Portada Anterior Siguiente Índice | 8. El orden republicano y la nacionalización de los indígenas

8. El orden republicano y la nacionalización de los indígenas


El concepto de ciudadano que surgió con las acciones la Junta de Gobierno de 1810, y luego el proceso independentista, se basaba en el principio de igualdad. Tal como lo planteaba Camilo Henríquez,

El deseo de la libertad se acompaña siempre con el de la igualdad conviene pues que se persuadan que los reconocemos por iguales a nosotros, que nada hay en nosotros que nos haga superiores a ellos, que la opinión estará a favor suyo, serán entre nosotros elevados a todas las dignidades, se estrecharán nuestras familias con las suyas por los vínculos de la sangre, siempre que no haya disonancia en la educación, religión, modales y costumbres[54].

Sin embargo, bajo este supuesto, subyacía la idea de que los indígenas sólo serían considerados si abandonaban su carácter de tales, su identidad y pertenencia étnica. Juan Egaña, constitucionalista de la elite emergente, refiriéndose al régimen de castas que había prevalecido durante la época monárquica, afirmaba:

Hombres que tienen la infamia vinculada a su color y que por ello deben vivir sin esperanza de alguna consideración, no pueden tener costumbres, ni honor, gozan lo que pueden, que es el placer de los vicios; ellos se unen a la restante plebe, y la hacen igualmente vil. En Chile no hay ramo de industria que ejerciten los negros ni los indios, con que no son necesarios...[55].

No obstante, en 1813, la Junta de Gobierno dicta un Reglamento-Ley cuyo objetivo era generar una legislación protectora de los indígenas. En este sentido, la primera acción importante consistía en erradicar a la población indígena de los “pueblos de indios”, para evitar su separación del resto de la población, por lo cual se decide rematar estas tierras. Con los fondos obtenidos cada indígena sería dotado de un “rancho” y de una “propiedad rural”, herramientas para la labranza y semillas. Lo que no asegurará la propiedad de los indígenas sobre estas propiedades, aun cuando en 1823, se decreta que sus posesiones hasta ese momento son de carácter perpetuo. Sin embargo, ese mismo año, las tierras “sobrantes” de los pueblos de indios son también puestas en “pública subasta”, lo que habría acelerado el proceso de absorción de sus habitantes por las haciendas vecinas, y como máximo en calidad de inquilinos[56].

De esta forma, los indígenas del valle central no fueron incorporados en su calidad de tales a la realidad de la nación que se estaba conformando, sino que, y fundamentalmente, a través de la historiografía nacional serán transformados en personajes de un pasado mítico, lejano, y en este sentido adquieren un papel preponderante sólo aquellos que opusieron resistencia a la invasión y luego a la conquista española, mientras que el resto de aquellos fue olvidado y silenciado bajo la sombra de un imaginario mestizo que niega su raíz indígena y la diversidad de aquella[57].

Chile central se vio a sí mismo como imagen de todo el país. El mestizaje generalizado que ha sido explicado en estas líneas, el proceso de transformación de los indígenas en el "pueblo chileno" no fue igual al que ocurrió en las fronteras, en los bordes, en donde los indígenas se mantuvieron como tales a pesar de todo. La cuestión indígena moderna se trasladó al Norte Aymara y Atacameño, a Rapa Nui, a la frontera del sur donde el pueblo mapuche mantuvo sus fueros por siglos hasta muy entrado el diecinueve y a los extremos del territorio donde los diversos pueblos de canoeros y fueguinos debieron sufrir la extinción, prácticamente, al comenzar el siglo veinte. La revisión de la Historia de Chile muestra que el pasado y presente indígena se confunden en una realidad permanente. No sólo los nombres y la toponimia persiguen el imaginario cotidiano, sino que las demandas de los derechos indígenas sacuden y cuestionan a la sociedad chilena al comenzar el siglo veintiuno.


[54] Henríquez, Camilo. Escritos Políticos. Santiago. 1960.
[55] Citado por Martínez, Melchor. Memoria Histórica sobre la revolución de Chile desde el cautiverio de Fernando VII hasta 1814. Vol. 1. Santiago. 1960. p. 142.
[56] Lipschutz, Alejandro. La comunidad indígena en América y en Chile. Su pasado histórico y sus perspectivas. Editorial Universitaria. Santiago. 1956. pp. 147-149.
[57] Los tejidos en crin de Rari, las cerámicas de Pomaire, las fajas de Melipilla y muchas otras artesanías (desde la mirada actual) delatan fragmentos del pasado indígena de la zona central de Chile.