4.
Atropellos a los Derechos Humanos
El
Estado de Chile envía a Alberto Sánchez Manterola como Primer
Gobernador Marítimo, con fecha 15 de Junio de 1896, quien también
se desempeña como Administrador de la Compañía Explotadora
de Isla de Pascua, dando paso a toda clase de vejaciones y atropellos a los
Derechos Humanos de los Rapa Nui, utilizando a la población como
esclavos, obligándolos a trabajar en extenuantes jornadas construyendo
pircas, en las siembras y en la esquila de ovejas.
Traslada
a todos los habitantes a punta de fusil hacia un sector reducido de Hanga Roa,
donde permanecemos hasta la actualidad. Robando nuestros animales, quemando
nuestras siembras y todo lo que poseíamos desde nuestro Rey Hotu Matua.
Destinando nuestras tierras a la crianza de animales, destruyendo todo lo que
encontraban a su paso, sin ningún respeto por los hombres y mujeres
dueños del territorio y mucho menos por nuestro patrimonio
ancestral.
Durante
cinco años, sólo un barco visitó la isla. En él
venía el sacerdote alemán Georg Eich, quién hizo un alto en
el camino en su viaje desde Tahiti a Valparaíso. En su informe comenta:
“...la iglesia de Hanga Roa se encontraba en un estado deplorable, los
obreros chilenos solteros habían ocupado la casa del cura y violaban las
mujeres y niñas”. Además, el sacerdote alaba la
benéfica labor del catequista Nicolás Pakarati, bautiza
rápidamente a 66 Rapa Nui, casa a 18 parejas, visita a los leprosos y a
los tres días vuelve a retomar su ruta.
Desesperado
y con la intención de poder ser escuchado, el Rey Riro Kainga pide al
Gobernador Manterola permiso para viajar a Santiago para pedir amparo al
Gobierno, por haberles quitado sus tierras y plantaciones el concesionario de la
Isla señor Enrique Merlet a través de su representante don Alberto
Sánchez
Manterola...es
el mismo Señor Manterola quién escribe al respecto:
“le
extendí una orden para el capitán, para que lo recibiera a bordo,
y le escribí a Merlet sobre el expresado viaje del
Rey”.
“Llegada
la goleta a Valparaíso, (Merlet) le prohibió (a Riro) bajar a
tierra hasta tener estudiado un plan fijo con respecto a él. Se lo
confió a un alemán Jefferles, que antes estuvo en Pascua y que
conoció a Riroroko, y éste se encargó de embriagarlo y
llevarlo a lugares sospechosos hasta que cayó enfermo y en estado grave
fue llevado al hospital, donde falleció poco tiempo
después”.
A
su regreso, Juan Tepano Rano informó a la comunidad
“que
el Rey Riro, había sido envenenado, o mejor dicho lo mataron, yo
traté de salvarlo pero el veneno era muy fuerte y según el Rey le
habían dado un
remedio.”
En
el año 1900, Sánchez Manterola es reemplazado por Horacio Cooper,
quién se ensaña cruelmente contra los Rapa Nui, asesinando,
mutilando y enviando detenidos al continente a aquellos que se rebelaban contra
tanta injusticia, donde “se dejaban morir de hambre o morían en los
hospitales”.
Hasta
el día de hoy nunca hemos sabido donde quedaron los restos de nuestro Rey
Riro Kainga, así como los huesos de todos aquellos que se llevaron al
continente porque reclamaron contra la Compañía y el Estado de
Chile. Ellos son nuestros antepasados, luchadores de nuestro
pueblo.
Las
pircas que servían para separar los rebaños de ovejas fueron
construidas mediante trabajos forzados de hombres, mujeres, niños, e
incluso las mujeres encinta que tenían que acarrear piedras muy pesadas.
Muchas de ellas sufrieron partos prematuros, y los que morían eran
enterrados ahí mismo. El que no trabajaba lo suficientemente
rápido era golpeado por el mismo Cooper en el rostro con cinco o diez
bofetadas y posteriormente con una vara flexible de un metro y medio con una
aguda púa de fierro en la punta, despedazando horriblemente las carnes
ensangrentadas que temblaban de dolor; para después, entregarlos al que
da los azotes con el látigo, amarrado a un árbol con las manos
cruzadas, hasta que la sangre corría en abundancia, dejando a la
víctima atada por dos o tres días sin proporcionarles alimento
alguno, antes de liberarla la volvía a abofetear en el rostro con
increíble crueldad, o se les aplicaban multas nunca menores de diez o
veinte pesos, teniendo en cuenta que el salario era de 0,20 centavos diarios. Se
trabajaba desde las cinco de la mañana hasta la oración, e incluso
durante la noche; cuando había luna llena no se acostaba. A la una de la
tarde se les concedía a los trabajadores una hora de descanso, con el fin
de que se prepararan un almuerzo que ellos mismos debían proporcionarse,
porque el Gobernador Cooper no se los daba. El pago de los jornales no se
veía jamás, o era convertido en trapos inservibles o
víveres que cuadruplicaban su valor en los ajustes de
cuentas.
Tanto
el Gobernador Marítimo como la Compañía Explotadora de Isla
de Pascua contaban con el control espaciado de la visita de barcos de la Armada
de Chile. Aun así, el abandono y la pobreza causaban estragos en la
población.
En
1906 llega a Rapa Nui el señor Henry Percival Edmunds, conocido hasta hoy
como Percy Edmunds, para hacerse cargo de la administración y
gobernación de la isla. Vivió 23 años en este
terruño, trajo el primer automóvil a la isla y dejó
interesantes fotografías. Tuvo sus hijos con Victoria Rapahango. Juan, su
hijo menor llegó a ser alcalde unos años después y Pedro,
su nieto, es quien desde 1995 ocupa este cargo.
Se
desempeñó como un hábil administrador; y, según los
Rapa Nui,
“fue
duro pero no tan brutal como sus
antecesores.”
Cansados
ante los innumerables abusos de los Gobernadores Marítimos y la
Compañía, María Angata Veri Tahi, en el año 1914
anuncia el fin de la Compañía y la Liberación de los Rapa
Nui. Los isleños liderados por Daniel María Teave, entregan al
administrador Edmunds una declaración donde expresan entre otras cosas:
“queremos
para nosotros todos los animales, poruqe ustedes saben que todos los animales y
chacras que nuestro obispo Tepano nos dio originalmente, nos
pertencen...”
