Portada Anterior Siguiente Índice | 4. Atropellos a los Derechos Humanos

4. Atropellos a los Derechos Humanos


El Estado de Chile envía a Alberto Sánchez Manterola como Primer Gobernador Marítimo, con fecha 15 de Junio de 1896, quien también se desempeña como Administrador de la Compañía Explotadora de Isla de Pascua, dando paso a toda clase de vejaciones y atropellos a los Derechos Humanos de los Rapa Nui, utilizando a la población como esclavos, obligándolos a trabajar en extenuantes jornadas construyendo pircas, en las siembras y en la esquila de ovejas.

Traslada a todos los habitantes a punta de fusil hacia un sector reducido de Hanga Roa, donde permanecemos hasta la actualidad. Robando nuestros animales, quemando nuestras siembras y todo lo que poseíamos desde nuestro Rey Hotu Matua. Destinando nuestras tierras a la crianza de animales, destruyendo todo lo que encontraban a su paso, sin ningún respeto por los hombres y mujeres dueños del territorio y mucho menos por nuestro patrimonio ancestral.

Durante cinco años, sólo un barco visitó la isla. En él venía el sacerdote alemán Georg Eich, quién hizo un alto en el camino en su viaje desde Tahiti a Valparaíso. En su informe comenta: “...la iglesia de Hanga Roa se encontraba en un estado deplorable, los obreros chilenos solteros habían ocupado la casa del cura y violaban las mujeres y niñas”. Además, el sacerdote alaba la benéfica labor del catequista Nicolás Pakarati, bautiza rápidamente a 66 Rapa Nui, casa a 18 parejas, visita a los leprosos y a los tres días vuelve a retomar su ruta.

Desesperado y con la intención de poder ser escuchado, el Rey Riro Kainga pide al Gobernador Manterola permiso para viajar a Santiago para pedir amparo al Gobierno, por haberles quitado sus tierras y plantaciones el concesionario de la Isla señor Enrique Merlet a través de su representante don Alberto Sánchez Manterola...es el mismo Señor Manterola quién escribe al respecto: “le extendí una orden para el capitán, para que lo recibiera a bordo, y le escribí a Merlet sobre el expresado viaje del Rey”.

“Llegada la goleta a Valparaíso, (Merlet) le prohibió (a Riro) bajar a tierra hasta tener estudiado un plan fijo con respecto a él. Se lo confió a un alemán Jefferles, que antes estuvo en Pascua y que conoció a Riroroko, y éste se encargó de embriagarlo y llevarlo a lugares sospechosos hasta que cayó enfermo y en estado grave fue llevado al hospital, donde falleció poco tiempo después”. A su regreso, Juan Tepano Rano informó a la comunidad “que el Rey Riro, había sido envenenado, o mejor dicho lo mataron, yo traté de salvarlo pero el veneno era muy fuerte y según el Rey le habían dado un remedio.”

En el año 1900, Sánchez Manterola es reemplazado por Horacio Cooper, quién se ensaña cruelmente contra los Rapa Nui, asesinando, mutilando y enviando detenidos al continente a aquellos que se rebelaban contra tanta injusticia, donde “se dejaban morir de hambre o morían en los hospitales”. Hasta el día de hoy nunca hemos sabido donde quedaron los restos de nuestro Rey Riro Kainga, así como los huesos de todos aquellos que se llevaron al continente porque reclamaron contra la Compañía y el Estado de Chile. Ellos son nuestros antepasados, luchadores de nuestro pueblo.

Las pircas que servían para separar los rebaños de ovejas fueron construidas mediante trabajos forzados de hombres, mujeres, niños, e incluso las mujeres encinta que tenían que acarrear piedras muy pesadas. Muchas de ellas sufrieron partos prematuros, y los que morían eran enterrados ahí mismo. El que no trabajaba lo suficientemente rápido era golpeado por el mismo Cooper en el rostro con cinco o diez bofetadas y posteriormente con una vara flexible de un metro y medio con una aguda púa de fierro en la punta, despedazando horriblemente las carnes ensangrentadas que temblaban de dolor; para después, entregarlos al que da los azotes con el látigo, amarrado a un árbol con las manos cruzadas, hasta que la sangre corría en abundancia, dejando a la víctima atada por dos o tres días sin proporcionarles alimento alguno, antes de liberarla la volvía a abofetear en el rostro con increíble crueldad, o se les aplicaban multas nunca menores de diez o veinte pesos, teniendo en cuenta que el salario era de 0,20 centavos diarios. Se trabajaba desde las cinco de la mañana hasta la oración, e incluso durante la noche; cuando había luna llena no se acostaba. A la una de la tarde se les concedía a los trabajadores una hora de descanso, con el fin de que se prepararan un almuerzo que ellos mismos debían proporcionarse, porque el Gobernador Cooper no se los daba. El pago de los jornales no se veía jamás, o era convertido en trapos inservibles o víveres que cuadruplicaban su valor en los ajustes de cuentas.

Tanto el Gobernador Marítimo como la Compañía Explotadora de Isla de Pascua contaban con el control espaciado de la visita de barcos de la Armada de Chile. Aun así, el abandono y la pobreza causaban estragos en la población.

En 1906 llega a Rapa Nui el señor Henry Percival Edmunds, conocido hasta hoy como Percy Edmunds, para hacerse cargo de la administración y gobernación de la isla. Vivió 23 años en este terruño, trajo el primer automóvil a la isla y dejó interesantes fotografías. Tuvo sus hijos con Victoria Rapahango. Juan, su hijo menor llegó a ser alcalde unos años después y Pedro, su nieto, es quien desde 1995 ocupa este cargo.

Se desempeñó como un hábil administrador; y, según los Rapa Nui, “fue duro pero no tan brutal como sus antecesores.

Cansados ante los innumerables abusos de los Gobernadores Marítimos y la Compañía, María Angata Veri Tahi, en el año 1914 anuncia el fin de la Compañía y la Liberación de los Rapa Nui. Los isleños liderados por Daniel María Teave, entregan al administrador Edmunds una declaración donde expresan entre otras cosas: “queremos para nosotros todos los animales, poruqe ustedes saben que todos los animales y chacras que nuestro obispo Tepano nos dio originalmente, nos pertencen...”

