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Presentación

El territorio de Coz Coz* se sitúa en la zona de Panguipulli, al nororiente del lago del mismo nombre, en la actual Región de Los Lagos.
Ahí se celebró el 18 de enero de 1907 el último parlamento mapuche destinado a decidir el cacicazgo de las comunidades de “ochenta leguas a la redonda” buscando defenderse de los atropellos, vejaciones y asesinatos producidos por chilenos y extranjeros asentados o colindantes a las tierras ancestrales de los indígenas.
El parlamento anterior celebrado con el general Cornelio Saavedra en 1864, con el cual se cerró parcialmente el proceso de “Pacificación de la Araucanía” (eufemismo con el cual se denominó la campaña militar encaminada a la toma definitiva del
* Kod kod: huiña (gato montés) amarillenta con pintas negras.
territorio entre el Bio-Bio y Valdivia), no tuteló mayormente los derechos de los mapuches, a quienes -como consta en el reportaje que hoy reeditamosarrebataron junto a su dignidad, sus posesiones, animales y tierras.
En 1857 se establecieron en la Araucanía los misioneros Capuchinos de la orden Seráfica de San Francisco de Asís.
Ya en 1904 arribó a Panquipulli el misionero capuchino Fray Sigifredo de Franenhands, doctorado en Derecho de Baviera, enviado a instalar una misión en la zona.
El misionero, unos años después y al tanto de los graves injusticias que se cometían contra los indígenas, se erigió en su defensor en el juzgado de Valdivia innumerables veces.
En sus continuos viajes a la ciudad de los ríos, conoció al joven periodista del Diario Ilustrado, Aurelio Díaz Meza, a quien invita el Parlamentode Coz Coz, para que él, por propia vivencia, dé cuenta y difunda la grave situación que aqueja a los mapuches de la zona de Panguipulli.
Este reportaje testimonial, refleja la mirada de un joven periodista ansioso por develar la parafernalia instalada en relación a los mapuches.: “los indios son borrachos, flojos, ladrones, miserables”.
Una apreciación aberrante, como sabemos aún en boga a pesar de los avances que se realizan en la relación de la sociedad chilena con la indígena, y que ha legitimado todo tipo de abusos e injusticias.
El Parlamento de Coz-Coz posee la importancia de ser una visión en terreno y una apreciación con mirada periodística, flexible, porque va modificando su juicio inicial en contacto directo con el medio territorial donde se desarrolla y las personas indígenas que protagonizan este emblemático encuentro.
Cuando leemos las formas de apropiación de tierras indígenas pormedio del engaño y la violencia ejercida por chilenos y extranjeros avecindados en estos territorios, nos surge la interrogante en relación al verdadero origen de los títulos de dominio hacendal actuales. Quizás un profundo estudio histórico dilucidaría con justicia y equidad actuales conflictos de tierras irresueltos.
También nos convoca a reflexión las denuncias casi nunca tomadas en cuenta, en este caso, por el Juzgado de Valdivia, tal como lo aseveran los testimonios entregados al periodista por los caciques Francisco Huichalaf, Antonio Cañiuñanco y otros. En la lista de los depojados aparecen los nombres de Joaquín mera, “el bandido Mera”, como lo recuerdan aún algunios ancianos lafkenches de San José de la Mariquina; Engelmeyer, Jaramillo, Abel Peña, la Compañia Ganadera San Martín y su gerente Fernando Camino, de triste recuerdo en Panguipulli; el capitán Large, Cortéz, Dionisio vio, Francisco Sproel, etc.
Este reportaje de realiza en 1907 durante el gobierno de pedro Montt, hace poco menos de un siglo y entrega antecedentes valiosos de la conducta indígena, tales como el respeto a las leyes con las cuales son sojuzgados, el acatamiento a la orientación pacifista de los misioneros, la disposición a enrolarse para combatir por Chile cundo se habló de guerra con Argentina.
Su lectura despierta resonancias con el tono asombrado de Pineda y Bascuñán en el relato de sus nueve mese de Cautiverio feliz entre los mapuche, tres siglos antes, al descubrir que los indios no son el demonio que los españoles cuentan, sino todo lo contrario: también poseen alma...
Documentos como estos ayudan a despejar la ignorancia que existe acerca de los pueblos originarios de Chile.
Parafraseando a Leonardo de Vinci: “Amamos lo que conocemos. Y amamos profundamente lo que conocemos profundamente”.
El mutuo, profundo y solitario conocimiento es el camino del respeto y aceptación a la diversidad: somos iguales, porque somos distintos.
Bruno Serrano Ilabaca Comunidad Ser Indígena