Fue
por casualidad que al estallar la manifestación del Pueblo Rapa Nui, la
Baquedano iba rumbo a la Isla de Pascua para una inspección de rutina,
llevando como pasajero a Enrique Merlet. Las demandas de los Rapa Nui, en parte,
quedan registradas en las declaraciones tomadas por el Fiscal A. Escobar a los
hombres detenidos en el barco como responsables de la rebelión. Durante
la investigación que realiza el capitán de la Nave
chilena.
Declaración
del natural de Isla de Pascua Matias Ootu
(Hotu)
“...Compareció
ante el Sr. Fiscal y secretario, el natural de la Isla de Pascua, que se
encuentra preso en la garita de este buque, Matias Ootu de 30 años de
edad, casado, quien después del juramento de estilo dijo:
“Que
recuerda que sus padres tenían tierras en Vahio (Vaihu), y Ranoraka (Rano
Raraku), las que les fueron quitadas junto con los animales que ellos
tenían y que fueron traídos a Hanga Roa donde se les dio un
pequeño terreno, pero mucho más chico que el que poseían...
También el sueldo es muy poco, 40 centavos al día sin comida y
como la ropa en la tienda es muy cara, la mujer y los hijos no tienen ropa y
sienten hambre y
frío...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Daniel Maria Chave (Chavez)
Después
de declarar que los redujeron a Hanga Roa, les quitaron sus tierras y animales
continua: “Que cuando vino por primera vez a la isla el Sr. Merlet se
mataron muchas ovejas que eran de ellos (los de Rapa Nui) para aprovechar los
cueros y la lana, los que mandaron en la goleta al continente... Que en el viaje
anterior del Sr. Merlet se fue solo un día al campo de los naturales
donde tenían sus plantaciones y lo había encendido y que el
incendio duró como tres días quemándose todo y que les
quitó los caballos que les quedaban. Que el otro administrador el Sr.
Cooper azotaba a las mujeres y niños y usaba a las mujeres casadas y
solteras...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Noé Tori
Después
de declarar que le quitaron sus tierras y animales, agrega:
“...que
después de quitarle sus animales y fue traído a Hanga Roa donde le
dieron un terreno para todos sin agua ni comida, y que
en
consecuencia de las prohibiciones de alimento, de hecho, se le murieron varios
hijos...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Timoteo Paté
Después
de hacer notar su desacuerdo porque le habían quitado sus tierras y
animales declara:
“Que
el señor obispo de Tahiti nos mandó en una ocasión bueyes,
ovejas y caballos, y que el Sr. Merlet se los
quitó...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua y cacique Juan Tepano
“...Yo
le he dicho al Sr. Edmuns que todo aquí vale muy caro, que la jente
está descontenta y él me contestó que era debido a que
venía de muy lejos y se tenía que cobrar el
flete...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Nicolás Timona
“...que
tenían muchas ovejas, bueyes, caballos y que el Sr. Alberto
Sánchez se las quitó y los mandó a Hanga Roa, que les
mató los animales para aprovechar los cueros y lanas y que la carne la
arrojó al mar para que ellos no teniendo comida tuvieran que trabajarla.
Que después el Sr. Cooper les mató más animales con el
mismo objeto...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Timion Liroroko (Riroroko)
Después
de explicar que cuando trabajaba en la bodega del gobernador, que le pagaban
0.20 centavos con comida, nos cuenta que tuvo un encuentro con su empleador
“...un
día el Sr. Edmunds nos mandó para todos una paleta de cordero pero
tan flaca que no tenía nada para comerle y como yo le dije que eso era
bueno sólo para los chanchos, me contestó que nosotros
éramos peores y que como kanacas teníamos que comer y callar y me
pegó con una huasca en la cara rompiéndome la frente en esta
cicatriz que me queda aquí, entonces, yo le di de puñetes hasta
que tuve que arrancar porque él sacó el
revolver...”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Tuco Tuqui (Tuki)
“...que
sus padres tenían terreno en Hanga Teo (Hanga o Teo) y muchos animales,
que vino después que les quitaron sus terrenos y animales a Hanga Roa con
un misionero llamado Ipurito, que la persona que le quitó sus terrenos
fue el Sr. Alberto Sánchez y que decía que los compraba el
Gobierno de Chile.”
Declaración
del natural de Isla de Pascua Marinero Miguel Maurata
“...Hará
15 ó 20 años estaba de administrador el Sr. Alberto
Sánchez. En esa época los pascuenses vivíamos repartidos en
la isla y mi papá como todos los demás tenía gallinas,
caballos, chanchos, ovejas, bueyes y fruta con las que vivíamos
tranquilos y felices. Pero, oh desgraciada la hora la de la llegada del Sr.
Manterola porque ordenó quitarnos todo lo que teníamos y prenderle
fuego a todas las cosas que habían en el campo, nos reunió a todos
y nos redujo a un pequeño pueblo en un pequeño terreno y en la
miseria sin que nuestros padres tuvieran con que mantenernos bajo la esclavitud
del administrador. Todo esto lo soportamos porque era orden del Gobierno de
Chile y nadie reclamó porque no sabíamos hablar su
lengua...”
Poco
tiempo después se cambió el administrador por el Sr. Cooper y
también volvió a llegar el Sr. Merlet. Oh que nueva desgracia para
nosotros los habitantes de Pascua. Teníamos ya nuestras siembras en la
parte donde están los leprosos. El Sr. Merlet ordenó poner a sus
animales para que se comieran nuestras siembras y después las
incendió.
Yo
era en ese tiempo un muchacho de juicio y fui a sacar dichos animales de
nuestras siembras que era lo único que teníamos para comer y me
tomó preso y el Sr. Merlet ordenó que me dieran 150 azotes. Me
amarraron de pies y manos y me dieron 50 con una correa de cuero y como no me
saliera sangre el dicho señor ordenó que me dieran los otros 100
que me faltaban con la baqueta de la escopeta del Sr.
Cooper...”
Continúan
las declaraciones de los naturales Domingo Teao, Nicolás Teao y Juan
Rororoko, de 11 años de edad, quienes concuerdan con los demás
detenidos en las injusticias y atropellos de que eran víctima en esos
días.