Fue por casualidad que al estallar la manifestación del Pueblo Rapa Nui, la Baquedano iba rumbo a la Isla de Pascua para una inspección de rutina, llevando como pasajero a Enrique Merlet. Las demandas de los Rapa Nui, en parte, quedan registradas en las declaraciones tomadas por el Fiscal A. Escobar a los hombres detenidos en el barco como responsables de la rebelión. Durante la investigación que realiza el capitán de la Nave chilena.

Declaración del natural de Isla de Pascua Matias Ootu (Hotu)

“...Compareció ante el Sr. Fiscal y secretario, el natural de la Isla de Pascua, que se encuentra preso en la garita de este buque, Matias Ootu de 30 años de edad, casado, quien después del juramento de estilo dijo: “Que recuerda que sus padres tenían tierras en Vahio (Vaihu), y Ranoraka (Rano Raraku), las que les fueron quitadas junto con los animales que ellos tenían y que fueron traídos a Hanga Roa donde se les dio un pequeño terreno, pero mucho más chico que el que poseían... También el sueldo es muy poco, 40 centavos al día sin comida y como la ropa en la tienda es muy cara, la mujer y los hijos no tienen ropa y sienten hambre y frío...

Declaración del natural de Isla de Pascua Daniel Maria Chave (Chavez)

Después de declarar que los redujeron a Hanga Roa, les quitaron sus tierras y animales continua: “Que cuando vino por primera vez a la isla el Sr. Merlet se mataron muchas ovejas que eran de ellos (los de Rapa Nui) para aprovechar los cueros y la lana, los que mandaron en la goleta al continente... Que en el viaje anterior del Sr. Merlet se fue solo un día al campo de los naturales donde tenían sus plantaciones y lo había encendido y que el incendio duró como tres días quemándose todo y que les quitó los caballos que les quedaban. Que el otro administrador el Sr. Cooper azotaba a las mujeres y niños y usaba a las mujeres casadas y solteras...”

Declaración del natural de Isla de Pascua Noé Tori

Después de declarar que le quitaron sus tierras y animales, agrega: “...que después de quitarle sus animales y fue traído a Hanga Roa donde le dieron un terreno para todos sin agua ni comida, y que en consecuencia de las prohibiciones de alimento, de hecho, se le murieron varios hijos...”

Declaración del natural de Isla de Pascua Timoteo Paté

Después de hacer notar su desacuerdo porque le habían quitado sus tierras y animales declara: Que el señor obispo de Tahiti nos mandó en una ocasión bueyes, ovejas y caballos, y que el Sr. Merlet se los quitó...

Declaración del natural de Isla de Pascua y cacique Juan Tepano

“...Yo le he dicho al Sr. Edmuns que todo aquí vale muy caro, que la jente está descontenta y él me contestó que era debido a que venía de muy lejos y se tenía que cobrar el flete...”

Declaración del natural de Isla de Pascua Nicolás Timona

“...que tenían muchas ovejas, bueyes, caballos y que el Sr. Alberto Sánchez se las quitó y los mandó a Hanga Roa, que les mató los animales para aprovechar los cueros y lanas y que la carne la arrojó al mar para que ellos no teniendo comida tuvieran que trabajarla. Que después el Sr. Cooper les mató más animales con el mismo objeto...”

Declaración del natural de Isla de Pascua Timion Liroroko (Riroroko)

Después de explicar que cuando trabajaba en la bodega del gobernador, que le pagaban 0.20 centavos con comida, nos cuenta que tuvo un encuentro con su empleador “...un día el Sr. Edmunds nos mandó para todos una paleta de cordero pero tan flaca que no tenía nada para comerle y como yo le dije que eso era bueno sólo para los chanchos, me contestó que nosotros éramos peores y que como kanacas teníamos que comer y callar y me pegó con una huasca en la cara rompiéndome la frente en esta cicatriz que me queda aquí, entonces, yo le di de puñetes hasta que tuve que arrancar porque él sacó el revolver...”

Declaración del natural de Isla de Pascua Tuco Tuqui (Tuki)

“...que sus padres tenían terreno en Hanga Teo (Hanga o Teo) y muchos animales, que vino después que les quitaron sus terrenos y animales a Hanga Roa con un misionero llamado Ipurito, que la persona que le quitó sus terrenos fue el Sr. Alberto Sánchez y que decía que los compraba el Gobierno de Chile.”

Declaración del natural de Isla de Pascua Marinero Miguel Maurata

“...Hará 15 ó 20 años estaba de administrador el Sr. Alberto Sánchez. En esa época los pascuenses vivíamos repartidos en la isla y mi papá como todos los demás tenía gallinas, caballos, chanchos, ovejas, bueyes y fruta con las que vivíamos tranquilos y felices. Pero, oh desgraciada la hora la de la llegada del Sr. Manterola porque ordenó quitarnos todo lo que teníamos y prenderle fuego a todas las cosas que habían en el campo, nos reunió a todos y nos redujo a un pequeño pueblo en un pequeño terreno y en la miseria sin que nuestros padres tuvieran con que mantenernos bajo la esclavitud del administrador. Todo esto lo soportamos porque era orden del Gobierno de Chile y nadie reclamó porque no sabíamos hablar su lengua...”
Poco tiempo después se cambió el administrador por el Sr. Cooper y también volvió a llegar el Sr. Merlet. Oh que nueva desgracia para nosotros los habitantes de Pascua. Teníamos ya nuestras siembras en la parte donde están los leprosos. El Sr. Merlet ordenó poner a sus animales para que se comieran nuestras siembras y después las incendió.

Yo era en ese tiempo un muchacho de juicio y fui a sacar dichos animales de nuestras siembras que era lo único que teníamos para comer y me tomó preso y el Sr. Merlet ordenó que me dieran 150 azotes. Me amarraron de pies y manos y me dieron 50 con una correa de cuero y como no me saliera sangre el dicho señor ordenó que me dieran los otros 100 que me faltaban con la baqueta de la escopeta del Sr. Cooper...”

