Portada Anterior Siguiente Índice | 4. El Pueblo de Indios de Huasco Alto: un refugio diaguita

4. El Pueblo de Indios de Huasco Alto: un refugio diaguita


La descendencia de este grupo indígena, ha permanecido en la zona del Huasco Alto desde tiempos pretéritos. Para conocer más su trayectoria temporal, se han recogido datos de la historia oral y antecedentes que permitieran fijar hitos en la historia local y encontrar elementos para una explicación preliminar acerca de la procedencia, permanencia y refugio en esta zona de cordillera de familias de raigambre diaguita. La exploración se centra en el análisis de la pre y protohistoria regional del Huasco, teniendo en el otro extremo de la línea temporal y territorial la existencia de evidencias arqueológicas, que permiten reconocer la presencia de la cultura Molle y Las Ánimas en los mismos sitios ocupados por los huascoaltinos[36].

Para efectuar una aproximación a la identidad etnohistórica de los Huascoaltinos, se tuvo presente que los cronistas hispanos sólo se refieren a estos grupos indígenas locales como “naturales de estos valles”[37]: Géronimo de Vivar, Cristobal de Molina y Mariño de Lobera, a excepción de Lizárraga[38] que los compara e identifica con los diaguita-calchaquí. La denominación de “naturales” se sigue utilizando en otros documentos coloniales posteriores[39], y para el caso de los autores chilenos, los identifican como “descendientes de los primeros indios”[40]. Sólo los estudios regionales de Ricardo Latcham, en las primeras décadas de este siglo, han permitido considerar a los Huascoaltinos dentro del contexto de una identidad regional para estos habitantes originarios, es decir, considerarlos ‘diaguitas chilenos’ de acuerdo a la proposición de Latcham[41].

Al plantear el carácter de descendientes diaguitas de los Huascoaltinos, se recurre a Lizárraga[42], quien en su crónica del siglo XVII establece el parentesco entre los Diaguitas-Calchaquí y los indios habitantes de los valles de Copiapó y Huasco. El trabajo de Nardi[43] indica que la terminación “ay” es típica e identificatoria de la cultura diaguita del noroeste argentino. También el estudio propositivo de Ampuero[44] habla de la “nación diaguita” para la población de estos valles del norte chico y la propuesta de Ampuero-Hidalgo[45] postula reconocer en la estructura social de los indígenas de estos valles una “Federación de Señoríos duales Diaguitas”. Finalmente, Ricardo Latcham propone, en las primeras décadas de este siglo, que se les debe llamar ‘Diaguitas Chilenos’ a los habitantes originarios de los valles de Copiapó a Choapa, en virtud de evidencias arqueológicas, antropológicas y etnohistóricas de los indígenas de Atacama y Coquimbo:

“... a esta rama (indígenas del Norte Chico) no se ha asignado un nombre oficial, hablándose de ella simplemente como naturales de los diversos valles que ocupaban”, (...) “Hace veinte o más años, el que esto escribe, confirmando sospechas insinuadas por el Dr. Moreno y otros escritores argentinos, propuso que se diera a estos indios el nombre de ‘Diaguitas Chilenos’, el que poco a poco ha sido adoptado por autores posteriores...”[46].

La propuesta de Latcham de denominar diaguitas a los indígenas del Norte Chico, fue asumida por los arqueólogos e historiadores. Sin embargo, la denominación diaguita sólo se ha utilizado para el período pre y protohistórico y para la ergología y cronología arqueológicas, existiendo escasos estudios sistemáticos para el período colonial post-conquista[47], y para el republicano, que den cuenta del destino de los primeros naturales. Mas bien para estos, se adoptó la teoría de la aculturación y el mestizaje que explicaban la pérdida de los rastros culturales de estos indígenas[48]. Se hizo común hablar de la cultura diaguita en Chile, como vestigios materiales de hombres y mujeres hoy inexistentes o desaparecidos en el mestizaje cultural y racial o dispersos por el desarraigo. Un ejemplo sintético de esta concepción fue expresada por el profesor Horacio Zapater, quien identifica como diaguitas a las culturas indígenas de los valles de Copiapó, Huasco, Elqui, Límari y Choapa, pero agrega: “... al sur del desierto de Atacama, en los valles del Norte Chico, los modos de vida indígena perduraron poco tiempo, ya fuera por el mestizaje, o por la asimilación cultural...”[49].
Sin embargo, es probable que la asimilación cultural y el mestizaje haya hecho desaparecer los rasgos de la cultura diaguita así como también la presencia indígena sólo en algunos valles -especialmente Elqui, Limarí y Choapa-, sin embargo, en otros perduraron en distintos grados los modos de vida originarios, pero con desaparición de la lengua kakán. La presencia de familias descendientes de diaguitas, eran todavía reconocidas hasta entrado el siglo XX en los últimos vestigios del Pueblo de Indios San Fernando de Copiapó[50]. En el caso del reducto diaguita huascoaltino, perduró a través de la tenencia de las tierras del pueblo de indios de Huasco Alto y su uso, ocupación y asentamiento se mantuvo a lo largo del período colonial (Ver Mapa Nº 14) y republicano, constituyendo los valles de la cordillera en la cuenca del río Tránsito, un espacio de refugio de los diversos linajes indígenas.