En
su viaje de vuelta, el capitán se llevó a Chávez detenido
por su participación en los hechos, lo entregó a las autoridades y
no intervino más, dejando la decisión sobre la suerte del detenido
en manos del almirante quién lo condujo hasta la Base Naval de Talcahuano
donde se pierde su rastro para siempre.
El
9 de Febrero de 1917 se dicta la ley 3220, por la cual se autoriza la
construcción de un lazareto para leprosos,
“pero
igual los enfermos siguieron sin atención
médica”,
y una escuela. Desde ese momento la isla es colocada bajo dependencia de la
Dirección del Territorio Marítimo de Valparaíso, quedando
sometida a las autoridades, reglamentos y leyes de la Armada de Chile. Es
así como en un oficio de fecha 20 de Marzo de 1917, dirigido al Director
General de la Armada, el Ministro de Marina instruía sobre las labores a
desarrollar en el territorio, señalando entre diversas otras materias que
“el Subdelegado Marítimo quedará encargado de formar todos
los procesos que se hicieren necesarios, aplicará los castigos en
conformidad a los reglamentos de a bordo y dictará las órdenes del
día que estime oportunas, especialmente para el aislamiento de los
leprosos y la conservación del orden público, de la moralidad, de
la asistencia a la escuela y de la conservación de la propiedad y bienes
del Fisco...”
En
Mayo 1917, Chile en un acto sin precedentes y carente de toda responsabilidad y
humanidad renueva el contrato de arriendo con la Compañía
Explotadora de Isla de Pascua por 20 años más; no considerando
todos los crímenes y arbitrariedades que se habían cometido en
contra de los Rapa Nui por parte de estas personas, ni tomar en cuenta el
informe del Capitán Stuven, Comandante de la Baquedano que en 1914
informaba: “La situación en la isla era mala, en primer lugar por
existir en ella una gran miseria y porque había hambre. Lo naturales
no tenían que comer, no se les vendía carne, no se les
permitía salir a pescar y se les mantenía en la más
completa ociosidad a fin de impedir que pudieran ganarse su subsistencia... En
la isla los administradores y Gobernadores no respetaban hogares ni mujeres, y
hay el caso de uno, el cual después de flagelarlas las usaba a su pleno
albedrío...”
Con
esta ordenanza dictatorial la Armada les quita el Derecho Constitucional de
ciudadanos chilenos a los Rapa Nui, como asimismo, el de ser propietarios de sus
bienes. Trayendo como consecuencia, que en vez de solucionar el problema
agravarlo de sobremanera, ya que
“a
los Rapa Nui les queda, una vez más prohibido el regreso a sus
territorios ancestrales, el derecho a tener propiedades dentro de su isla, de
exigir la devolución de sus animales robados por la administración
anterior y de no continuar viviendo hacinados en Hanga Roa. A su vez, al existir
un régimen militar dictatorial, los nuevos gobernantes cometen toda clase
de arbitrariedades y atropellos a los derechos de los Rapa Nui como Seres
Humanos, practicando todo tipo de torturas, maltratos y vejaciones, entre otras
cosas. Se mantiene el trabajo forzado, Lunes fiscales que obligaba a todos los
hombres a trabajar gratis para la institución, rapando la cabeza y
encarcelando a aquellos que no cumplieran esta
orden.
De esta forma los marinos se aprovechan, no sólo de los bienes materiales
de los Rapa Nui, sino también de sus bienes ancestrales y espirituales,
tales como los may, que regalaron o vendieron a las expediciones que
venían desde afuera. También comenzaron a apropiarse de los hami
(taparrabos) y enseres personales. Otra de las ordenanzas de la armada era que
una vez al año todas las familias debían acudir al hospital para
ser examinados; durante estas jornadas se obligaba, sin respetar el pudor, a
toda la población a desnudarse delante de los oficiales, quienes
elegían a las mujeres y niñas bonitas para abusar sexualmente de
ellas, mandando al leprosario a las que se resistían, situación
que se mantuvo hasta el año 1964”.
Enrique
Merlet fallece en 1918, quedando por diez años más Percy Edmunds
como administrador de la Compañía Explotadora de Isla de Pascua.
El
prefecto Acuña comenzó a registrar los nacimiento, matrimonios y
defunciones en la nueva oficina del Registro Civil; se mantuvo la
prohibición de entrar a los terrenos de la estancia y entró en
vigor una disposición que prohibía a los Rapa Nui salir de la
isla, indicando como razón oficial, que los leprosos podían llevar
la enfermedad al continente. Además podría resultar muy peligroso
para los estancieros y dictadores que los Rapa Nui tomaran conciencia de que
estaban siendo explotados o que pudiesen informar a las autoridades locales o
extranjeras sus verdaderas condiciones de vida. Pero no solamente les
prohibieron salir de la isla, sino que también prohibieron a los
visitantes y marineros que llegaban conversar con los Rapa Nui sobre la
situación de la isla, recibiendo la orden directamente de los oficiales
de la Armada y de los empleados de la estancia.
La
lepra, fue sin duda una buena excusa para mantener a los Rapa Nui aislados del
mundo exterior. Pero, ¿era necesario causar tanto sufrimiento?... ¿Era
necesario llevarlos a vivir al mismo infierno? Acaso ¿No pudieron pensar
que estaban tratando con seres humanos iguales a ustedes?... Aterrado el obispo
Rafel Edwards, describe la escena con que se encontró en 1917. “A
tientas entre una nube de mosquitos, turbado por el mareo que producían
las miasmas pútridas que envenenaban la atmósfera y por la
oscuridad, entré al rancho miserable de los leprosos para visitar a uno
de ellos que estaba, desde hacía siete meses convertido en una llaga que
lo abrazaba de la cabeza a los pies, inmóvil, tendido sobre las pajas y
las inmundicias”. Pero a pesar de las graves denuncias de Edwards el
Gobierno de Chile lo único que hizo fue ampliar el leprosario veinte
años después. Pero lo más sorprendente fue que cuando el
Dr. Jerónimo Lenga en el mismo año, durante una visita,
examinó a los enfermos y se encontró con que “Cuatro de
ellos con toda seguridad eran leprosos, tres o cuatro no tenían
un diagnóstico claro y algunos sin duda no presentaban
ningún síntoma de este mal”. Pero, ¡como!, muy
fácil; la atención médica para los Rapa Nui por esos
años era nula, dejando la tarea de diagnosticar la enfermedad a los
gobernadores, que no tenían los conocimientos ni el criterio, si es que
tenían algún criterio para hacerlo, además debemos recordar
que también estaban con los leprosos las niñas bonitas que no
aceptaban entregar sus favores a los marineros y señores de la
Compañía, y los que estorbaban a las autoridades reclamando por
los abusos y atropellos de que eran víctima. Ahora bien, tomando en
cuenta que Chile no mostraba ningún interés más que por su
propio beneficio, no es de extrañar que inocentes fueran condenados a
morir en la más horrorosa de las miserias.