Continúan las declaraciones de los naturales Domingo Teao, Nicolás Teao y Juan Rororoko, de 11 años de edad, quienes concuerdan con los demás detenidos en las injusticias y atropellos de que eran víctima en esos días.

En su viaje de vuelta, el capitán se llevó a Chávez detenido por su participación en los hechos, lo entregó a las autoridades y no intervino más, dejando la decisión sobre la suerte del detenido en manos del almirante quién lo condujo hasta la Base Naval de Talcahuano donde se pierde su rastro para siempre.

El 9 de Febrero de 1917 se dicta la ley 3220, por la cual se autoriza la construcción de un lazareto para leprosos, “pero igual los enfermos siguieron sin atención médica”, y una escuela. Desde ese momento la isla es colocada bajo dependencia de la Dirección del Territorio Marítimo de Valparaíso, quedando sometida a las autoridades, reglamentos y leyes de la Armada de Chile. Es así como en un oficio de fecha 20 de Marzo de 1917, dirigido al Director General de la Armada, el Ministro de Marina instruía sobre las labores a desarrollar en el territorio, señalando entre diversas otras materias que “el Subdelegado Marítimo quedará encargado de formar todos los procesos que se hicieren necesarios, aplicará los castigos en conformidad a los reglamentos de a bordo y dictará las órdenes del día que estime oportunas, especialmente para el aislamiento de los leprosos y la conservación del orden público, de la moralidad, de la asistencia a la escuela y de la conservación de la propiedad y bienes del Fisco...”

En Mayo 1917, Chile en un acto sin precedentes y carente de toda responsabilidad y humanidad renueva el contrato de arriendo con la Compañía Explotadora de Isla de Pascua por 20 años más; no considerando todos los crímenes y arbitrariedades que se habían cometido en contra de los Rapa Nui por parte de estas personas, ni tomar en cuenta el informe del Capitán Stuven, Comandante de la Baquedano que en 1914 informaba: “La situación en la isla era mala, en primer lugar por existir en ella una gran miseria y porque había hambre. Lo naturales no tenían que comer, no se les vendía carne, no se les permitía salir a pescar y se les mantenía en la más completa ociosidad a fin de impedir que pudieran ganarse su subsistencia... En la isla los administradores y Gobernadores no respetaban hogares ni mujeres, y hay el caso de uno, el cual después de flagelarlas las usaba a su pleno albedrío...”

Con esta ordenanza dictatorial la Armada les quita el Derecho Constitucional de ciudadanos chilenos a los Rapa Nui, como asimismo, el de ser propietarios de sus bienes. Trayendo como consecuencia, que en vez de solucionar el problema agravarlo de sobremanera, ya que “a los Rapa Nui les queda, una vez más prohibido el regreso a sus territorios ancestrales, el derecho a tener propiedades dentro de su isla, de exigir la devolución de sus animales robados por la administración anterior y de no continuar viviendo hacinados en Hanga Roa. A su vez, al existir un régimen militar dictatorial, los nuevos gobernantes cometen toda clase de arbitrariedades y atropellos a los derechos de los Rapa Nui como Seres Humanos, practicando todo tipo de torturas, maltratos y vejaciones, entre otras cosas. Se mantiene el trabajo forzado, Lunes fiscales que obligaba a todos los hombres a trabajar gratis para la institución, rapando la cabeza y encarcelando a aquellos que no cumplieran esta orden. De esta forma los marinos se aprovechan, no sólo de los bienes materiales de los Rapa Nui, sino también de sus bienes ancestrales y espirituales, tales como los may, que regalaron o vendieron a las expediciones que venían desde afuera. También comenzaron a apropiarse de los hami (taparrabos) y enseres personales. Otra de las ordenanzas de la armada era que una vez al año todas las familias debían acudir al hospital para ser examinados; durante estas jornadas se obligaba, sin respetar el pudor, a toda la población a desnudarse delante de los oficiales, quienes elegían a las mujeres y niñas bonitas para abusar sexualmente de ellas, mandando al leprosario a las que se resistían, situación que se mantuvo hasta el año 1964”.

Enrique Merlet fallece en 1918, quedando por diez años más Percy Edmunds como administrador de la Compañía Explotadora de Isla de Pascua.

El prefecto Acuña comenzó a registrar los nacimiento, matrimonios y defunciones en la nueva oficina del Registro Civil; se mantuvo la prohibición de entrar a los terrenos de la estancia y entró en vigor una disposición que prohibía a los Rapa Nui salir de la isla, indicando como razón oficial, que los leprosos podían llevar la enfermedad al continente. Además podría resultar muy peligroso para los estancieros y dictadores que los Rapa Nui tomaran conciencia de que estaban siendo explotados o que pudiesen informar a las autoridades locales o extranjeras sus verdaderas condiciones de vida. Pero no solamente les prohibieron salir de la isla, sino que también prohibieron a los visitantes y marineros que llegaban conversar con los Rapa Nui sobre la situación de la isla, recibiendo la orden directamente de los oficiales de la Armada y de los empleados de la estancia.

La lepra, fue sin duda una buena excusa para mantener a los Rapa Nui aislados del mundo exterior. Pero, ¿era necesario causar tanto sufrimiento?... ¿Era necesario llevarlos a vivir al mismo infierno? Acaso ¿No pudieron pensar que estaban tratando con seres humanos iguales a ustedes?... Aterrado el obispo Rafel Edwards, describe la escena con que se encontró en 1917. “A tientas entre una nube de mosquitos, turbado por el mareo que producían las miasmas pútridas que envenenaban la atmósfera y por la oscuridad, entré al rancho miserable de los leprosos para visitar a uno de ellos que estaba, desde hacía siete meses convertido en una llaga que lo abrazaba de la cabeza a los pies, inmóvil, tendido sobre las pajas y las inmundicias”. Pero a pesar de las graves denuncias de Edwards el Gobierno de Chile lo único que hizo fue ampliar el leprosario veinte años después. Pero lo más sorprendente fue que cuando el Dr. Jerónimo Lenga en el mismo año, durante una visita, examinó a los enfermos y se encontró con que “Cuatro de ellos con toda seguridad eran leprosos, tres o cuatro no tenían un diagnóstico claro y algunos sin duda no presentaban ningún síntoma de este mal”. Pero, ¡como!, muy fácil; la atención médica para los Rapa Nui por esos años era nula, dejando la tarea de diagnosticar la enfermedad a los gobernadores, que no tenían los conocimientos ni el criterio, si es que tenían algún criterio para hacerlo, además debemos recordar que también estaban con los leprosos las niñas bonitas que no aceptaban entregar sus favores a los marineros y señores de la Compañía, y los que estorbaban a las autoridades reclamando por los abusos y atropellos de que eran víctima. Ahora bien, tomando en cuenta que Chile no mostraba ningún interés más que por su propio beneficio, no es de extrañar que inocentes fueran condenados a morir en la más horrorosa de las miserias.

