Portada Anterior Siguiente Índice | 4. Los Inkas y su influencia en el Norte Grande hasta la zona central

4. Los Inkas y su influencia en el Norte Grande hasta la zona central


La actual ciudad peruana del Cuzco fue la capital de una gran confederación andina llamada Tawantisuyu. Tempranas fuentes históricas indican que en la primera mitad del siglo XIV, el Inka Pachakutek comenzó la conquista del Kollasuyu -parte meridional de este imperio-, derrotando al poderoso reino Kolla que se ubicaba al sur del Titicaca. En esta época, es posible que la expansión Inka haya llegado hasta la región de Tarapacá, al conquistar los reinos Aymara del altiplano que ya ocupaban las cabeceras y valles altos de esa región. Posteriormente, el sucesor de Pachakutek, Topa Inka Yupanqui, somete definitivamente a los Kolla, termina de conquistar a los señores Aymara y extiende su dominio sobre el noroeste argentino y el territorio de Chile hasta el río Maipo[48]. Sobre el sur del Maule hasta la “frontera del Biobío”, se señala que:

Al parecer hubo dos cruentas batallas; la primera, tentativamente desarrollada en el río Cachapoal, no impidió que patrullas exploradoras [inkas] rebasasen su cauce, llegando hasta los márgenes del Biobío, donde, tras permanecer una corta temporada, hubieron de retornar al norte buscando seguro refugio en dominios ya pacificados. Durante el retroceso, hostigados continuamente, pudieron haber enfrentado a sus perseguidores en el Maule, antes de ampararse en la cuenca de Santiago[49].

Los Inkas dominaron diferentes regiones culturales, desde alianzas políticas en el norte hasta el Maule, en el centro de Chile. De este modo, se imponen nuevos cultos, se enfatiza la explotación de metales, se ocupan de una manera directa los caminos e instalaciones a través de centros administrativos y tambos, manejo de poblaciones de colonias –mitimaes- para mayor labor y tributación al “imperio”. Sin embargo, no hacía mucho tiempo que los inkas habían estructurado sus provincias del sur -Chile-, cuando se produce la invasión de Almagro[50]. Sin embargo, no hay que olvidar que antes que los inkas llegaran al norte grande, chico y parte de la zona central, allí ya se habían desarrollado numerosas culturas.

En el norte, la ocupación inkaica fue evidentemente más política que cultural, ya que se fundamentó en alianzas con las autoridades atacameñas, las cuales estaban preparadas para este entendimiento, a raíz de la conducción del tráfico multiétnico que existía desde antes. De esta manera los inkas capturan la “riqueza” atacameña a través de la imposición del trabajo obligatorio local –mita-, con lo cual podían preparar desde Catarpe las cargas de retorno que, de acuerdo a su planificación, eran indispensables para su “imperio”. Los alimentos -charqui, papas, harinas-, metales
-cobre y oro-, piedras semipreciosas, madera, etc., proporcionaban los bienes que requerían tanto las poblaciones altiplánicas, como aquellas que sustentaban el status cuzqueño en su capital. Por otro lado, Catarpe era el paso obligado de la riqueza tributada que provenía a través de las caravanas desde el centro de Chile”[51], por el llamado “camino del inka”.


[48] Aldunate, Carlos. “El Inka en Tarapacá y Atacama”. Tras la huella del Inka en Chile, pp. 18-34. Museo de Arte Precolombino. Santiago. 2001. p. 19.
[49] Silva G., Osvaldo. “¿Detuvo la batalla del Maule la expansión inca hacia el sur de Chile?”. Cuadernos de Historia Nº 3, pp. 7-25. Departamento de Ciencias Históricas. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad de Chile. Santiago. 1983. p. 14.
[50] Entrevista realizada al Profesor Lautaro Núñez por miembro del Equipo Redactor (Octubre, 2002).
[51] Núñez, Lautaro. Cultura y conflicto... Op. cit.: 73.