El
Dr. Dougnac, abogado de los Rapa Nui, respondió así a las
consultas por la situación en que se encontraban los Rapa Nui,
relacionada con la lepra: “Siempre hubo pocos enfermos de lepra. Yo creo
que se exageró la historia de la lepra para evitar que llegaran
influencias desde afuera. Esto se complementaba con el deseo de que nadie
viajara a la isla. De este modo, la Compañía podía explotar
mejor a los Rapa Nui, sin tener “mala presa”, además tomando
en cuenta que los Gobernadores Marítimos estaban en completa complicidad
con ellos y el Estado de Chile estaba conforme con la gestión que se
estaba realizando, nadie quería que la situación
cambiase.
Durante
la crisis económica de los años 30 se produce un periodo de
fuertes agitaciones, donde algunos políticos comprometidos en un golpe de
Estado son relegados a Isla de Pascua, producto de ello se alzan querellas
violentas entre los marinos y los Rapa Nui.
Un
testigo de la época relata a Herman Fisher:
“...Todos
los prefectos de policía que tuvimos al comienzo habían sido
trasladados acá por asuntos disciplinarios. Uno de los relegados se
llamaba Grove. Porque había sido socialista, el presidente Carlos
Ibáñez lo relegó a Isla de Pascua. Ahí mismo vino un
tal Vicuña, abogado. El paco Martínez tenía que vigilarlos.
Pero los dos, Grove y Vicuña se arrancaron con ayuda de unos
isleños. Imagino que los Rapa Nui querían deshacerse de los tipos,
y como ya no quedaba ningún representante oficial, el paco
Martínez se convirtió en Gobernador. Así eran las cosas en
ese tiempo. Pero ahí no se acaba la historia. En 1932, Grove
volvió a caer preso y lo devolvieron a la isla con otros seis deportados.
Esta vez vinieron siete carabineros para cuidarlos... Cuando Arturo Alessandri
salió presidente ese mismo año, se llevó de vuelta a Grove.
Ahí todos quedaron contentos”. Todos contentos, menos los Rapa Nui,
pues a pesar que Grove el socialista había venido a la isla y pudo tener
alguna influencia con el presidente, no se acordó ni de quienes los
habían ayudado cuando escaparon la primera vez, ni de quienes representan
a la clase oprimida, por lo que en Rapa Nui continuaron exactamente iguales las
condiciones de esclavitud a que estaban sometidos sus habitantes
originarios.
Las
vacas también se convirtieron en actoras principales en esta
época, todavía está en la mente de los ancianos los
Matrimonios con vacas, dos para ser exactos, uno con vaca negra con blanco y
otro con vaca rubia con blanco. La ceremonia fue oficiada por el Gobernador
Marítimo quién hacía de Sumo Sacerdote y dos jóvenes
Rapa Nui, la Luna de Miel quedará en la mente de aquellos que pudieron
verla, en los Rapa Nui con estupor, rabia y profunda tristeza, en los
organizadores con una sicopática morbosidad. También se habla del
caso cuando “Una vaca había sido robada de la estancia. A pesar de
la intensa búsqueda en el pueblo, los ayudantes del administrador
volvieron con las manos vacías. Ni carne, ni huesos, ni piel
habían podido hallar. Enojado, el gerente fue donde el gobernador. Cuando
lo invitaron a pasar no podía creer lo que veían sus ojos:
rodeados de cerros de carne estaban sentados el gobernador, el prefecto y el
juez. Cuando el gerente tomó aire para comenzar con su protesta, el
gobernador lo invitó a que tomar asiento y servirse.” “En ese
tiempo, el gobernador era Ezequiel Acuña. Cuando gente de nosotros
había robado una oveja, había castigos durísimos, cincuenta
días de trabajos forzados, o Ezequiel hacía amarrar a los ladrones
con los brazos en alto a los ganchos de un árbol y azotarlos.
Después echaban sal en las heridas. Juan Luco, Jorge Riroroko, Santiago
Pakarati, Domingo Paté, Auro, Lompo y muchos otros fueron castigados de
esa manera. Tenían que quedar tres días amarrados. Nosotros les
llevábamos comida. Creo que entonces yo tenía diez
años.”
Desde
la anexión de Rapa Nui con Chile habían pasado casi cincuenta
años, cuando en el mundo ya se empezaba a conocer el cine y la sociedad
chilena se divertía en los grandes salones de baile, entonces los
habitantes originarios de Rapa Nui veían a su isla convertida en un lugar
de hambre, encierro y miseria; valorados por los señores de la
Compañía Explotadora y de los representantes del Estado chileno,
como un puñado de indios utilizables para el trabajo duro, servicio
doméstico y una sola vez al año para la esquila de las ovejas;
“despreciados como seres molestos, repugnantes y sin derechos”. El
respeto y la dignidad son valores que los Rapa Nui hemos tenido que conquistar
por nuestras propias fuerzas, tras largos años de lucha.
En
Enero de 1935, el Ministerio de Tierras y colonización nombra la Isla
entera como parque Nacional Isla de Pascua, con el objetivo de limitar la salida
de objetos arqueológicos y proteger las especies endémicas, entre
ellas el Toromiro. También en Julio de ese mismo año el Ministerio
de Educación nombra a Rapa Nui Monumento Histórico Nacional. Sin
embargo, estas buenas intenciones y medidas proteccionistas son seguidas al
año siguiente por una nueva renovación del contrato de
arrendamiento a la Compañía Explotadora por veinte años
más, produciéndose nuevos robos de piezas importantes reunidas por
los misiones científicas, destrucción y saqueos de importantes
sitios arqueológicos, situación que hasta hoy nos encontramos,
agravado por la irresponsabilidad de los turistas y la carencia de una aduana
que controle la salida de piezas arqueológicas irrecuperables.