El Dr. Dougnac, abogado de los Rapa Nui, respondió así a las consultas por la situación en que se encontraban los Rapa Nui, relacionada con la lepra: “Siempre hubo pocos enfermos de lepra. Yo creo que se exageró la historia de la lepra para evitar que llegaran influencias desde afuera. Esto se complementaba con el deseo de que nadie viajara a la isla. De este modo, la Compañía podía explotar mejor a los Rapa Nui, sin tener “mala presa”, además tomando en cuenta que los Gobernadores Marítimos estaban en completa complicidad con ellos y el Estado de Chile estaba conforme con la gestión que se estaba realizando, nadie quería que la situación cambiase.

Durante la crisis económica de los años 30 se produce un periodo de fuertes agitaciones, donde algunos políticos comprometidos en un golpe de Estado son relegados a Isla de Pascua, producto de ello se alzan querellas violentas entre los marinos y los Rapa Nui.

Un testigo de la época relata a Herman Fisher:

“...Todos los prefectos de policía que tuvimos al comienzo habían sido trasladados acá por asuntos disciplinarios. Uno de los relegados se llamaba Grove. Porque había sido socialista, el presidente Carlos Ibáñez lo relegó a Isla de Pascua. Ahí mismo vino un tal Vicuña, abogado. El paco Martínez tenía que vigilarlos. Pero los dos, Grove y Vicuña se arrancaron con ayuda de unos isleños. Imagino que los Rapa Nui querían deshacerse de los tipos, y como ya no quedaba ningún representante oficial, el paco Martínez se convirtió en Gobernador. Así eran las cosas en ese tiempo. Pero ahí no se acaba la historia. En 1932, Grove volvió a caer preso y lo devolvieron a la isla con otros seis deportados. Esta vez vinieron siete carabineros para cuidarlos... Cuando Arturo Alessandri salió presidente ese mismo año, se llevó de vuelta a Grove. Ahí todos quedaron contentos”. Todos contentos, menos los Rapa Nui, pues a pesar que Grove el socialista había venido a la isla y pudo tener alguna influencia con el presidente, no se acordó ni de quienes los habían ayudado cuando escaparon la primera vez, ni de quienes representan a la clase oprimida, por lo que en Rapa Nui continuaron exactamente iguales las condiciones de esclavitud a que estaban sometidos sus habitantes originarios.

Las vacas también se convirtieron en actoras principales en esta época, todavía está en la mente de los ancianos los Matrimonios con vacas, dos para ser exactos, uno con vaca negra con blanco y otro con vaca rubia con blanco. La ceremonia fue oficiada por el Gobernador Marítimo quién hacía de Sumo Sacerdote y dos jóvenes Rapa Nui, la Luna de Miel quedará en la mente de aquellos que pudieron verla, en los Rapa Nui con estupor, rabia y profunda tristeza, en los organizadores con una sicopática morbosidad. También se habla del caso cuando “Una vaca había sido robada de la estancia. A pesar de la intensa búsqueda en el pueblo, los ayudantes del administrador volvieron con las manos vacías. Ni carne, ni huesos, ni piel habían podido hallar. Enojado, el gerente fue donde el gobernador. Cuando lo invitaron a pasar no podía creer lo que veían sus ojos: rodeados de cerros de carne estaban sentados el gobernador, el prefecto y el juez. Cuando el gerente tomó aire para comenzar con su protesta, el gobernador lo invitó a que tomar asiento y servirse.” “En ese tiempo, el gobernador era Ezequiel Acuña. Cuando gente de nosotros había robado una oveja, había castigos durísimos, cincuenta días de trabajos forzados, o Ezequiel hacía amarrar a los ladrones con los brazos en alto a los ganchos de un árbol y azotarlos. Después echaban sal en las heridas. Juan Luco, Jorge Riroroko, Santiago Pakarati, Domingo Paté, Auro, Lompo y muchos otros fueron castigados de esa manera. Tenían que quedar tres días amarrados. Nosotros les llevábamos comida. Creo que entonces yo tenía diez años.”

Desde la anexión de Rapa Nui con Chile habían pasado casi cincuenta años, cuando en el mundo ya se empezaba a conocer el cine y la sociedad chilena se divertía en los grandes salones de baile, entonces los habitantes originarios de Rapa Nui veían a su isla convertida en un lugar de hambre, encierro y miseria; valorados por los señores de la Compañía Explotadora y de los representantes del Estado chileno, como un puñado de indios utilizables para el trabajo duro, servicio doméstico y una sola vez al año para la esquila de las ovejas; “despreciados como seres molestos, repugnantes y sin derechos”. El respeto y la dignidad son valores que los Rapa Nui hemos tenido que conquistar por nuestras propias fuerzas, tras largos años de lucha.

En Enero de 1935, el Ministerio de Tierras y colonización nombra la Isla entera como parque Nacional Isla de Pascua, con el objetivo de limitar la salida de objetos arqueológicos y proteger las especies endémicas, entre ellas el Toromiro. También en Julio de ese mismo año el Ministerio de Educación nombra a Rapa Nui Monumento Histórico Nacional. Sin embargo, estas buenas intenciones y medidas proteccionistas son seguidas al año siguiente por una nueva renovación del contrato de arrendamiento a la Compañía Explotadora por veinte años más, produciéndose nuevos robos de piezas importantes reunidas por los misiones científicas, destrucción y saqueos de importantes sitios arqueológicos, situación que hasta hoy nos encontramos, agravado por la irresponsabilidad de los turistas y la carencia de una aduana que controle la salida de piezas arqueológicas irrecuperables.

