Portada Anterior Siguiente Índice | 4. Migración Colla desde el Noroeste argentino a la Cordillera de Atacama

4. Migración Colla desde el Noroeste argentino a la Cordillera de Atacama


Los factores que impulsan a las migraciones collas hacia la cordillera de Atacama en la segunda mitad del siglo XIX, son de variada índole. Se relacionan principalmente con las condiciones de sometimiento de los indígenas en el noroeste argentino y a la falta de acceso a la tierra[16], así como también la necesidad de trabajos complementarios a la ganadería -minería y arrieraje-, la búsqueda de espacios libres y desocupados para la crianza y pastoreo de animales; y probablemente, al interés por encontrar refugio luego del levantamiento indígena ocurrido entre 1872 y 1875 en la Puna y las quebradas de Salta y Jujuy[17].

Estas migraciones se vieron facilitadas por el conocimiento previo que los collas tenían del territorio de Atacama, debido al tipo de actividad económica que realizaban. La cordillera de Atacama -su extremo meridional- presentaba a lo menos tres condiciones favorables para albergar las migraciones collas: primero, la puna y las quebradas formaban un espacio territorial relativamente abandonado para las actividades pastoriles; segundo, existían numerosos lugares propicios para la crianza de animales y desarrollo de la caza y recolección; y, tercero, estos territorios eran eco-geográficamente la continuidad natural de la Puna de Atacama.
Por otra parte, la migración colla permanente y temporal, se vio favorecida por el auge de la actividad minera en Atacama. Este repunte económico de la región, comenzó a gestarse a mediados del siglo XIX en Copiapó, al descubrirse y reactivarse nuevas minas de oro, plata, cobre en las serranías y cordilleras[18]. Posteriormente, a mediados de la década de 1870, comienza el auge salitrero cerca de Taltal, en el sector de la Aguada Cachiyuyal, después llamada El Agua Verde, y la explotación del bórax en el Salar de Pedernales y Maricunga[19]. Otro factor a considerar es el tratado de libre tránsito y comercio de Chile con la Republica Argentina firmado en 1856, que aumentó el arrieraje y el tránsito en la cordillera[20]. Lo anterior facilitó el contacto entre Copiapó y el noroeste argentino y la llegada de población, que en un primer momento -a mediados del siglo XIX- estuvo vinculada a la explotación del mineral de plata de Chañarcillo[21]. Las zonas de tránsito utilizadas para cruzar la cordillera, eran la Quebrada de Paipote hasta Laguna Santa Rosa, Salar de Maricunga y hasta el paso de San Francisco y el camino de Río Jorquera, que seguía El Turbio, Pircas Negras y Come Caballos, lugares en los que aún pueden verse las huellas de caminos antiguos.

Desde Catamarca, los dueños de ganado contrataban a arrieros para conducir las tropas de animales vacunos hasta Copiapó, en cambio hacia Bolivia se llevaban recuas de mulas para comercializar en la zona de Huari y otras áreas limítrofes. La actividad del arrieraje de ganado desde Catamarca a Chile, se mantuvo vigente hasta fines del siglo XIX, pero después comenzó a declinar la actividad comercial debido al aumento de los impuestos y condiciones económicas establecidas por los gobiernos de la época[22]. Además, una cierta caída del auge minero se había comenzado a producir en la década de 1880, quedando el espacio del desierto con menos valor que el alcanzado durante la mitad del siglo XIX, en que se descubrieron los minerales de plata de Chañarcillo y Tres Puntas, que dieron esplendor y auge a la zona[23]; reemplazados más tarde por el trabajo en las salitreras cerca de Taltal.

A fines del siglo XIX y principios del XX, la cordillera y la puna no sólo era transitada por peones, arrieros y comerciantes, sino también por familias de pastores collas que se asentaban en aguadas y vegas, construyendo un circuito trashumante en el territorio de pastoreo. Estos movimientos migratorios se localizaban en lugares relativamente aislados y con poca accesibilidad, con presencia eventual de algunos mineros o viajeros. A diferencia de los pastores collas, los comerciantes y arrieros bajaban a los pueblitos del valle de Copiapó y permanecían temporalmente en ellos. Los únicos pobladores asentados en la cordillera eran los collas y algunos pastores que provenían del pueblo de indios de Copiapó.