A
comienzos de 1935, la Universidad de Chile comienza a trabajar en un proyecto
para que viajen treinta científicos a la isla. Pero como tantos otros,
probablemente por falta de recursos, al final se concretizó en la llegada
a Rapa Nui de dos personas, entre los cuales venía el Padre
Sebastián Englert, el que es nombrado por la vicaría
apostólica de la Araucanía: párroco de Isla de Pascua, el
1º de Enero de 1937, quedándose en la isla por treinta años,
avalando todo tipo de abusos y vejaciones de los señores de la
Compañía contra los Rapa Nui, creándose una suerte de
guerra de poderes entre el prelado y el Gobernador Marítimo del momento
el oficial de marina doctor Alvaro Tejeda Lawrens; quién es catalogado en
el continente “como el hombre indicado para mantener el orden y la
disciplina entre los isleños y gracias a su profesión de
médico, con los utensilios necesarios pudo “comenzar con sus
estudios sobre la lepra”, utilizando a los Rapa Nui como animales de
laboratorio. “Para él los isleños no eran más que un
grupo de ignorantes y mentirosos primitivos sin derechos y sin honor, para
él los Rapa Nui eran menos que animales. Tejeda era oficial de la marina
y aplicaba las ordenanzas de la armada. Sólo le preocupaba el orden.
Sería demasiado pedirle que mostrara comprensión ante la
situación de los Rapa Nui, o sentimientos de afecto, para Tejeda los
kanacas simplemente tenían que obedecer. Sin importar realmente en que
condiciones se encontraran”.
En
1946 Manuel Banderas, miembro de una Comisión enviada por el Gobierno
para realizar un informe del estado de la isla, fue sorprendido por las
prohibiciones de las que eran objeto los visitantes: no alojar en tierra,
control de cámaras fotográficas, abstención de comunicar
información sobre el valor y precio de los artículos y
mercaderías en el continente, no informar sobre salarios que se pagaban
en Chile, ni siquiera sobre los derechos ciudadanos o leyes sociales existentes
en aquel momento. De su informe podemos citar: “...en esta parte del
territorio nacional no sólo no hay aplicación de leyes sociales y
otras que protejan los derechos de los ciudadanos, sino que hay una
situación mucho peor y que es ésta: los isleños
además de recibir una trato salvaje, están en calidad de
prisioneros. Es también lamentable, que la única autoridad que hay
en Pascua, en este caso el Gobernador, un señor Serrano Pellé, ex
marino, contribuya por congraciarse indudablemente con la Compañía
a mantener este estado de cosas tan desagradables”.
Los
Rapa Nui continuaron siendo personas sin derechos... poco a poco, desesperados
van sintiendo deseos de buscar una vida mejor y tener la posibilidad de
denunciar lo que sucedía dentro de su propio territorio, oportunidad que
se les insinúa a través de la radio y los relatos de un grupo de 7
adultos y 2 niños que en 1948 salieron de pesca en un pequeño bote
y se perdieron, a su regreso contaron que existía un mundo fuera muy
diferente al que ellos vivían. Derivado de este hecho y fascinados por
los relatos de los viajeros, muchos comienzan a pensar en la forma de escapar de
esta cárcel a la que habiendo sido condenados arbitrariamente y tratados
peor que a animales. La verdad, es que durante catorce años los Rapa Nui
se mantuvieron en su intento por escapar de la explotación y la miseria
en que se hallaban, con la esperanza quizás de encontrar lejos de su isla
una vida más digna y poder denunciar la explotación y malos tratos
de que eran objeto. Aquellos que sobrevivieron, pudieron contarlo; los
demás quedarán en nuestros recuerdos como mudos testigos del
sufrimiento y desesperación de este pueblo, venida de aquellos que
llegaron con promesas de protección y desarrollo, pero que en realidad
trajeron hambre, miseria, esclavitud y destrucción.
El
Diario La Unión de Valparaíso publica el 15 de Febrero de 1950.
“...creemos que no es posible que los dueños legítimos de la
isla, los nativos de ella, estén como encomienda, sujetos a tales
restricciones que nos hacen recordar a los esclavos de la colonia”
La
escasez de agua potable es un amargo recuerdo para los Rapa Nui. Los habitantes
se construían sencillos estanques porque en Hanga Roa no existía
ni un solo pozo. Después de varias semanas sin lluvia muchas veces se
vaciaban los estanques, entonces debíamos esperar que el gobernador nos
autorizara a ir en busca del vital elemento al volcán Rano Kao, a dos
horas del pueblo, desde donde era transportada en bidones de lata dados de baja
por la Armada o la Compañía. De este modo, una persona
podía llevar veinte litros de agua para la familia que apenas era
suficiente para tres o cuatro días. Solo quedaba esperar que lloviera, o
arriesgarse a ser duramente castigados al cruzar el cerco durante la
noche.
En
el año 1953, al finalizar el largo período de arrendamiento de
nuestra ensangrentada Rapa Nui a la Compañía Explotadora de Isla
de Pascua, se traspasa la administración y el control exclusivo a la
Armada de Chile.
Se
mantuvo la prohibición de circular por la isla, gozando de este
privilegio solamente los chilenos. Los Rapa Nui, para salir del sector a que
estábamos sometidos ya fuera a pescar para alimentar a nuestras familias,
a buscar agua o a cualquier otra actividad y desplazarse por diferentes sectores
de Te Pito o Te Henua, debíamos pedir permiso una semana antes al
Gobernador, exponiéndonos a fuertes castigos si no cumplíamos esta
regla.
En
la actualidad, para muchos Rapa Nui el edificio del antiguo calabozo ubicado
frente a ENTEL aún los hace recordar su paso por este lugar de tortura,
encierro, hambre y sed; donde debían cumplir los castigos sentenciados
por el Gobernador Naval haciendo evidenciar la forma en que ejercían su
autoridad.
“No
era raro ver a las tías peladas engrilladas en la calle”.
También recordamos “que si a algún marino le gustaba una
mujer isleña, la obtenían a toda costa, si la isleña
rechazaba al marino se le enviaba al leprosario, o se castigaba a la pareja de
ella arrestándolo por cargos falsos”.
