5.
La sociedad mapuche al finalizar la colonia
Como
ya fuera señalado, entre el siglo XVII y la primera mitad del XIX, la
sociedad mapuche sufrió transformaciones importantes respecto al periodo
prehispánico. El contacto, primero a través de la guerra y
después a través del comercio, transformó a la sociedad
indígena, y también a la colonial criolla. Muchos mapuches,
huyendo de la expansión hispana, comenzaron a refugiarse en la cordillera
de Los Andes. Por otra parte, la incorporación de diversos elementos
externos a ellos mismos fue modificando esta sociedad, convirtiéndola en
ganadera, lo que también contribuyó a la expansión de sus
fronteras allende los Andes. Se produce un proceso que ha sido denominado de
“araucanización de las pampas”, que permitió controlar
los pasos cordilleranos para así arrear el ganado desde el sector
actualmente argentino. Esto provocó que el territorio ocupado por los
mapuches tuviera una extensión
trasandina.
Efectivamente,
durante el siglo XVIII y sobre todo la primera parte del siglo XIX, hasta la
década del setenta, los mapuches dominaron y ocuparon para sus
actividades pastoriles, ganaderas, cazadoras, un territorio enorme, quizá
el de mayor tamaño que un grupo étnico o pueblo indígena
haya controlado en toda América. (Ver mapa Nº 22).
El
ganado equino, vacuno y ovejuno se multiplicó rápidamente en la
Araucanía. No mucho tiempo después del triunfo de Curalaba, los
mapuches tenían más caballos que todo el conjunto del
ejército español. En el proceso de cuidado y reproducción
del ganado, los mapuches, en busca de pastos y animales para comerciar, se
fueron internando en la cordillera de los Andes, intensificando las relaciones
con la población pehuenche, y siguieron incursionando en las
montañas hasta llegar a las pampas trasandinas, ocupándolas
plenamente a fines del siglo XVIII. El viaje hacia y desde las pampas
tenía una motivación principalmente económica: la
búsqueda del ganado para su venta en la frontera con Chile central y
también de
sal.
Estos
viajes a las pampas han quedado en el recuerdo del Pueblo Mapuche. Eran tiempos
de abundancia, se trataba de viajes preparados con anticipación. Se
cambia la ruca por el toldo, en fin, hubo una serie de trasformaciones que han
quedado en la memoria de los mapuches. En un estudio reciente, se sostiene que
esta relación de los mapuches de la Araucanía con las pampas
argentinas, pasó a formar parte constitutiva de la identidad
étnica mapuche lo que es posible de comprobar por los significados que
llegó a adquirir el viaje de los hombres hacia el Este. “Tal
situación se puede percibir hasta los tiempos actuales en relatos
orales de personas mayores. El recuerdo
de los viajes a las pampas está adherido a la memoria mapuche y se
expresa en la elaboración y uso de un corpus lingüístico
específico para referirse a
él.
El
desplazamiento hacia las pampas fue un imperativo que se generó a partir
de las presiones producidas por la guerra con los españoles, pues hasta
antes del siglo XVII los contactos mapuches con dichas áreas
habrían sido mínimos, sin embargo, una vez que se produce la
consolidación de los viajes pampeanos, a través de numerosas rutas
llamadas rastrilladas, la población mapuche de la Araucanía como
de las pampas, consolida un espacio en el cual logra una armonía con la
naturaleza, dependiendo sólo de los productos que logran producir y
reproducir en esos entornos ecológicos. Se trata sin lugar a dudas de un
territorio amplio y abundante en recursos naturales, ideal para la cría
de ganado. De esta manera la sociedad mapuche experimenta cambios profundos en
su estructura social. El cambio más radical, como fuera dicho,
afectó la esfera económica, donde puede observarse la apertura del
proceso productivo a nuevas áreas, a saber: la ganadería, la
maloca -empresa de pillaje en busca de ganados ajenos, fundamentalmente
hispano-criollo-, y el comercio. Estas nuevas actividades modificaron la
división sexual del trabajo, pues el hombre mapuche centró sus
actividades hacia el exterior, dejando las domésticas para el
desempeño femenino. El mapuche durante el siglo XVIII es un
maloquero y conchavador; es decir, se
dedica a las malocas en distintas estancias fronterizas, ya sea del lado chileno
como argentino, y después las comercia en los puestos
fronterizos.
Las mujeres se dedican a las actividades domésticas, y son además
las encargadas de tejer los ponchos que después se venden en las
fronteras.
Otra
consecuencia de esta expansión territorial de los mapuches y de su
producción ganadera fue que, a partir de las nuevas relaciones
económicas, se produce una transformación en su estructura social
y política, lo que condujo a una creciente jerarquización social y
centralización del poder político. Comenzó a generarse una
marcada división social entre caciques
-lonkos-, y guerreros -lanzas, conas-.
Empezó a producirse una alta concentración de los ganados y conas,
luchando por el control de los pastos -territorios amplios de talaje-. Unos
pocos caciques fueron adquiriendo mayor influencia y mayor riqueza acumulada, y
empezaron a formarse alianzas entre distintos
lonkos, provocándose verdaderas
formas germinales de centralismo político. Respecto a ello, “...
la alianza entre los arribanos, pehuenches y pampas de Calfucura, dominaban las
tres cuartas partes del territorio. Se había unificado el mando y el
“Ñidol Lonco” era cacique tanto en tiempos de paz como de
guerra...
”.
Se da una transformación de los caciques mapuches, de “Gran
Hombre” a “Jefe”, puesto que ya no es en la guerra donde se
basa el liderazgo político mapuche, sino en el área
económica, especialmente por medio de la acumulación de un capital
económico; en el área política, en los parlamentos con los
españoles, y, a partir de un capital de información determinado
por la posición central de los caciques en un campo de poder desde ahora
bastante integrado, como por la constitución de amplias redes de alianzas
políticas, matrimoniales y económicas con otros grupos
indígenas. El “gran hombre” cuya distinción se
realizaba sobre la base de sus habilidades guerreras es reemplazado por un
ulmen que se lanza en una nueva
competición económica y en hábiles negociaciones
políticas.
En
suma, durante el siglo XIX la sociedad mapuche es muy distinta a la que se
observaba a la llegada de los españoles. La guerra, el comercio,
transforman su economía, su estructura social y política y, en
definitiva, modifican sustancialmente lo que había sido la sociedad
antigua.
Sin embargo, y a pesar de los cambios que la afectaron, puede decirse que dicha
sociedad al finalizar este periodo era abundante, rica en recursos, sin
problemas de escasez. La prueba palpable respecto a la riqueza del Pueblo
Mapuche queda reflejada en la adquisición de monedas de plata que se
efectúa en el intercambio fronterizo. Dichas monedas fueron ocupadas para
la confección de la platería mapuche; cuestión que, en
términos económicos, no les reportaba ningún beneficio
directo como alimentación o vestuario, por ejemplo.