[16] Ver: Fritis, Eulogio. “Los Collas”. En: América Indígena. XXXI (2), pp. 375-388. 1971.
[17] Ver: Rutledge, Ian. “La rebelión de los campesinos indígenas de las tierras altas del norte argentino. 1872-1875”. En: Alejandro Islas (comp.). Sociedad y Articulación en las tierras altas jujeñas. Buenos Aires, Investigación y Desarrollo-Proyecto ECIRA. 1992.
[18] En efecto, a mediados del siglo XIX el auge minero en la zona era relevante: “El impulso dado al presente a la industria minera se hace sentir ya en todas partes, porque, desde el mes de enero de 1851 hasta abril de 1853, 2 minas antiguas, de oro, 98 de plata y 105 de cobre han sido puestas nuevamente en explotación en la sección de Huasco, y en la misma época se han emprendido trabajos en 5 minas de oro, 82 de plata y 138 de cobre recién descubiertas”. Pérez Rosales, Vicente. Ensayo sobre Chile. Ediciones de la Universidad de Chile. Santiago. 1986 [1857]. p. 277.
[19] En 1871 se inicia la búsqueda de nitrato de soda en la zona de Taltal; se descubren los primeros yacimientos de en la Aguada Cachiyuyal, también entre la zona de la Ola y el Cerro Salitral, cercano al Salar de Pedernales y en El Llano contiguo a la quebrada El Chaco, a 14 leguas de la costa. La falta de agua, caminos y puertos de embarque, posterga la explotación de salitre, la que se retoma en 1878-1879 cuando se inicia la construcción de las oficinas salitreras Santa Luisa, Germania y lagunas. Bermúdez señala que “la producción en Taltal y Aguas Blancas se inició en forma sostenida en el segundo semestre de 1879” (Bermúdez, Óscar. Historia del salitre. Ediciones de la Universidad de Chile. Santiago. 1963. p. 302). Las minas de bórax o borateras ya se conocían en 1864. Descritas por Burmeister en Viaje i Descripciones de las Provincias de Tucumán y Catamarca, “La quebrada de las Tres Cruces desemboca en la hoyada de las borateras de Maricunga” (Bertrand. Alejandro. Memoria sobre las Cordilleras... Op. cit.
[20] Vicente Pérez Rosales dice que: “El gobierno contribuyó poderosamente a favorecer este impulso (entre otras obras)... por el tratado concluido con el gobierno de la Confederación Argentina, el 30 de abril de 1856, el cual suprime todos los derechos de importación y exportación por la vía de la cordillera, entre las dos naciones. Este acto, cuya importancia es incalculable para Chile en general y para la provincia de Atacama en particular, va a contribuir de un modo muy eficaz a activar la explotación de las minas cuyo rendimiento no bastaba a cubrir los costos de extracción”. Pérez Rosales, Vicente. Ensayo sobre Chile... Op. cit.
[21] Hasta antes del tratado de libre comercio y tránsito por la cordillera de 1856, las relaciones entre la cordillera de Atacama y el noroeste argentino eran ya frecuentes y se traficaba la cordillera con ganados y mercaderías para abastecer la población de Copiapó y de los minerales de plata de Chañarillo y Tres Puntas, donde vivían importantes contingentes de población. El contrabando en esa época era importante y perseguido por las autoridades. Así lo apreció Ignacio Domeyko en su viaje de 1844 a la cordillera por el río Jorquera. En la quebrada Cachitos se encuentra con funcionarios que fiscalizan el tráfico: “Entre los inmensos fragmentos y amontonamiento de granito rosa -de la quebrada Cachitos-, se ven ruinas de antiguas familias indias y encontramos en ellas a dos hombres calentándose ante una fogata; son funcionarios del gobierno al acecho de algún contrabandista.” Domeyko, Ignacio. Mis viajes: Memorias de un exiliado. Tomo I. Ediciones de la Universidad de Chile. Santiago. (1978). p. 453.
En el viaje de 1840 a Copiapó, Domeyko refiriéndose a la población que la componía destacaba la presencia de los “Cuyanos” y señala: “Copiapó cuenta ahora con diez a doce mil habitantes, siendo su población una mezcolanza de todas partes del mundo. Franceses, alemanes, yanquis, inmigrantes de diversas partes de América española, sobre todo los llamados cuyanos, (de la provincia de Cuyo, o sea Mendoza, San Juan, etc.) forman esta población, cuya mitad apenas componen chilenos”. Domeyko, Ignacio Mis viajes... Op. cit.: 403.
(Nota: Entrado el siglo XX en el norte de Chile se conocía a la población argentina del noroeste de manera genérica como “Cuyanos”, pudiendo ser estos Catamarqueños o Riojanos o Salteños, debido a que el término cuyano se heredó de la colonia, cuando Cuyo pertenecía a la Capitanía del Reyno de Chile. De allí, que lo señalado por Domeyko puede corresponder también a población del Noroeste argentino. Respecto a la población argentina que había en la provincia de Atacama, a mediados del siglo XIX, Reyes indica que siete u ocho mil argentinos se desparramaron por toda la provincia (Reyes, Edmundo. “Visión panorámica de Atacama”. En: Seminario de problemas regionales de Atacama. Ediciones del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Chile. Santiago. 1957).
[22] Lo anterior se desprende de una carta enviada por los vecinos de Santa María de Catamarca, que señalan en 1902: “Los negocios de hacienda a Bolivia y Chile, que eran una fuente de riqueza, actualmente no dan resultados, pues el cambio de mando en Chile y Bolivia y el fuerte impuesto que tiene el ganado en Chile absorben por completo las pocas utilidades”. (Arch. Administrativo de la Gobernación. Carpeta departamental. Catamarca, 1902, foja 227).
Meister, Albert ; Susana Petruzzi y Elida Sonzogni. “Tradicionalismo y Cambio social. Estudio de Área en el valle de Santa María”. Publicación N° 1. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional Laboral. Rosario.1963. p. 32.
[23] Reyes, señala que “Después de la Guerra del Pacífico, la declinación de Atacama se acentúa. Ya en 1869, la Municipalidad de Copiapó cede una prima de diez mil pesos para quien descubra algún yacimiento importante de plata en el Departamento. El 70 ya no se hace historia, se la escribe... en 1889. La minería, la principal industria de Chile pasa por una gran crisis”. Reyes, Edmundo. Visión panorámica...” Op. cit.