ya no. Ante se fijaban, mi
papá decía: "Qué van a decir, que somos huacheros", por eso
mi mamá nos aconsejaba porque los hombres prometen pero no cumplen. Una
tía me decía que no me acerque a los hombres porque son
peligrosos. Más antes las hermanas mayores se hacían cargo de uno.
Los huachos son hijos que no
conocen padres quedan sin apellido sólo el de la mamá. Dicen que
la mujer tienen que parir con dolor porque era castigo de Dios por haber comido
el fruto prohibido, los hombres no porque le dijo Dios: "Con el sudor de tu
frente conseguirás el pan", y por eso trabaja el hombre.
(1)
Quillacas es un árbol cuya raíz se asoma como un manojo de pelos
en forma de cola de
caballo.
(2)
Torzales, tejido a telar de lana de oveja usado como adorno para el
pelo.
(3)
Matrona o viejita curiosa, en su mayoría son mujeres que poseen
conocimiento sobre el parto. Son las personas encargadas de acompañar y
ayudar en los partos.
(4)
Meico/a designa a las personas que ejercen la medicina popular. "El meico es el
doctor" (Cayu,
Andrea).
(5)
Santiguar, consiste en poner un brasero con carbones hirviendo y dos
ajíes de cacho de cabra sobre las brasas. El ají empieza a arder y
se pasa a la guagua por este humo. También se realizan oraciones para
sacar el mal de
ojo.
(6)
Empacho, "la persona está pasada de frío... el frío se
encierra en el estómago y cuando la persona es grande, no aguanta comidas
pesadas en el estómago". Se reconoce por la "guata hinchada, pesadez en
el estómago" (Gallardo citada en Montecino y Conejeros. sf:
44)
(7)
De acuerdo con lo observado, los bebés hasta el sexto mes son envueltos
en mantillas desde los hombros hasta los pies. Los primeros meses se envuelven
para evitar daños en la columna vertebral, luego para que duerman o
cuando lloran
mucho.
(8)
De los sobrevivientes dos viven en Maihue mientras que los otros cuatro se
encuentran viviendo en Santiago. Actualmente ella está criando tres
nietos y un hijo de
crianza.
(9)
Las enfermedades son causadas por la acción de espíritus malignos
o de terceros
(males).
(10)
Los huachos son hijos que no conocen padres quedan sin apellido sólo el
de la mamá (Panguilef, María). La palabra Huacho proviene de
Huachuy, cometer adulterio, en quechua. "Designa tanto al hijo ilegítimo
como al huérfano. Además, se utiliza para denominar al animal que
se ha separado de su rebaño" (Montecino,
1991:41).
(11)
Remedios cálidos son aquellos remedios que calientan el cuerpo, por
ejemplo manzanilla,
orégano.
(12)
Complejo maderero Neltume Chabranco.