Portada Anterior Siguiente Índice | 2. El poblamiento ancestral

2. El poblamiento ancestral


Mucho antes de que los polinésicos llegaran a estos lados del Pacífico, sus antepasados se embarcaron en un viaje sorprendente. La colonización del Pacífico comenzó hace varios miles de años atrás, cuando poblaciones que hoy reconocemos como parte del grupo austronésico comenzaron a migrar desde el sureste asiático e internarse en el Pacífico. Hace unos 4000 años, pequeñas poblaciones asentadas en las islas de las Nuevas Hébrides, las Islas Salomón y el archipiélago de Bismark, comenzaron a poblar la vasta extensión del Pacífico y sus islas. Durante los siguientes 500 años continuaron navegando en contra de los vientos dominantes, asentándose en algunas de las muchas islas que encontraron en su camino. Finalmente llegaron a Fiji, donde se asentaron al menos un milenio, desarrollando la cultura que hoy conocemos como Polinésica. Desde allí se colonizaron las islas de Tonga y Samoa, alrededor del año 1000 a. c.; navegaron nuevamente hacia el Este, hacia el Pacífico Central, cruzando ahora grandes extensiones de océano para llegar a las Islas Marquesas en el Pacífico Oriental. Las rutas exactas que tomaron aún son tema de debate.

La lingüística y la arqueología respaldan la idea de una migración hacia el Este. La mayoría de la gente en esta parte del mundo habla idiomas austronésicos. Los movimientos de estas poblaciones, han sido documentados a través de sitios arqueológicos en los cuales aparece una cerámica con decoraciones incisas denominada Lapita. Los patrones geométricos de la decoración de esta cerámica la podemos encontrar posteriormente en diseños de los tatuajes de Samoa, los mazos de guerra de Tonga, los motivos tallados en los remos ceremoniales de las Islas Australes y en los diseños en las capas y mantas de tela de corteza de Samoa.

Estas colonizaciones, siempre fueron expediciones preparadas y planificadas. Los colonizadores partían para quedarse en las nuevas tierras, llevando consigo herramientas, alimentos, plantas y animales para comenzar una vida nueva. Así un grupo de colonizadores llegó a poblar la isla de Rapa Nui. Es posible que hallan llegado en una o dos grandes canoas, abandonando disputas territoriales o familiares, hambrunas o guerras. En la estructurada sociedad polinésica, era el hijo mayor el que heredaba las tierras de un jefe y los hijos menores partían a buscar fortuna a otros lados.

En cuanto a la fecha exacta del poblamiento de Rapa Nui, actualmente no existe consenso entre los investigadores, pero se postula que debió haber sido en los primeros siglos de la era cristiana. Los recién llegados se encontraron en una isla con limitados recursos, extremadamente aislados de otros lugares poblados y en ella desarrollaron una cultura compleja y fuertemente estratificada. La magnificencia de los restos materiales de la antigua cultura Rapa Nui, demuestra un extraordinario conocimiento en diversas especialidades, tales como arquitectura, arte, astronomía y creación de un sistema de escritura.

Numerosas leyendas y mitos de la cultura Rapa Nui, hacen referencia al período de poblamiento, conociéndose los nombres del primer rey (ariki) y las personas que lo acompañaron. Este ariki -Hotu Matu’a- es la figura fundacional de toda la cultura Rapa Nui. En la memoria colectiva se mantiene parte importante de la historia posterior, en especial aquella que relata la división que Hotu Matu’a hace de las tierras apenas arribado a la isla, entregando a cada hijo una porción para que formaran entre ellos las diferentes tribus[6]. Tal como en otras islas de la Polinesia, las tribus se organizan en dos grandes confederaciones exógamas que mantienen y regulan tanto el sistema social como económico. Hacia el norte y oeste de la isla, se establece la confederación de los Ko tu’u aro ko te mata nui, y hacia el sur y este, la confederación de los Ko tu’u hotu iti ko te mata iti. Dentro de cada una de ellas las distintas tribus se organizan jerárquicamente y, a su vez, al interior de estas, se establecen linajes que también presentan una fuerte estratificación social. Todos los linajes de una tribu reconocían diferentes grados de parentesco con el ancestro común[7].

Uno de los rasgos más distintivos de la cultura ancestral Rapa Nui, fue la importancia que se le daba al culto de los antepasados. Cada linaje tenía su centro religioso y político en un sector cercano a la costa, desde el cual controlaba una parte del territorio hacia el interior de la isla (Ver Mapa Nº 16).

Los centros religiosos se componían de grandes altares (ahu), sobre los cuales se construyeron estatuas que representaban ancestros deificados[8]. Esta forma de representación de los ancestros -cuyo período de fabricación o construcción duró aproximadamente un milenio- sigue un patrón de construcción esculpido, que se repitió cerca de 1.000 veces -porque hay más de mil moay-, y con leves modificaciones en estilos, tamaños y materiales. Las estatuas formaban parte de un sistema simbólico que adjudicaba a los antepasados la tenencia de mana, fuente de la abundancia de bienes, de prestigio y la perpetuación del poder y la legitimación de la autoridad de los ariki y la clase dominante.