A comienzos de 1935, la Universidad de Chile comienza a trabajar en un proyecto para que viajen treinta científicos a la isla. Pero como tantos otros, probablemente por falta de recursos, al final se concretizó en la llegada a Rapa Nui de dos personas, entre los cuales venía el Padre Sebastián Englert, el que es nombrado por la vicaría apostólica de la Araucanía: párroco de Isla de Pascua, el 1º de Enero de 1937, quedándose en la isla por treinta años, avalando todo tipo de abusos y vejaciones de los señores de la Compañía contra los Rapa Nui, creándose una suerte de guerra de poderes entre el prelado y el Gobernador Marítimo del momento el oficial de marina doctor Alvaro Tejeda Lawrens; quién es catalogado en el continente “como el hombre indicado para mantener el orden y la disciplina entre los isleños y gracias a su profesión de médico, con los utensilios necesarios pudo “comenzar con sus estudios sobre la lepra”, utilizando a los Rapa Nui como animales de laboratorio. “Para él los isleños no eran más que un grupo de ignorantes y mentirosos primitivos sin derechos y sin honor, para él los Rapa Nui eran menos que animales. Tejeda era oficial de la marina y aplicaba las ordenanzas de la armada. Sólo le preocupaba el orden. Sería demasiado pedirle que mostrara comprensión ante la situación de los Rapa Nui, o sentimientos de afecto, para Tejeda los kanacas simplemente tenían que obedecer. Sin importar realmente en que condiciones se encontraran”.

En 1946 Manuel Banderas, miembro de una Comisión enviada por el Gobierno para realizar un informe del estado de la isla, fue sorprendido por las prohibiciones de las que eran objeto los visitantes: no alojar en tierra, control de cámaras fotográficas, abstención de comunicar información sobre el valor y precio de los artículos y mercaderías en el continente, no informar sobre salarios que se pagaban en Chile, ni siquiera sobre los derechos ciudadanos o leyes sociales existentes en aquel momento. De su informe podemos citar: “...en esta parte del territorio nacional no sólo no hay aplicación de leyes sociales y otras que protejan los derechos de los ciudadanos, sino que hay una situación mucho peor y que es ésta: los isleños además de recibir una trato salvaje, están en calidad de prisioneros. Es también lamentable, que la única autoridad que hay en Pascua, en este caso el Gobernador, un señor Serrano Pellé, ex marino, contribuya por congraciarse indudablemente con la Compañía a mantener este estado de cosas tan desagradables”.

Los Rapa Nui continuaron siendo personas sin derechos... poco a poco, desesperados van sintiendo deseos de buscar una vida mejor y tener la posibilidad de denunciar lo que sucedía dentro de su propio territorio, oportunidad que se les insinúa a través de la radio y los relatos de un grupo de 7 adultos y 2 niños que en 1948 salieron de pesca en un pequeño bote y se perdieron, a su regreso contaron que existía un mundo fuera muy diferente al que ellos vivían. Derivado de este hecho y fascinados por los relatos de los viajeros, muchos comienzan a pensar en la forma de escapar de esta cárcel a la que habiendo sido condenados arbitrariamente y tratados peor que a animales. La verdad, es que durante catorce años los Rapa Nui se mantuvieron en su intento por escapar de la explotación y la miseria en que se hallaban, con la esperanza quizás de encontrar lejos de su isla una vida más digna y poder denunciar la explotación y malos tratos de que eran objeto. Aquellos que sobrevivieron, pudieron contarlo; los demás quedarán en nuestros recuerdos como mudos testigos del sufrimiento y desesperación de este pueblo, venida de aquellos que llegaron con promesas de protección y desarrollo, pero que en realidad trajeron hambre, miseria, esclavitud y destrucción.

El Diario La Unión de Valparaíso publica el 15 de Febrero de 1950. “...creemos que no es posible que los dueños legítimos de la isla, los nativos de ella, estén como encomienda, sujetos a tales restricciones que nos hacen recordar a los esclavos de la colonia”

La escasez de agua potable es un amargo recuerdo para los Rapa Nui. Los habitantes se construían sencillos estanques porque en Hanga Roa no existía ni un solo pozo. Después de varias semanas sin lluvia muchas veces se vaciaban los estanques, entonces debíamos esperar que el gobernador nos autorizara a ir en busca del vital elemento al volcán Rano Kao, a dos horas del pueblo, desde donde era transportada en bidones de lata dados de baja por la Armada o la Compañía. De este modo, una persona podía llevar veinte litros de agua para la familia que apenas era suficiente para tres o cuatro días. Solo quedaba esperar que lloviera, o arriesgarse a ser duramente castigados al cruzar el cerco durante la noche.

En el año 1953, al finalizar el largo período de arrendamiento de nuestra ensangrentada Rapa Nui a la Compañía Explotadora de Isla de Pascua, se traspasa la administración y el control exclusivo a la Armada de Chile.

Se mantuvo la prohibición de circular por la isla, gozando de este privilegio solamente los chilenos. Los Rapa Nui, para salir del sector a que estábamos sometidos ya fuera a pescar para alimentar a nuestras familias, a buscar agua o a cualquier otra actividad y desplazarse por diferentes sectores de Te Pito o Te Henua, debíamos pedir permiso una semana antes al Gobernador, exponiéndonos a fuertes castigos si no cumplíamos esta regla.

En la actualidad, para muchos Rapa Nui el edificio del antiguo calabozo ubicado frente a ENTEL aún los hace recordar su paso por este lugar de tortura, encierro, hambre y sed; donde debían cumplir los castigos sentenciados por el Gobernador Naval haciendo evidenciar la forma en que ejercían su autoridad.

“No era raro ver a las tías peladas engrilladas en la calle”. También recordamos “que si a algún marino le gustaba una mujer isleña, la obtenían a toda costa, si la isleña rechazaba al marino se le enviaba al leprosario, o se castigaba a la pareja de ella arrestándolo por cargos falsos”.