A
principios de 1964 se producen fuertes protestas que generaron la primera crisis
política entre Chile y Rapa Nui. Alfonso Rapu un joven profesor que en
ese momento contaba con 22 años, que había podido estudiar en el
continente es quien lidera las protestas ante la autoridad chilena. Según
cuenta su hermana Agustina Rapu, “después de su regreso, se
encontró con Francis Mazière, del que aprendió ideas
liberales. Alfonso congregó primero a unos pocos y luego cada vez
más a gente de nuestro pueblo. Les transmitió las leyes y les
contó que al otro lado del océano existía una vida en
libertad. Amaba a su pueblo y vio que era la oportunidad para llamar la
atención sobre la represión de que eramos objeto los Rapa Nui. Con
Antonio Tepano, Kiko Paté, Germán Hotu, Guillermo Tori,
Matías Riroroko, Edmundo Edwards y Juan Mau Manu redactaron una carta al
Presidente, la que fue suscrita por cincuenta Rapa Nui y hecha llegar
clandestinamente a Eduardo Frei Montalva y a numerosos diarios en Chile y en los
EE.UU, donde fue publicada en diciembre de 1964. En su contenido
expresaban:
“Excelentísimo
Señor Presidente:
Nosotros
los pascuenses nos queremos dirigir al señor Presidente de la
República con todo el respeto de nosotros a esta autoridad máxima
de Chile, que también es nuestro Chile. Así lo hemos pensado
porque nunca ninguna carta ha llegado antes a poder de nuestros Presidentes y si
ha llegado no tuvimos respuesta.
Tenemos
por obligación que escribirle molestándolo en su atención,
porque lo que queremos decir no podemos decirlo en la Isla, porque el
funcionario de la Armada y los otros Gobernadores de la Armada que
también son funcionarios que la Isla ha tenido antes, como el que ahora
nos gobierna, no nos resuelven los problemas y nos engañan.
Nosotros
con todo respeto, señor Excelentísimo Presidente de Chile,
queremos expresarle que conocemos también nuestros derechos y
obligaciones que son para todos los chilenos iguales.
Pero
aquí no podemos hablar libremente porque vivimos amenazados,... esto nos
hace vivir bajo una tiranía...
Vivimos
bajo un régimen de colonialismo ya que nos hacen separación de
clases sociales y forman problemas radicales entre nosotros y los
continentales...” Se quejaban también de que si alguien
quería salir de la Isla debía pagar una fianza de 350 escudos y
que muchas solicitudes eran rechazadas por “no haber cupo en el
barco”. Otros puntos eran que no podían comprar los productos de
los terrenos fiscales, que sus conversaciones telefónicas eran
interceptadas por lo que les estaba prohibido comunicarse en su lengua materna.
Se quejaban amargamente de que no podían transitar libremente por nuestra
Isla. Que al atardecer se cerraban los portones y de noche les estaba prohibido
salir de sus casas. Además de que se atentaba contra su dignidad con
castigos como el rapado del cabello, los encadenamientos y los
azotes.
A
continuación Alfonso Rapu y el pueblo contraviniendo la ley convocaron a
la población para el día 8 de Diciembre a la Primera
Elección Democrática en Rapa Nui, donde votaron por un alcalde que
realmente los representara.
“A
la reunión también asistieron representantes de la Armada.”,
recuerda María Rosario. “En ese tiempo, Alberto Huke era alcalde.
Su tío Guillermo sugirió elegir a un hombre más joven,
entonces Alberto Huke se sacó la camisa y se la cambió a
Alfonso”.
El
capitán de corbeta Jorge Portillo, quién en ese momento era el
representante marítimo se enfrentaba a un desafío inusitado.
Inmediatamente pidió refuerzos por radio al continente, mientras vigilaba
atentamente los acontecimientos. La ayuda no se hizo esperar, y es así
como rápidamente llegó el Yelcho a la Bahía de Hanga Roa en
Estado de Guerra y con una connotación de soldados infantes de marina
“armados hasta los dientes”.
Cinco
días después de la elección arribó a Rapa Nui una
comisión médica canadiense, a cargo del Dr. Stanley C Skoryna. A
la autoridad naval no le fue muy favorable la presencia de estas personas,
precisamente cuando el pueblo Rapa Nui estaba exigiendo sus derechos y los
visitantes informarían al mundo de las arbitrariedades, atropellos y
encierro en que la Armada de Chile tenía al pueblo de esta Isla. Esta vez
los informes no se perderían en los escritorios de los señores
políticos chilenos, como había acontecido hasta
entonces.
En
un principio todo estuvo tranquilo. Los canadienses montaron su campamento en lo
que es hoy la cancha de fútbol y despidieron a su barco el Cape Scott,
que vendría a recogerlos dentro de dos meses. Antes de zarpar Portillo le
pidió a sus visitantes que le transportaran un bulldozer que la Armada
había dado de baja. Pero “había muchos caminos que
reparar”, por lo que el nuevo alcalde y la población consideraron
que la máquina era necesaria para la Isla. Entonces durante la noche
junto a un grupo de personas se vieron obligado a desmontar algunas piezas del
vehículo, de modo que el coloso quedara inmovilizado impidiendo su salida
de Rapa Nui. El marino indignado reaccionó inmediatamente. “Los
soldados amarraron a Alfonso y lo llevaron a Mataveri donde Jorge
Portillo”. “Todos quisimos entrar a la reunión donde lo
estaban juzgando. Pero a los hombres se lo prohibieron. Portillo estaba furioso.
Acusó a Alfonso de sabotaje y le exigió que devolviera las partes
que había sacado al bulldozer y dijo que Alfonso no era el verdadero
alcalde según la ley. Pero Alfonso no se dejó amedrentar y le
contestó: “Soy el alcalde de la Isla. No puedo aceptar que
tú hagas lo que quieras aquí. Crees que eres nuestro rey.
Quién te dijo que vengas aquí para decirnos lo que tenemos que
hacer”. De ahí Alfonso le dijo a Portillo que tenía que
desocupar su sillón, bajar la bandera chilena e izar la bandera de Rapa
Nui. Alfonso dijo además que había estudiado en Chile para educar
a su pueblo y no dejar que siga en la ignorancia.