En términos generales, este tipo de estructuras monumentales deriva de un modelo de arquitectura religiosa polinésica que, con el tiempo, en Rapa Nui fue adquiriendo características constructivas y elementos propios. Sin embargo, conservaron su significado y función ancestral. La innovación escultórica en Isla de Pascua, implicó cambios arquitectónicos que permitieran soportar y asegurar la estabilidad de las estatuas (moai), convirtiéndose en estructuras que fueron prestigiando cada vez más a los linajes ejecutores de estas obras. Los fechados radiocarbónicos para estos ahu sitúan su construcción entre los siglos VIII y XI d.C.

La elaboración de estatuas más colosales sería el signo inequívoco del fuerte mana de cada ariki. En términos materiales, significó destinar cada vez mayor cantidad de recursos y energía a estas actividades. Con los años, la población de la isla aumentó a un número estimado por algunos investigadores en más de diez mil habitantes, ejerciendo esta una fuerte presión sobre los recursos productivos, tanto para alimentarse como también para sustentar las fiestas con sus exorbitantes exigencias de ostentación, sobrepasando probablemente la capacidad de carga de la isla[9]. Como resultado de ello, el sistema entró en una fuerte crisis que culminó con el quiebre del sistema ideológico tradicional, principalmente por el desprestigio de la clase aristocrática y la incapacidad de esta de proveer en abundancia los bienes y el sustento para la población, con la consiguiente pérdida del mana o poder de los símbolos que la sostienen[10]. Ello condujo a guerras intertribales y a la destrucción de los centros ceremoniales, derribamiento de sus estatuas, destrucción y quemas de plantaciones y viviendas. A partir de este momento de crisis, aproximadamente en el 1500 de nuestra era, se inicia un nuevo sistema marcado por una sucesión de cruentas guerras intestinas, que fue minando todo el sistema tradicional hasta llegar a conformar un nuevo orden social, político y económico, reemplazando el antiguo por otro, cuyas prácticas rituales asegurasen la obtención y transmisión del mana, generador de abundancia y prestigio[11] que se plasma en los rituales que se realizaban en Orongo; ceremoniales donde el prestigio y poder, es alcanzado por el jefe del representante del linaje ganador de una competencia por la obtención del primer huevo del ave manutara (Sterna fuscata).

Fue durante este proceso de readaptación de la cultura rapanui, cuando llegan los primeros navegantes europeos a la isla.


[6] En la literatura especializada se traduce frecuentemente tribu como mata. Sin embargo, cada unidad de la confederación también se denomina mata. Hotus hace esta distinción y se refiere a las tribus como ure. Mata también se traduce como pueblo o nación. ( véase Fuentes, Jordi. Diccionario... Op. cit.: 255. Métraux, Alfred. Ethnology of... Op. cit.: 119, 120. Alberto Hotus, comunicación personal).
[7] Goldman, Irving. Ancient Polynesian Society. The University of Chicago press. Chicago. 1970. pp. 94-121. Métraux, Alfred. Ethnology of... Op. cit.: 119-139. McCall, Grant. Rapanui: tradition and Survival on Easter Island. Univ. of Hawaii Press Honolulu. 1981. pp. 15-46.

[8] Descripciones detalladas de este tipo de estructuras se pueden ver en: Heyerdahl. Thor Archaeology of Easter Island. Vol. I. School of American Research and the Museum of New México. Albuquerque. 1961. Métraux, Alfred. Ethnology of... Op. cit.: 283-307. Stevenson, Christopher. “Corporate Decent Group Structure in Easter Island Prehistory”. PhD Dissertation. The Pennsylvania State University. 1984. Seelenfreund, Andrea. “Los primeros pobladores de Rapanui: 400-1868 d.C.”. En: Jorge Hidalgo, Virgilio Schiappacasse, Hans Niemeyer, Carlos Aldunate e Ivan Solimano (Eds.), pp. 381-401. Prehistoria. Desde sus orígenes hasta los albores de la conquista. Editorial Andrés Bello. Santiago. 1989. pp. 381-402. Martinsson-Wallin Helene y Paul Wallin. “Ahu and Settlement: Archaeological Excavations at Anakena and La Perouse”. Editado por C. Stevenson y W. Ayres, pp. 27-44. Easter island archaeology: research on early rapanui culture. Easter Island Foundation Los Osos. 2000.
[9] Cristino, Claudio; Andrés Recasens, Patricia Vargas, Edmundo Edwards y Lilian González. Isla de Pascua. Procesos, alcances y efectos de la aculturación. Instituto de Estudios de Isla de Pascua. Universidad de Chile. Isla de Pascua. 1984. Flenley, John. “New Data and new Thoughts about Rapa Nui”. En: C. Stevenson, G. Lee y F. Morin (Eds.). Easter Island in Pacific Context. South Seas Sympsoium. Proceedings of the Fourth International Conference on Easter Island and East Polynesia. University of New Mexico. The Easter Island Foundation. Los Osos. California. 1998. pp. 125-128.
[10] Castro, Nelson. “Misioneros y milenaristas en Isla de Pascua, 1864-1914”. Tesis para optar al Grado Académico de Licenciado en Historia Universidad de Valparaíso. Valparaíso. 1996.

[11] Ibíd.: 29.