A principios de 1964 se producen fuertes protestas que generaron la primera crisis política entre Chile y Rapa Nui. Alfonso Rapu un joven profesor que en ese momento contaba con 22 años, que había podido estudiar en el continente es quien lidera las protestas ante la autoridad chilena. Según cuenta su hermana Agustina Rapu, “después de su regreso, se encontró con Francis Mazière, del que aprendió ideas liberales. Alfonso congregó primero a unos pocos y luego cada vez más a gente de nuestro pueblo. Les transmitió las leyes y les contó que al otro lado del océano existía una vida en libertad. Amaba a su pueblo y vio que era la oportunidad para llamar la atención sobre la represión de que eramos objeto los Rapa Nui. Con Antonio Tepano, Kiko Paté, Germán Hotu, Guillermo Tori, Matías Riroroko, Edmundo Edwards y Juan Mau Manu redactaron una carta al Presidente, la que fue suscrita por cincuenta Rapa Nui y hecha llegar clandestinamente a Eduardo Frei Montalva y a numerosos diarios en Chile y en los EE.UU, donde fue publicada en diciembre de 1964. En su contenido expresaban:

“Excelentísimo Señor Presidente:

Nosotros los pascuenses nos queremos dirigir al señor Presidente de la República con todo el respeto de nosotros a esta autoridad máxima de Chile, que también es nuestro Chile. Así lo hemos pensado porque nunca ninguna carta ha llegado antes a poder de nuestros Presidentes y si ha llegado no tuvimos respuesta.

Tenemos por obligación que escribirle molestándolo en su atención, porque lo que queremos decir no podemos decirlo en la Isla, porque el funcionario de la Armada y los otros Gobernadores de la Armada que también son funcionarios que la Isla ha tenido antes, como el que ahora nos gobierna, no nos resuelven los problemas y nos engañan.

Nosotros con todo respeto, señor Excelentísimo Presidente de Chile, queremos expresarle que conocemos también nuestros derechos y obligaciones que son para todos los chilenos iguales.

Pero aquí no podemos hablar libremente porque vivimos amenazados,... esto nos hace vivir bajo una tiranía...

Vivimos bajo un régimen de colonialismo ya que nos hacen separación de clases sociales y forman problemas radicales entre nosotros y los continentales...” Se quejaban también de que si alguien quería salir de la Isla debía pagar una fianza de 350 escudos y que muchas solicitudes eran rechazadas por “no haber cupo en el barco”. Otros puntos eran que no podían comprar los productos de los terrenos fiscales, que sus conversaciones telefónicas eran interceptadas por lo que les estaba prohibido comunicarse en su lengua materna. Se quejaban amargamente de que no podían transitar libremente por nuestra Isla. Que al atardecer se cerraban los portones y de noche les estaba prohibido salir de sus casas. Además de que se atentaba contra su dignidad con castigos como el rapado del cabello, los encadenamientos y los azotes.

A continuación Alfonso Rapu y el pueblo contraviniendo la ley convocaron a la población para el día 8 de Diciembre a la Primera Elección Democrática en Rapa Nui, donde votaron por un alcalde que realmente los representara.

“A la reunión también asistieron representantes de la Armada.”, recuerda María Rosario. “En ese tiempo, Alberto Huke era alcalde. Su tío Guillermo sugirió elegir a un hombre más joven, entonces Alberto Huke se sacó la camisa y se la cambió a Alfonso”.

El capitán de corbeta Jorge Portillo, quién en ese momento era el representante marítimo se enfrentaba a un desafío inusitado. Inmediatamente pidió refuerzos por radio al continente, mientras vigilaba atentamente los acontecimientos. La ayuda no se hizo esperar, y es así como rápidamente llegó el Yelcho a la Bahía de Hanga Roa en Estado de Guerra y con una connotación de soldados infantes de marina “armados hasta los dientes”.

Cinco días después de la elección arribó a Rapa Nui una comisión médica canadiense, a cargo del Dr. Stanley C Skoryna. A la autoridad naval no le fue muy favorable la presencia de estas personas, precisamente cuando el pueblo Rapa Nui estaba exigiendo sus derechos y los visitantes informarían al mundo de las arbitrariedades, atropellos y encierro en que la Armada de Chile tenía al pueblo de esta Isla. Esta vez los informes no se perderían en los escritorios de los señores políticos chilenos, como había acontecido hasta entonces.

En un principio todo estuvo tranquilo. Los canadienses montaron su campamento en lo que es hoy la cancha de fútbol y despidieron a su barco el Cape Scott, que vendría a recogerlos dentro de dos meses. Antes de zarpar Portillo le pidió a sus visitantes que le transportaran un bulldozer que la Armada había dado de baja. Pero “había muchos caminos que reparar”, por lo que el nuevo alcalde y la población consideraron que la máquina era necesaria para la Isla. Entonces durante la noche junto a un grupo de personas se vieron obligado a desmontar algunas piezas del vehículo, de modo que el coloso quedara inmovilizado impidiendo su salida de Rapa Nui. El marino indignado reaccionó inmediatamente. “Los soldados amarraron a Alfonso y lo llevaron a Mataveri donde Jorge Portillo”. “Todos quisimos entrar a la reunión donde lo estaban juzgando. Pero a los hombres se lo prohibieron. Portillo estaba furioso. Acusó a Alfonso de sabotaje y le exigió que devolviera las partes que había sacado al bulldozer y dijo que Alfonso no era el verdadero alcalde según la ley. Pero Alfonso no se dejó amedrentar y le contestó: “Soy el alcalde de la Isla. No puedo aceptar que tú hagas lo que quieras aquí. Crees que eres nuestro rey. Quién te dijo que vengas aquí para decirnos lo que tenemos que hacer”. De ahí Alfonso le dijo a Portillo que tenía que desocupar su sillón, bajar la bandera chilena e izar la bandera de Rapa Nui. Alfonso dijo además que había estudiado en Chile para educar a su pueblo y no dejar que siga en la ignorancia.

