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Prefacio


Maihue "Es de corta población indíjena i se encuentra en un valle fuertemente ondulado, formando lomajes que van decreciendo hácia el lago del mismo nombre en cuya ribera E se halla." (Diccionario Jeografico de Chile 1924: 513)

La llegada es justo a tiempo, como dice la señora Elena "me quiere la suegra", esto quiere decir que llegamos justo a la hora de la comida nocturna. El bus es un martirio, el viaje se hace eterno, y el chofer conversa con todos/as quienes vamos encontrando en el camino, lo único que queremos es llegar.
Cuando divisamos el lago el ánimo cambia, nos aumenta la ansiedad y surgen miles de preguntas ¿cómo nos irán a recibir? ¿interrumpiremos? ¿dónde vamos a dormir? ¿qué habrá pasado? .... Al bajarnos del bus es como si todo fuera más lento, los colores son más nítidos y el lago se ve imponente. Es un paisaje estremecedor.
Nos preguntamos ¿dónde vamos primero? Cualquiera sea la decisión, el encuentro es siempre el mismo, cariñoso, "calentito", acogedor. El mate y el pan no tardan en aparecer y las noticias surgen rápidamente amenizando el diálogo. Rápidamente nos ponemos al día. Luego vienen las visitas donde se repiten una y otra vez "las atenciones" o "algún cariñito" al son de los relatos.
Las jornadas de trabajo son largas y muchas veces se interrumpen para acompañar en los trabajos domésticos, para nosotras significa asumir la rutina diaria y "dar una vueltita de mano a las atenciones". Sin embargo, constantemente nos preguntamos qué es lo apropiado. La reciprocidad es parte de la cotidianeidad, cómo nosotras podemos participar de este círculo desde nuestras diferencias.
Una de nosotras escribe en su diario de campo " Después de un tiempo de ir y venir, uno ya es parte de la casa, en mi caso podría decir que incluso he sido adoptada por una familia a la que yo también adopté. Me sumo a la dinámica familiar sin mayores problemas asumiendo labores domesticas destinadas a las mujeres, la comida ( pelo papas), cuidado de los niños, el lavado de la ropa, la entrada de la leña todos son actos voluntarios ya que nadie me lo impone. Todo lo que se hace por acá es por cariño".
En las conversas van apareciendo las intimidades tanto de ellas como las nuestras. Esas quedan suspendidas en nuestras memorias. A medida que avanzamos en nuestro trabajo, los relatos se llenan de significados, se hacen reales y un mundo nuevo se nos abre.
Las conversas continúan en Valdivia, en nuestra casa, en la oficina, constituyen un espacio y un tiempo distinto. Se nos mezclan los encantamientos, los duendes, las ganas de tomar mate con la urgencia "de terminar pronto" y de las mil y unas cosas que debemos resolver.
La transcripción es larga y difícil, los sonidos de allá se nos confunden con los de acá y, a veces no entendemos. La edición es tediosa y quizás la parte más compleja. Se evidencian las diferencias y los fastidios mutuos. Es en este momento cuando nos percatamos de los olvidos.
Volvemos a Maihue, una y otra vez, a completar la tarea, a mostrar lo hecho y a tomar decisiones con las ñañas. Leemos los relatos, corregimos en conjunto y guardamos en nuestra memoria los nombres, secretos y confidencias.
Los relatos de Maguen Kiñe Mapu representan el encuentro, los lazos, los vínculos, las reciprocidades y las confidencias que se mantendrán a través del tiempo, la distancia y las diferencias.