4.
Misioneros y primeros colonos europeos (1864-1882)
Fue
el capitán Lejeune quien sugirió a los padres franceses establecer
una misión en Isla de Pascua, lo que se materializó en 1864. La
autorización para establecer una misión en Rapa Nui, fue otorgada
por el Reverendo Padre Pacomio Olivier, quien envía a Eugenio Eyraud, un
industrial de origen francés radicado en Copiapó que estaba
postulando al noviciado en dicha congregación. Eyraud arriba en la goleta
Suerte, con seis rapanui repatriados,
entre ellos el niño Manu Rangi, el niño rey o
ariki poki. Eyraud permanece
inicialmente nueve meses en la isla. Llegó aprovisionado de elementos de
construcción y de una campana. En su primera estadía logra
aprender el idioma, traducir el catecismo e iniciar la instrucción de
algunos isleños. En 1866 regresa junto al padre Hipólito Roussel
y tres asistentes de Mangareva, estableciendo con ello la primera misión
católica en Hanga Roa. Ese mismo año, se establece una segunda
misión en
Vaihu.
Hasta esa época la población de la isla vivía distribuida a
lo largo de toda la costa, sin embargo el establecimiento de las misiones atrajo
un importante número de personas hacia los lugares de emplazamiento de
los centros
misionales.
En octubre de 1866 arriba la goleta
Tampico, desembarcando a otros dos
misioneros, Gaspar Zumbohm y Theodule Escolan, junto a un número
importante de árboles frutales y animales diversos. Los
misioneros efectuaron
compras de terreno
a nombre del Arzobispado de Tahiti,
adquiriendo un total de 635 hectáreas a través de dos
transacciones certificadas con escrituras y
testigo.
En
1866, Roussel estima la población en mil doscientas personas, sin embargo
hacia 1869 no sobrevivían más de
seiscientas,
para llegar a sólo ciento diez individuos en 1877. En 1892, en un censo
realizado por la goleta Abtao se
contabilizan 201
personas,
siendo la mayoría niños. La
muerte de un alto porcentaje de la población, junto con la
reubicación de importantes núcleos en las cercanías de las
misiones, altera profundamente la estructura tradicional de poder y las
relaciones de los linajes con sus territorios ancestrales.
En
1868, año en el cual fallece Eugenio Eyraud, arriba a la isla el
comerciante y marino francés Jean Baptiste Dutrou Bornier, que se dedica
a la explotación de ovejas en varias islas de la
Polinesia.
En dos ocasiones ya había estado
en la
isla de Pascua, y en una de ellas como
capitán de la goleta que llevó a los misioneros. Aprovechó
aquella ocasión para adquirir un terreno en la isla. Una vez establecido
en Pascua, confraterniza con los misioneros y juntos crean el llamado Consejo de
Estado de Rapa Nui -también llamado tribunal de Culto- para establecer
las reglas a seguir dentro de la recién fundada Villa Santa María
de Rapanui. En 1871 forma una sociedad con Alexander Salmon y John Brander,
dueño de una de las casas comerciales más grandes de la
Polinesia
y en la cual se incluye inicialmente la Iglesia Católica. Su alianza
inicial con la Iglesia Católica y la tendencia de concentrar la
población en la naciente villa de Santa María de Rapanui, hoy
Hanga Roa, contribuye a desestabilizar los sistemas tradicionales de poder
favoreciendo una dependencia de la población de suministros ofrecidos por
la Iglesia y Dutrou
Bornier.
Los misioneros intentaron “civilizar” a la gente, prohibiendo la
práctica del tatuaje y repartiendo
ropas.
La
cada vez mayor dependencia de los isleños de los bienes proporcionados
por los europeos y la escasez generalizada de alimentos en la isla, provocaron
un enfrentamiento entre dos bandos isleños, conformados principalmente
por los Marama de Hanga Roa unidos a los Miru de Anakena, y liderados por
Torometi que eran partidarios de Dutrou Bornier; haciendo uso de armas de fuego,
se dedicaron a saquear las plantaciones en torno a la Misión,
pertenecientes a los partidarios de los misioneros. Entre misioneros y Bornier,
se desencadenaron pugnas instigadas por las ambiciones del francés,
especialmente en cuanto al uso de las tierras y al trato dado a los rapanui, que
culminaron en intimidaciones y quemas de siembras por parte de este hacia los
isleños y
misioneros.
El padre Roussel, a petición de
Monseñor Tepano Jaussen, obispo de Tahiti, abandona la isla junto a
ciento sesenta y ocho rapanui para establecerse en la isla de Mangareva,
proporcionándoles trabajo en las plantaciones que la Iglesia mantiene
allí. Mientras
tanto,
Bornier traslada a otros 109
rapanui
a
Tahiti donde son empleados en las
plantaciones de Brander en Ha’a Pape. En años posteriores, otros 67
isleños parten a Tahiti.