Cuando sacaron a Alfonso, ya había muchos soldados armados. Alfonso nos dijo en voz alta: “Gracias por haberme elegido y haberme puesto la camisa. Lo primero que tenemos que hacer es trabajar para recuperar nuestra tierra, nuestra libertad y nuestra dignidad como personas. La Armada viola a nuestras mujeres. Nos torturan y nos azotan por mínimos delitos. Contra esa tiranía es que tenemos que luchar”. Uno de la armada le gritó que se callara. Ahí Alfonso se dio vuelta y le preguntó: ”¿Quién eres tú? Nosotros los Rapa Nui sentimos dolor en nuestra carne, en nuestra sangre y en nuestro espíritu por el trato que ustedes nos han dado” Y a nosotros nos dijo: “Tenemos que permanecer unidos y luchar por nuestros intereses”.

Siguió una noche de temores y preocupación. Anclado en la bahía de Hanga Roa estaba el barco chileno que había llegado con refuerzos para el gobernador. Los Rapa Nui nos reunimos para decidir que hacer en caso que trataran de llevar a Alfonso a bordo y los soldados abrieran fuego contra nosotros si tratábamos de impedirlo”. Entonces, se escuchó: “las mujeres nos encargaremos, a nosotras no nos van a disparar”.

A la mañana siguiente las mujeres nos juntamos frente a la casa del gobernador. Después de un tiempo los soldados sacaron a Alfonso. Nos gritó que se lo llevaban a la cárcel en Chile. No lo pudimos creer y nos enojamos tanto que nos tiramos encima de los soldados. Les dio pánico y empezaron a disparar a diestra y siniestra, pero al aire y dar golpes y empujones, a una le quebraron el brazo, pero fue cierto que no se atrevieron a apuntarnos a nosotras las mujeres. Fue un caos tremendo. Grité: “Llevemos a Alfonso al campamento donde los canadienses. Allá va a estar seguro, y lo llevamos”.

Con el Yelcho no solo habían llegado los soldados sino también el comandante Guillermo Rojas, enviado por el gobierno chileno para reemplazar a Jorge Portillo en la tarea de restablecer el orden. Para su apoyo llegó además el capitán John Martin que había sido gobernador de Portillo y hablaba Rapa Nui. Trató de vencer la resistencia practicando algunos arrestos, pero después de la derrota que habían tenido los chilenos con las mujeres los Rapa Nui no nos dejaríamos amedrentar tan fácilmente. Entonces, cambió de táctica y quiso falsear la verdad corriendo una serie de calumnias mal intencionadas, además de amenazas de represalias si no desistíamos de nuestra actitud; pero ya nada nos podría persuadir, el pueblo Rapa Nui estaba decidido a salir de las condiciones y el despotismo de que éramos objeto. Mantenidos desde hacía ya tantos años en la miseria, el encierro y esclavitud.

Rojas tuvo que dar su brazo a torcer, dar un salvoconducto a Alfonso Rapu y fijar una nueva elección de alcalde para el día 12 de enero de 1965. El régimen militar intentó por última vez recuperar el poder y nombró a otros candidatos para competir con Alfonso, pero el resultado era inevitable, Rapa Nui había logrado su primer objetivo, ser escuchados y reconocidos como seres humanos por las autoridades chilenas para buscar soluciones concretas a nuestros problemas.

Jorge Portillo fue dado de baja y reemplazado por Arnet Arentsen. Pero como esto no fue suficiente necesitaban un “chivo expiatorio”, entonces arrestaron al médico de la armada Guido Andrade, quien sin tener “arte ni parte” lo acusaron de transmitir ideas subversivas a los nativos. El doctor fue trasladado al continente donde después de “juzgarlo” lo condenaron a un año de cárcel y a cuatro años sin poder ejercer su profesión, y obviamente fue dado de bajo de su institución, la Gloriosa Armada de la República de Chile.

Entretanto en Santiago, se habían dado cuenta que en Rapa Nui la situación era insostenible, entonces comenzaron un debate parlamentario que duró 1 año y tres meses, desde el 27 de octubre de 1964 hasta el 26 de enero de 1966, promulgando la Ley 16.441 que incorporaría a Isla de Pascua al sistema de Gobierno Civil utilizado en el continente.

La restricción de circular por las costas de la isla fue levantada y el Presidente de la República por medio de su representante comunicó a los Rapa Nui que sus peticiones habían sido aceptadas. Isla de Pascua pasó a depender de la administración civil. Entonces llega la CORFO, el hospital pasa a depender del Servicio Nacional de Salud, se instalan los servicios públicos y la infraestructura administrativa que se consideraba necesaria para incorporar a la isla al sistema político chileno. Desde este momento comienzan a generarse una serie de cambios, los que repercuten hondamente en la vida y tradiciones de los Rapa Nui. Como por ejemplo: el acceso e ingreso a la educación superior, uso generado del dinero, la introducción del alcohol y sus secuelas, se producen alteraciones profundas en la alimentación, la inmigración y emigración comienza a hacerse significativa, tanto para los Rapa Nui que se radican en el continente, Tahiti o Europa, como para los continentales y extranjeros que llegan a la isla. Aparace la cesantía, los pascuenses chilenizados y el consumismo. Las promesas incumplidas, los blue jeans y la libertad de transitar por el Parque Nacional de Isla de Pascua, administrado por CONAF.

En 1965 de acuerdo con un convenio previo entre Chile (FACH) y EE.UU. (US. Air Force), originado durante el mandato de Jorge Alessandri, se inicia el proyecto de instalación de una base rastreadora de satélites en Isla de Pascua. En junio del mismo año llega el primer buque norteamericano con 40 oficiales que instalados en un campamento en Mataveri efectúan los estudios de diseño y emplazamiento de la base. Dos meses más tarde, llega el carguero Wyendoth portando las instalaciones, equipos, maquinaria, materiales, etc. para comenzar las labores. Además en el barco viene una dotación de aproximadamente 1000 hombres, de los cuales 400 estaban destinados a tierra alternando con la población de la Isla y realizando el trabajo, dejando abandonados a su partida a sus hijos mestizos norteamericanos Rapa Nui.