[36] Niemeyer, Hans. “Investigación arqueológica en el valle del Huasco”. Notas del Museo Nº 4. Museo Arqueológico de La Serena. La Serena. 1955. Y del mismo autor: “Cultura El Molle de río Huasco. Revisión y síntesis”. Actas del VIII Congreso de Arqueología Chilena. Valdivia. 1979. Iribarren, Jorge. “Arqueología del Valle del Huasco. Provincia de Atacama”. Revista de la Universidad Católica de Chile. Años Xl y XLI Nº 1. Santiago. 1956.
[37] Bibar, Géronimo de. Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile. Fondo Histórico y Bibliográfico. José Toribio Medina. Santiago. 1966. Molina, Cristóbal de. Conquista y Población del Perú. En José Toribio Medina 1888-1902. 1895. Santiago. Y Mariño de Lobera, Pedro. Crónica del reino de Chile. Biblioteca de Autores Españoles. Tomo CXXXI. Madrid. 1867.
[38] Lizarraga, Fray Reginaldo de. Descripción del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile. Historia 16. Madrid, 1987 [1607].
[39] Jara, Álvaro y Sonia Pinto. Fuentes para la Historia del Trabajo en el Reino de Chile. Legislación 1546-1810. Tomo II. Editorial Andrés Bello. Santiago.1983.
[40] Sayago, Carlos María. Historia de Copiapó. Editorial Francisco de Aguirre. Santiago. 1997 (1874). Y Domeyko, Ignacio. Mis Viajes. Memorias de Un exiliado. Tomo Y. Ediciones de la Universidad de Chile. Santiago. 1977 [1840].
[41] Latcham, Ricardo. “Los Indios Antiguos de Copiapó y Coquimbo”. Revista Universitaria. Universidad Católica de Chile. Santiago. 1923.
[42] Lizarraga, Fray Reginaldo de. Descripción del Perú... Op. cit.

[43] Nardi, Ricardo. “Observaciones sobre los nombres indígenas documentados en el noroeste argentino”. En: Gentile, M.: El “control vertical” en el noroeste argentino, pp. 170-174. Casimiro Quirós. Edic. Buenos Aires. 1986.
[44] Ampuero, Gonzalo. La Cultura Diaguita. Museo de La Serena. La Serena. 1986. p. 33.
[45] Ampuero, Gonzalo y Jorge Hidalgo. “Estructura y proceso en la prehistoria y protohistoria del Norte Chico de Chile”. Chungará Nº 5. Universidad del Norte. Arica. 1975.
[46] Latcham, Ricardo. “Los indios antiguos...” Op. cit.: 893.
[47] Téllez, Eduardo. “La Identidad Diaguita”. Publicado en Etnika, Actas de Historia Indígena. Universidad Católica Blas Cañas. Departamento de Historia y Geografía. Santiago. 1994. Y del mismo autor: “La Dominación Hispana y la Desintegración de la Sociedad Diaguita: Un estudio de Facetas”. Proyecto Fondecyt Nº 193-0311. En: Biblioteca Fondecyt. Santiago. 1995.
[48] Medina, José Toribio. Los aborígenes de Chile. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Santiago. 1952 [1882]. Zapater, Horacio. Los aborígenes chilenos a través de cronistas y viajeros. Editorial Andrés Bello. Santiago. 1973.
[49] Zapater, Horacio. Los aborígenes chilenos... Op. cit.: 32.

[50] Sayago, Carlos María. Historia de Copiapó... Op. cit. Gigoux, Enrique. “Notas, observaciones y recuerdos de los indígenas de Atacama”. Revista Universitaria Nº 8. Año 12 . Vol III. Universidad Católica de Chile. Santiago. 1927.