Dutrou
Bornier, ahora único “dueño” de la isla, se
autoproclama rey Juan I de Isla de
Pascua.
Implanta su reinado e inviste como
reina a una nativa “Ko Reta Pua A
Kurenga” con quien tiene dos hijas, y establece su residencia en
el sector de Mataveri. Finalmente, después del abandono de los
misioneros, puede dedicarse a hacer aquello a lo que había llegado, es
decir, a la explotación ganadera de la totalidad de la isla, para lo cual
adquiere en Sydney más de cuatrocientas ovejas y otra mercadería
que se sumará a las dejadas por los
misioneros.
En una visita de la corbeta
O’Higgins a Pascua, se informa que Rapa Nui en su totalidad estaba
bajo explotación de Bornier, teniendo a todos los habitantes que
aún permanecen allí como inquilinos, y habiendo establecido una
especie de tributo obligatorio de
aquellos.
Bornier
transforma la isla en una hacienda ganadera, exportando sus productos a Tahiti,
trasportándolos cada cuatro meses en una goleta que viaja desde Pascua
hacia Tahiti.
Bornier negocia unas veinticinco
compras de terrenos a los rapanui, las cuales carecen de legitimidad pues en su
mayoría no precisan límites, ni extensión, o fueron hechas
a menores de edad. Existe un único certificado de venta de terrenos en el
cual se establecen las dimensiones de los terrenos que Bornier adquiere: 1031
hectáreas por la suma de 300 francos pagaderos en
mercaderías,
suma irrisoria para el valor comercial de las tierras en aquella época.
Como única autoridad en la isla, Bornier se adueña de los terrenos
que habían sido cedidos a la Iglesia y con el tiempo va ampliando los
límites de su territorio, sin que nadie se le pueda
oponer.
(Ver Mapa Nº 17)
En
1875, de acuerdo al informe del segundo viaje a Isla de Pascua de la corbeta
O’Higgins,
la población descendió a 175 personas, concentrándose en
Vaihu, Mataveri y Hanga Roa.
Dutrou
Bornier es asesinado en la isla en
1876.
Luego de su muerte la hacienda seguirá bajo la administración de
uno de los hijos de su socio -Arii Paea Salmon-. Paea Salmon, emparentado con la
familia real tahitiana, se traslada a Pascua con 20 tahitianos. Junto a
él regresa el padre Hipólito Roussel. El obispo de Tahiti, Mons.
Tepano Jaussen interpone un recurso de amparo en favor de los isleños
quienes reclamaban sus territorios ancestrales. Bajo la administración de
Paea Salmon, a los rapanui que trabajan en la “estancia”, se les
pagará en animales y se incentivará la manufactura de objetos de
artesanía para su venta. En esos años, se crea un intenso
tráfico comercial con Tahiti y se produce un constante flujo de rapanui
hacia dicho lugar. En 1881, una delegación de rapanui viaja a Tahiti para
solicitar formalmente el protectorado al gobierno francés y el
envío de un gendarme. Sin embargo, esto no se
concreta.
El gobierno francés reconoció su protectorado sobre las personas,
pero no así sobre la isla justificando su negación en la escasez
de recursos naturales y su mala ubicación
geográfica.
Durante 10 años la administración queda en manos de la
sucesión Brander- Bornier, mientras se disputa en las cortes de Tahiti la
posesión de las tierras. En 1884, el Tribunal de Alzada de Papeete
adjudica la totalidad de los bienes de la sociedad a John Brander hijo. Los
descendientes de Bornier, junto a algunos rapanui, interponen un recurso de
protesta que es visto en la Corte de Burdeos y que finalmente falla en 1893
cuando la isla ya se encuentra bajo administración
chilena.
En
1882 el padre Roussel decide instaurar una monarquía en la isla,
siguiendo el modelo tahitiano, según el cual los monarcas son elegidos
por los isleños en virtud de ser descendientes directos del último
rey. Fueron rebautizados como Adán (Atamu) y Eva, para simbolizar su
nuevo status como figuras
fundadoras.
Rochna-Ramírez,
Susana.
La
propiedad de la tierra en Isla de
Pascua.
Corporación Nacional de Desarrollo Indígena. Santiago. 1996.
Según Cristino, los documentos originales de algunas de estas
transacciones se encuentran en el Arzobispado de Santiago. (Cristino et. al.
“Isla de Pascua” Op. cit.: 10.
Fischer, Hermann.
Sombras
sobre Rapanui.
Editorial Lom. Colección sin Norte. Santiago. 2001. p. 72.
Cristino, Claudio; et. al. “Isla de Pascua...” Op. cit.: 12-15.
Vergara, Víctor.
La
Isla de Pascua Op.
cit.: 42. Rochna-Ramírez, Susana.
La
propiedad... Op.
cit.: 25.