En 1966 la empresa Longhi comienza la construcción del aeropuerto de Mataveri trayendo un gran contingente de obreros y formando un campamento con cabinas para sus obras, pulpería, panadería, comedores, luz eléctrica, talleres mecánicos, tornería, maquinaria, casas media agua, y construcciones marginales. Durante esta obra se destruye gran cantidad de sitios arqueológicos irrecuperables, tales como el calendario que se dirigía hacia Orongo. Culminado su obra un año más tarde.

La polución ambiental derivada del cambio de desechos comienza a producir serios problemas de sanidad ambiental, los que se han ido agravando con el paso del tiempo.

Se inicia la remodelación de Hanga Roa; se construyen caminos y calles más anchas utilizando el criterio del continente concebidas para vehículos motorizados. Se destruyen las arboledas de higueras y pimientos de la calle Te Pito o Te Henua, sin tomar atención a los reclamos de los Rapa Nui en el momento, causando un daño tan grande que hasta nuestros días ha sido irreparable. Aparecen las camionetas y jeeps desplazando al caballo como transporte tradicional. Con la iluminación de las casas se alarga el día dando un vuelco en las actividades de la población; llegan las discoteques y la música tradicional va siendo reemplazada por música extranjera envasada, culminando con la llegada de la televisión en 1975.

En 1966, en un plazo de cinco meses se construye un camino costero de Hanga Roa hasta Anakena y desde Anakena hasta Hanga Roa cruzando por Vai Tea. Este camino, debido a la ignorancia de quienes lo realizaron de la riqueza del recurso arqueológico y faltando al respeto a las riquezas ancestrales de Rapa Nui, destruyeron todo lo que encontraron a su paso, incluyendo sitios y monumentos importantes; fundamentados en el deseo de modernizar Isla de Pascua.

Con la llegada de un número significativo de hombres solteros extranjeros de la USAF y obreros continentales comienzan los matrimonios mixtos que redundan en una emigración de mujeres cuando sus maridos terminan su periodo de trabajo en la isla, la inmigración de extranjeros al territorio y el nacimiento de una gran cantidad de hijos mestizos.

Durante el año 1967 comienza el monopolio del transporte aéreo el que se mantiene hasta el día de hoy, siendo LAN Chile la única línea aérea que llega a Rapa Nui, con todas las consecuencias que esta situación acarrea: tarifas de vuelo demasiado elevadas, produciendo un freno al turismo; precios muy altos en el transporte de carga, produciendo carestía en los artículos de primera necesidad, problema que se ha agudizado tanto que actualmente encontramos productos que valen hasta un 200% más que en el continente, aunque este es un problema que además se agrava por el elevado cargo de impuestos que nos vemos obligados a pagar. También se presenta el problema de tener que depender de dos aviones a la semana hacia el continente, lo que en casos de urgencias se hace insostenible ya que no siempre hay cupo en el avión, especialmente para los pasajes de residentes y peor aún en los casos médicos que muchas veces no alcanzan a obtener la atención requerida culminando con la muerte del paciente, si te enfermas grave el Lunes después de la salida del avión tienes que esperar hasta el Jueves para poder ser trasladado a Valparaíso.

En 1968 los conflictos existentes entre isleños y continentales a consecuencia del choque cultural, principalmente de presupuesto y planificación, determinan que el gobierno chileno encargue a Odeplan los estudios para un Plan Integral de desarrollo, estudios que nunca prosperaron. Entonces los señores del continente decidieron, en 1969 solucionar problemas en Pascua generando un nuevo documento elaborado por ODEPLAN en Santiago, por personas que desconocían las potencialidades y características culturales de Rapa Nui y que no habían realizado ningún estudio previo de la realidad en la isla. De estas actitudes derivan los errores de política y administración utilizados hasta hoy.

En 1970 la elección de Salvador Allende sustentada por la Unidad Popular, determina una serie de importantes cambios en Rapa Nui. Entre ellos la partida de los norteamericanos y el aumento significativo del turismo por la política de subvención en los pasajes, bajando considerablemente su costo trayendo mejoras económicas considerables para la población y el territorio.

Con el Golpe militar del 11 de Septiembre de 1973, al igual que en todo el resto de Chile, se interrumpe la institucionalidad democrática en la isla. Se pone término a las cooperativas, se terminan las organizaciones, se suspenden las funciones municipales y se asigna un nuevo Gobernador Militar, trayendo como sus antecesores un nuevo contingente de funcionarios del Estado. Disminuye notablemente el flujo turístico, principalmente por el retiro de la subvención a los pasajes de avión, produciéndose un alza significativa en su valor para viajar hasta Rapa Nui o al continente, la regulación del dólar y el momento político que atravesaba la República. Es así como de 5.123 turistas que visitaron Rapa Nui en 1973, bajaron a 1.273 en 1974 con todo lo que esto significa.

El alza generada en pasajes y carga de LAN CHILE, genera un desmesurado aumento del costo de la vida, favoreciendo la carestía, la cesantía y reduciendo una más el flujo turístico por lo que se crea la tarifa especial para residentes; con un costo actualmente de $280.000 ida y vuelta, subsidiada por el Estado con el fin de paliar en parte los bajos ingresos de los Rapa Nui y el efecto de aislamiento de la isla, favorecido por la distancia que nos separa del continente, siendo éste el único medio de transporte para entrar y salir de la isla, ya que el barco es exclusivamente de carga, situación que hasta hoy constituye un problema para quienes vivimos en este hermoso y apartado lugar.

Por otro lado, el proceso de apertura ha permitido la llegada de numerosos investigadores y proyectos, tanto chilenos como extranjeros que estudian la vida de Isla de Pascua, escribiendo un sin número de libros, reportajes, documentales y otros en los que en muchos casos se utiliza el patrimonio cultural Maori Rapa Nui, así como imágenes de personas sin su consentimiento; “Nos incluyen en sus trabajos sin remuneración alguna y en muchos casos falseando la verdad, lo que hasta ahora significa un grave atropellos a los Derechos Personales, Patrimoniales y Ancestrales de los Rapa Nui”.