4.
El Pueblo de Indios de Huasco Alto: un refugio diaguita
La
descendencia de este grupo indígena, ha permanecido en la zona del Huasco
Alto desde tiempos pretéritos. Para conocer más su trayectoria
temporal, se han recogido datos de la historia oral y antecedentes que
permitieran fijar hitos en la historia local y encontrar elementos para una
explicación preliminar acerca de la procedencia, permanencia y refugio en
esta zona de cordillera de familias de raigambre diaguita. La exploración
se centra en el análisis de la pre y protohistoria regional del Huasco,
teniendo en el otro extremo de la línea temporal y territorial la
existencia de evidencias arqueológicas, que permiten reconocer la
presencia de la cultura Molle y Las Ánimas en los mismos sitios ocupados
por los
huascoaltinos.
Para
efectuar una aproximación a la identidad etnohistórica de los
Huascoaltinos, se tuvo presente que los cronistas hispanos sólo se
refieren a estos grupos indígenas locales como “naturales de estos
valles”:
Géronimo de Vivar, Cristobal de Molina y Mariño de Lobera, a
excepción de
Lizárraga
que los compara e identifica con los diaguita-calchaquí. La
denominación de “naturales” se sigue utilizando en otros
documentos coloniales
posteriores,
y para el caso de los autores chilenos, los identifican como
“descendientes de los primeros
indios”.
Sólo los estudios regionales de Ricardo Latcham, en las primeras
décadas de este siglo, han permitido considerar a los Huascoaltinos
dentro del contexto de una identidad regional para estos habitantes originarios,
es decir, considerarlos ‘diaguitas chilenos’ de acuerdo a la
proposición de
Latcham.
Al
plantear el carácter de descendientes diaguitas de los Huascoaltinos, se
recurre a
Lizárraga,
quien en su crónica del siglo XVII establece el parentesco entre los
Diaguitas-Calchaquí y los indios habitantes de los valles de
Copiapó y Huasco. El trabajo de
Nardi
indica que la terminación “ay” es típica e
identificatoria de la cultura diaguita del noroeste argentino. También el
estudio propositivo de
Ampuero
habla de la “nación diaguita” para la población de
estos valles del norte chico y la propuesta de
Ampuero-Hidalgo
postula reconocer en la estructura social de los indígenas de estos
valles una “Federación de Señoríos duales
Diaguitas”. Finalmente, Ricardo Latcham propone, en las primeras
décadas de este siglo, que se les debe llamar ‘Diaguitas
Chilenos’ a los habitantes originarios de los valles de Copiapó a
Choapa, en virtud de evidencias arqueológicas, antropológicas y
etnohistóricas de los indígenas de Atacama y
Coquimbo:
“...
a esta rama (indígenas del Norte Chico) no se ha asignado un nombre
oficial, hablándose de ella simplemente como naturales de los diversos
valles que ocupaban”, (...) “Hace veinte o más años,
el que esto escribe, confirmando sospechas insinuadas por el Dr. Moreno y otros
escritores argentinos, propuso que se diera a estos indios el nombre de
‘Diaguitas Chilenos’, el que poco a poco ha sido adoptado por
autores
posteriores...”.
La
propuesta de Latcham de denominar diaguitas a los indígenas del Norte
Chico, fue asumida por los arqueólogos e historiadores. Sin embargo, la
denominación diaguita sólo se ha utilizado para el período
pre y protohistórico y para la ergología y cronología
arqueológicas, existiendo escasos estudios sistemáticos para el
período colonial
post-conquista,
y para el republicano, que den cuenta del destino de los primeros naturales. Mas
bien para estos, se adoptó la teoría de la aculturación y
el mestizaje que explicaban la pérdida de los rastros culturales de estos
indígenas.
Se hizo común hablar de la cultura diaguita en Chile, como vestigios
materiales de hombres y mujeres hoy inexistentes o desaparecidos en el mestizaje
cultural y racial o dispersos por el desarraigo. Un ejemplo sintético de
esta concepción fue expresada por el profesor Horacio Zapater, quien
identifica como diaguitas a las culturas indígenas de los valles de
Copiapó, Huasco, Elqui, Límari y Choapa, pero
agrega:
“... al sur del desierto de
Atacama, en los valles del Norte Chico, los modos de vida indígena
perduraron poco tiempo, ya fuera por el mestizaje, o por la asimilación
cultural...”.
Sin
embargo, es probable que la asimilación cultural y el mestizaje haya
hecho desaparecer los rasgos de la cultura diaguita así como
también la presencia indígena sólo en algunos valles
-especialmente Elqui, Limarí y Choapa-, sin embargo, en otros perduraron
en distintos grados los modos de vida originarios, pero con desaparición
de la lengua kakán. La presencia de familias descendientes de diaguitas,
eran todavía reconocidas hasta entrado el siglo XX en los últimos
vestigios del Pueblo de Indios San Fernando de
Copiapó.
En el caso del reducto diaguita huascoaltino, perduró a través de
la tenencia de las tierras del pueblo de indios de Huasco Alto y su uso,
ocupación y asentamiento se mantuvo a lo largo del período
colonial (Ver Mapa Nº 14) y republicano, constituyendo los valles de la
cordillera en la cuenca del río Tránsito, un espacio de refugio de
los diversos linajes indígenas.
Niemeyer, Hans.
“Investigación arqueológica en el valle del Huasco”.
Notas
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Op. cit.:
32.
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