Cuando
sacaron a Alfonso, ya había muchos soldados armados. Alfonso nos dijo en
voz alta: “Gracias por haberme elegido y haberme puesto la camisa. Lo
primero que tenemos que hacer es trabajar para recuperar nuestra tierra, nuestra
libertad y nuestra dignidad como personas. La Armada viola a nuestras mujeres.
Nos torturan y nos azotan por mínimos delitos. Contra esa tiranía
es que tenemos que luchar”. Uno de la armada le gritó que se
callara. Ahí Alfonso se dio vuelta y le preguntó:
”¿Quién eres tú? Nosotros los Rapa Nui sentimos dolor
en nuestra carne, en nuestra sangre y en nuestro espíritu por el trato
que ustedes nos han dado” Y a nosotros nos dijo: “Tenemos que
permanecer unidos y luchar por nuestros intereses”.
Siguió
una noche de temores y preocupación. Anclado en la bahía de Hanga
Roa estaba el barco chileno que había llegado con refuerzos para el
gobernador. Los Rapa Nui nos reunimos para decidir que hacer en caso que
trataran de llevar a Alfonso a bordo y los soldados abrieran fuego contra
nosotros si tratábamos de impedirlo”. Entonces, se escuchó:
“las mujeres nos encargaremos, a nosotras no nos van a
disparar”.
A
la mañana siguiente las mujeres nos juntamos frente a la casa del
gobernador. Después de un tiempo los soldados sacaron a Alfonso. Nos
gritó que se lo llevaban a la cárcel en Chile. No lo pudimos creer
y nos enojamos tanto que nos tiramos encima de los soldados. Les dio
pánico y empezaron a disparar a diestra y siniestra, pero al aire y dar
golpes y empujones, a una le quebraron el brazo, pero fue cierto que no se
atrevieron a apuntarnos a nosotras las mujeres. Fue un caos tremendo.
Grité: “Llevemos a Alfonso al campamento donde los canadienses.
Allá va a estar seguro, y lo
llevamos”.
Con
el Yelcho no solo habían llegado los soldados sino también el
comandante Guillermo Rojas, enviado por el gobierno chileno para reemplazar a
Jorge Portillo en la tarea de restablecer el orden. Para su apoyo llegó
además el capitán John Martin que había sido gobernador
de Portillo y hablaba Rapa Nui. Trató de vencer la resistencia
practicando algunos arrestos, pero después de la derrota que
habían tenido los chilenos con las mujeres los Rapa Nui no nos
dejaríamos amedrentar tan fácilmente. Entonces, cambió de
táctica y quiso falsear la verdad corriendo una serie de calumnias mal
intencionadas, además de amenazas de represalias si no desistíamos
de nuestra actitud; pero ya nada nos podría persuadir, el pueblo Rapa Nui
estaba decidido a salir de las condiciones y el despotismo de que éramos
objeto. Mantenidos desde hacía ya tantos años en la miseria, el
encierro y esclavitud.
Rojas
tuvo que dar su brazo a torcer, dar un salvoconducto a Alfonso Rapu y fijar una
nueva elección de alcalde para el día 12 de enero de 1965. El
régimen militar intentó por última vez recuperar el poder y
nombró a otros candidatos para competir con Alfonso, pero el resultado
era inevitable, Rapa Nui había logrado su primer objetivo, ser escuchados
y reconocidos como seres humanos por las autoridades chilenas para buscar
soluciones concretas a nuestros problemas.
Jorge
Portillo fue dado de baja y reemplazado por Arnet Arentsen. Pero como esto no
fue suficiente necesitaban un “chivo expiatorio”, entonces
arrestaron al médico de la armada Guido Andrade, quien sin tener
“arte ni parte” lo acusaron de transmitir ideas subversivas a los
nativos. El doctor fue trasladado al continente donde después de
“juzgarlo” lo condenaron a un año de cárcel y a cuatro
años sin poder ejercer su profesión, y obviamente fue dado de bajo
de su institución, la Gloriosa Armada de la República de
Chile.
Entretanto
en Santiago, se habían dado cuenta que en Rapa Nui la situación
era insostenible, entonces comenzaron un debate parlamentario que duró 1
año y tres meses, desde el 27 de octubre de 1964 hasta el 26 de enero de
1966, promulgando la Ley 16.441 que incorporaría a Isla de Pascua al
sistema de Gobierno Civil utilizado en el continente.
La
restricción de circular por las costas de la isla fue levantada y el
Presidente de la República por medio de su representante comunicó
a los Rapa Nui que sus peticiones habían sido aceptadas. Isla de Pascua
pasó a depender de la administración civil. Entonces llega la
CORFO, el hospital pasa a depender del Servicio Nacional de Salud, se instalan
los servicios públicos y la infraestructura administrativa que se
consideraba necesaria para incorporar a la isla al sistema político
chileno. Desde este momento comienzan a generarse una serie de cambios, los que
repercuten hondamente en la vida y tradiciones de los Rapa Nui. Como por
ejemplo: el acceso e ingreso a la educación superior, uso generado del
dinero, la introducción del alcohol y sus secuelas, se producen
alteraciones profundas en la alimentación, la inmigración y
emigración comienza a hacerse significativa, tanto para los Rapa Nui que
se radican en el continente, Tahiti o Europa, como para los continentales y
extranjeros que llegan a la isla. Aparace la cesantía, los pascuenses
chilenizados y el consumismo. Las promesas incumplidas, los blue jeans y la
libertad de transitar por el Parque Nacional de Isla de Pascua, administrado por
CONAF.
En
1965 de acuerdo con un convenio previo entre Chile (FACH) y EE.UU. (US. Air
Force), originado durante el mandato de Jorge Alessandri, se inicia el proyecto
de instalación de una base rastreadora de satélites en Isla de
Pascua. En junio del mismo año llega el primer buque norteamericano con
40 oficiales que instalados en un campamento en Mataveri efectúan los
estudios de diseño y emplazamiento de la base. Dos meses más
tarde, llega el carguero Wyendoth portando las instalaciones, equipos,
maquinaria, materiales, etc. para comenzar las labores. Además en el
barco viene una dotación de aproximadamente 1000 hombres, de los cuales
400 estaban destinados a tierra alternando con la población de la Isla y
realizando el trabajo, dejando abandonados a su partida a sus hijos mestizos
norteamericanos Rapa Nui.
En
1966 la empresa Longhi comienza la construcción del aeropuerto de
Mataveri trayendo un gran contingente de obreros y formando un campamento con
cabinas para sus obras, pulpería, panadería, comedores, luz
eléctrica, talleres mecánicos, tornería, maquinaria, casas
media agua, y construcciones marginales. Durante esta obra se destruye gran
cantidad de sitios arqueológicos irrecuperables, tales como el calendario
que se dirigía hacia Orongo. Culminado su obra un año más
tarde.
La
polución ambiental derivada del cambio de desechos comienza a producir
serios problemas de sanidad ambiental, los que se han ido agravando con el paso
del
tiempo.
Se
inicia la remodelación de Hanga Roa; se construyen caminos y calles
más anchas utilizando el criterio del continente concebidas para
vehículos motorizados. Se destruyen las arboledas de higueras y pimientos
de la calle Te Pito o Te Henua, sin tomar atención a los reclamos de los
Rapa Nui en el momento, causando un daño tan grande que hasta nuestros
días ha sido irreparable. Aparecen las camionetas y jeeps desplazando al
caballo como transporte tradicional. Con la iluminación de las casas se
alarga el día dando un vuelco en las actividades de la población;
llegan las discoteques y la música tradicional va siendo reemplazada por
música extranjera envasada, culminando con la llegada de la
televisión en 1975.
En
1966, en un plazo de cinco meses se construye un camino costero de Hanga Roa
hasta Anakena y desde Anakena hasta Hanga Roa cruzando por Vai Tea. Este camino,
debido a la ignorancia de quienes lo realizaron de la riqueza del recurso
arqueológico y faltando al respeto a las riquezas ancestrales de Rapa
Nui, destruyeron todo lo que encontraron a su paso, incluyendo sitios y
monumentos importantes; fundamentados en el deseo de modernizar Isla de Pascua.
Con
la llegada de un número significativo de hombres solteros extranjeros de
la USAF y obreros continentales comienzan los matrimonios mixtos que redundan en
una emigración de mujeres cuando sus maridos terminan su periodo de
trabajo en la isla, la inmigración de extranjeros al territorio y el
nacimiento de una gran cantidad de hijos mestizos.
Durante
el año 1967 comienza el monopolio del transporte aéreo el que se
mantiene hasta el día de hoy, siendo LAN Chile la única
línea aérea que llega a Rapa Nui, con todas las consecuencias que
esta situación acarrea: tarifas de vuelo demasiado elevadas, produciendo
un freno al turismo; precios muy altos en el transporte de carga, produciendo
carestía en los artículos de primera necesidad, problema que se ha
agudizado tanto que actualmente encontramos productos que valen hasta un 200%
más que en el continente, aunque este es un problema que además se
agrava por el elevado cargo de impuestos que nos vemos obligados a pagar.
También se presenta el problema de tener que depender de dos aviones a la
semana hacia el continente, lo que en casos de urgencias se hace insostenible ya
que no siempre hay cupo en el avión, especialmente para los pasajes de
residentes y peor aún en los casos médicos que muchas veces no
alcanzan a obtener la atención requerida culminando con la muerte del
paciente, si te enfermas grave el Lunes después de la salida del
avión tienes que esperar hasta el Jueves para poder ser trasladado a
Valparaíso.
En
1968 los conflictos existentes entre isleños y continentales a
consecuencia del choque cultural, principalmente de presupuesto y
planificación, determinan que el gobierno chileno encargue a Odeplan los
estudios para un Plan Integral de desarrollo, estudios que nunca prosperaron.
Entonces los señores del continente decidieron, en 1969 solucionar
problemas en Pascua generando un nuevo documento elaborado por ODEPLAN en
Santiago, por personas que desconocían las potencialidades y
características culturales de Rapa Nui y que no habían realizado
ningún estudio previo de la realidad en la isla. De estas actitudes
derivan los errores de política y administración utilizados hasta
hoy.
En
1970 la elección de Salvador Allende sustentada por la Unidad Popular,
determina una serie de importantes cambios en Rapa Nui. Entre ellos la partida
de los norteamericanos y el aumento significativo del turismo por la
política de subvención en los pasajes, bajando considerablemente
su costo trayendo mejoras económicas considerables para la
población y el
territorio.
Con
el Golpe militar del 11 de Septiembre de 1973, al igual que en todo el resto de
Chile, se interrumpe la institucionalidad democrática en la isla. Se pone
término a las cooperativas, se terminan las organizaciones, se suspenden
las funciones municipales y se asigna un nuevo Gobernador Militar, trayendo como
sus antecesores un nuevo contingente de funcionarios del Estado. Disminuye
notablemente el flujo turístico, principalmente por el retiro de la
subvención a los pasajes de avión, produciéndose un alza
significativa en su valor para viajar hasta Rapa Nui o al continente, la
regulación del dólar y el momento político que atravesaba
la República. Es así como de 5.123 turistas que visitaron Rapa Nui
en 1973, bajaron a 1.273 en 1974 con todo lo que esto
significa.
El
alza generada en pasajes y carga de LAN CHILE, genera un desmesurado aumento del
costo de la vida, favoreciendo la carestía, la cesantía y
reduciendo una más el flujo turístico por lo que se crea la tarifa
especial para residentes; con un costo actualmente de $280.000 ida y vuelta,
subsidiada por el Estado con el fin de paliar en parte los bajos ingresos de los
Rapa Nui y el efecto de aislamiento de la isla, favorecido por la distancia que
nos separa del continente, siendo éste el único medio de
transporte para entrar y salir de la isla, ya que el barco es exclusivamente de
carga, situación que hasta hoy constituye un problema para quienes
vivimos en este hermoso y apartado
lugar.
Por
otro lado, el proceso de apertura ha permitido la llegada de numerosos
investigadores y proyectos, tanto chilenos como extranjeros que estudian la vida
de Isla de Pascua, escribiendo un sin número de libros, reportajes,
documentales y otros en los que en muchos casos se utiliza el patrimonio
cultural Maori Rapa Nui, así como imágenes de personas sin su
consentimiento; “Nos incluyen en sus trabajos sin remuneración
alguna y en muchos casos falseando la verdad, lo que hasta ahora significa un
grave atropellos a los Derechos Personales, Patrimoniales y Ancestrales de los
Rapa Nui”.